Capítulo 21

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No podía conciliar el sueño. Pero el simple hecho de tener los ojos cerrados me relajaba muchísimo. Estaba adolorida de todo el maldito cuerpo. Y más de las muñecas y mis tobillos. También me dolía la espalda. Estar tanto tiempo con las espalda tan recta cansa demasiado.

Daniel. ¿Ya se habrá dado cuenta que desaparecí? ¿Y José? Mi respiración se agitó. Mis padres. Hace mucho que no hablaba con ellos y comenzaba a sentirme culpable.

Sentí una mirada sobre mi. Abrí mis ojos. Ahí estaba él. Parado a unos cuántos centímetros de la cama. La luz era poca, pero podía ver perfectamente su rostro. Sus fuertes facciones. Su mirada causaba terror. Eran tan frívolos, intensos, daban escalofríos. Pareciera como si tratará de encontrar tu alma. Desenterrar todo.

Me estremecí. No decía nada. Y eso me provocaba aún más miedo.

-Te he traído algo de comer.- dijo y fue cuando me di cuenta que llevaba una bolsa en su mano derecha.

No le respondí simplemente giré mi cabeza.

-Mirame.- dijo, pero no obedecí.- Mirame.

No lo hice.

-Maldita sea. ¡Mirame ahora!- gritó tan alto que mi cuerpo reaccionó con un pequeño salto.  Lo miré. Lo miré y me sentí pequeña ante su intimidante mirada.

Dejó la bolsa sobre un pequeño espacio en la cama. Sacó una pequeña navaja. Mi corazón se aceleró. Y comencé a temblar cuando lo acercó a mi cara. Pero después lo dirigió a mis muñecas. Y cortó las cuerdas con las que me tenía amarrada.

-Levantate.- lo hice rápidamente. Sentí como mi espalda se contraía. Solté un gemido de dolor.

Toqué mis muñecas tratando de aliviar el dolor. Pero fue prácticamente imposible.

Él sólo me veía. Me intimidaba demasiado.

Sacó las cosas. Olía rico. Pero no tenía ganas de nada. Era una hamburguesa. Con papas y un refresco.

-Toma. Come.- me las extendió. Los tomé con miedo. Ya que estaba demasiado cerca de mi-No te haré daño, sólo come.

Abrí lentamente el papel que envolvía la hamburguesa. Y unas náuseas se adueñaron de mi. Tapé mi boca con la boca y negué con la cabeza.

-No puedo.- él bufó.

-Come. Ahora. No te lo repetiré.- seguía sentado. Pero acercó su cara a la mía. Más de lo que debería.

Me llevé la hamburguesa a la boca y le di una mordida. Sonrió. Su sonrisa cínica.

-Así me gusta princesa.

Lentamente me quitó una migaja que tenía sobre mi labio inferior. Me puse demasiado nerviosa. Y aunque estaba a unos cuántos centímetros de mi podía sentir su respiración sobre mi mejilla.

Psicópata.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora