Capítulo 37

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Recuerdo la primera vez que la vi. Fue desde nuestro primer día de clases, éramos unos niños. Pero para mi, ya era la mujer más hermosa que había visto en mi corta vida. Traté de hablarle, pero era tan llena de vida que en todos lados llamaba la atención.

Sonreía como si no hubiera un mañana. Hablaba con todos los niños. Claro, no con el niño regordete. Pero con tan sólo verla sonreír, mi día era alegre.

Después, pasamos a secundaria; yo había bajado de peso, pero no tanto como para llamar su atención, y los cambios hormonales no ayudaban mucho. Pero ella era todo lo contrario, había crecido. La voz, seguía siendo angelical pero con un leve tono grueso. Era delgada, pero poco a poco su cuerpo iba tomando forma. Era alta, pero no más que yo, éramos perfectos. Para mi mala suerte, encajaba con el prototipo de niña perfecta para los idiotas de la secundaria. Aparte, de que su personalidad seguía siendo igual de resplandeciente. En la secundaria sólo hablamos 4 veces. 2 de ellas, para pedirme una tarea, aunque tengo que reiterar que ella es inteligente, pero el novio que tenía en ese entonces era un idiota al cien por ciento. Las otras dos, fueron para pedirme disculpas.

Pasamos a bachilleres. Yo había recaído, mi madre había muerto y no se diga de mi padre. Había subido de peso nuevamente, y caí en las drogas, no era dependiente de ellas, pero ya me consideraban drogadicto. Sólo iba a la escuela por ella, en serio, que al verla, todo desaparecía a mi alrededor; olvidaba la muerte de mi madre, los abusos de mi padre y las adicciones.
Y entonces, un día, el idiota de su novio se burló de mi, llamándome drogadicto pendejo, y al escuchar que se le escapó una pequeña risa, mi corazón se rompió. Trató de ocultarlo, para después golpear a su novio, pero el daño ya estaba hecho en mi. La abrazó por los hombros, se dieron la vuelta y comenzaron a caminar, pero escuché bien como me volvía a insultar: "No sé como pude hablarle de frente, su boca apesta a mierda" mencionó su novio.

La miré con odio.

¿Por qué no me defendió?

Le guardé rencor desde entonces.
Nos graduamos. Yo fui a la Universidad, pero no le perdía la pista. La seguía, la investigaba. Dediqué mi vida universitaria a bajar de peso y terminar mis estudios como se debían. Terminé la carrera, me dediqué a trabajar y fue entonces cuando se me ocurrió lo de el secuestro. Era hora de tomar cuentas.

Pero al verla, humilde, despistada, sencilla todo cobró sentimiento otra vez sobre mí. Simplemente era hermosa, y todo lo que había sentido desde niño regresó más fuerte que nunca.

A lo largo de mis estudios tuve una que otra novia, pero sentía que nada se comparaba con ella. En pocas palabras mi vida amorosa; era un completo desastre. Y como era de esperarse el de ella no. Le salían novios y pretendientes por todos lados.

Me moría de celos. Celos de verla sonriendo con otro, verlos tomados de la mano.

Cambié tanto mi aspecto físico, que prácticamente era irreconocible. Llamaba más la atención a donde quiera que fuera. Y me agradaba.

Tenía sexo, demasiado. Y había una que realmente me marcó. Era tan parecida a Anna, pero era tan estúpida. Siempre que la penetraba podía escuchar la voz de Anna retumbar en mi cabeza. Me daba tanto placer físico, pero era un asco de persona. Nos acostamos durante mucho tiempo, hasta que miré a Anna correr, cuando chocamos. Se veía tan bella en esas medias deportivas. Me excité.

Psicópata.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora