Capítulo 33

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Quería pensar que todo el efecto que tenía sobre mi era simplemente odio. Pero mientras más pensaba, sentía que se iba transformando a otra cosa y no necesariamente era coraje u odio. Pero estaba bien, tenía que hacer lo necesario para poder salir de este maldito lugar.

Ya había aceptado dormir con él. Y con eso sólo buscaba (al menos) una cosa, quería llamar a casa. El hecho de que no fuera tan cercana a mi madre, no era el que no me preocupara por ella. ¿Llamaría a casa? ¿Estará preocupada por mi? ¿José de habrá dado cuenta de que desaparecí?

Aunque no descartaba la idea de que me encontraba en el edificio, aunque era muy poco probable. Tenía que hacer hasta lo imposible por averiguarlo.

Él regresó. Con un antifaz negro. Me extrañé. Pensé que dormiriamos aquí.

-Aquí está. Venga, tengo que ponertelo.- me di la media vuelta. Sentí las llemas de sus dedos recorrer mi mandíbula. Eran rasposas. Pareciera que toda la vida había trabajado.

Entonces tapó mis ojos y no vi nada más. Tomó mi mano. Y me giró hacia él. Me había acercado tanto a su rostro que podía sentir su respiración en mi frente, nuestra diferencia de estaura era bastante. Luego, la sentí sobre mi mejilla. La piel se me erizó y sentí una extraña sensación en mi pecho. Luego comenzamos a caminar.

Escuché como abrió la puerta. Caminaba un poco insegura, tenía miedo.

Su mano era bastante grande comparada con la mía. Fácilmente podría matarme con una sola. Mil cosas se me vinieron a la cabeza.

Paramos. Escuché llaves, y lo siguiente fue el abrir de una puerta, se escuchaba pesada, dimos unos 6 pasos más y paramos nuevamente. Cerró otra vez la puerta.

Y quitó el antifaz lentamente.

La habitación era linda. La cama obviamente era más cómoda, y tenía más luz, ésta en comparación con la mía estaba limpia y ordenada, y tenía una ventana. Era la oportunidad perfecta, pero tenía que distraerlo, tendría que ser por la noche.

Bien, bien. Era el momento. Entraba muy poca luz por la ventana, posiblemente le calculaba como las 7 pm. Pero estaba alta, tendría que subir de alguna manera. Lo único que se alcanzaba a ver era el cielo, no sabía si no estábamos en la ciudad o era un edificio muy alto.

No se que estaba haciendo él. Pero estaba buscando algo dentro de los cajones.

Toqué mi cuello, me dolía.

Tenía que hacerlo, era el momento.

Psicópata.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora