Mi respiración se entrecortó. ¿Esto era en serio? Miré a todo mi alrededor como esperando a que parecieran las cámaras y un Daniel, burlándose de mi cara. Pero, no fue así. Traté de tranquilizarme. "No es nada, es sólo una broma" repetía cada segundo mientras arrugaba el papelito con hermosa caligrafía y lo tiraba al cesto de basura. Cerré los ojos un momento, mi respiración volvió a la normalidad.
Me dirigí al baño. Me despojé de toda mi ropa y abrí el agua. Esperé menos de tres minutos a que se templara y entré. Tallé mi cabello, aseé mi cuerpo y me cepillé los dientes. Tomé dos toallas, una para el cuerpo y una para el cabello. Recogí la ropa que anteriormente usaba y la metí al cesto de ropa por lavar. Me sequé el cuerpo y busqué ropa interior limpia. Me coloqué mi pijama y tomé mi celular. No saldría por nada del mundo de mi casa. Aún estaba un poco nerviosa por la carta. Así que le envié un mensaje a Daniel diciéndole que trajera todo lo necesario para hoy en la noche.
Apenas daban las doce del medio día y estaba más que aburrida. Con eso también llegaría la hora de la comida y como obviamente no iba a salir me las arreglaría con las porquerías que tengo en el frigorífico. Dos horas había pasado si despegar la mirada de las ventanas ni de las puertas, esa carta me había puesto realmente nerviosa. Para despejar un poco mi mente, iba a leer.
Me levanté del sofá y me dirigí a la estantería, tomé el libro de Brenda Joyce, "Un amor imposible", regresé a mi postura en el sofá y abrí en la primera página.
Amaba la literatura. Mi meta principal en la vida siempre fue cursar la carrera de letras y literatura. Lamentablemente, en lo único que me habían fallado mis padres era en siempre meterme en la cabeza; "Elige una carrera que te de dinero. Que todos tus esfuerzos valgan la pena para conseguir un buen dinero". Fue lo único erróneo en mi educación. La carrera de Derecho dejaba un poco más que Literatura e Historiadora pero menos que medicina. Era, de mi punto de vista lo que más se acercaba a la literatura.
Dos horas después, casi por terminar el libro el teléfono fijo comenzó a sonar. Dejé el apartado en la página que me había quedado y me dirigí a la mesita donde se encontraba el teléfono.
Lo descolgué.-¿Si?- Nada, nadie respondía. Presté atención y se escuchaban respiraciones- ¿hola?- ¡quería insistir! Esto realmente me estaba poniendo la piel de gallina. Tomé una larga bocanada de aire y colgué.
Fruncí el cejo. Esto se estaba poniendo muy extraño. Decidí no tomarle importancia. Tal vez sólo era otro de los estúpidos juegos de Daniel.
Mi estómago hizo un sonido extraño. Me moría de hambre. ¿Y cómo no? ¡Lo único que desayuné fue un cereal! Fui hacia la cocina y revisé las alacenas. Galletas saladas, salsa, cereal, pan integral, café, azúcar, crema en polvo, mayonesa y mostaza. ¡Ni siquiera me gusta la mostaza! Que irónico. Tomé el pan integral y la mayonesa. Los dejé sobre la isla y después abrí el frigorífico. Agua embotellada, cerveza, Dr. Pepper, leche caducada, chiles, jamón y lechuga. Saqué la lechuga y el jamón. ¡Casi lo olvido! Saqué la Dr. Pepper.
Me hice mi sándwich, mientras tomaba mi Dr. Pepper.
Seis de la tarde. En una hora más legaría Daniel. Ya había acabado el libro. El cual tenía un final desastroso. Justo iba a tomar el mando de la televisión cuando el teléfono fijo comenzó a sonar. Rechiné los dientes. ¡Ya me había acomodado! ¿No les ha pasado? Un sentimiento abrumador.
Descolgué y me lo llevé a la oreja.
-¿Hola?- nada. Nuevamente nada. Iba a colgar cuando escuché un... ¿Gemido? De un hombre. Sonaba ronca- ¿Hay alguien?- respiraciones entrecortadas fue lo que ahora se escuchó- Maldito demente- susurré y colgué.
Me iba volver a sentar pero sonó el timbre. ¡Maldita sea! Apreté los puños y me dirigí a la puerta. Abrí y había un Daniel sonriente con dos bolsas de Walmart, una bolsa trasparente con películas y una caja de pizza. Le sonríe y lo ayudé con la caja de pizza y la bolsa de películas. Los llevó a la cocina, cerré la puerta y lo seguí.
-Pensaba que llegarías a las siete- le dije. Giró para mirarme y rodó los ojos.
-Eres tan marica, Anna- le golpeé el hombro.
-¿Y ahora yo porque, hijo de puta?- me aventó la bolsa de Walmart a la cara y negó con la cabeza.
-Por nada,Anna. Por nada- lo miré mal pero sólo me ignoró. Tomó la pizza y la Pepsi que había comprado para los dos y se fue al living. Yo, tomé la bolsa de películas y lo seguí. Estaba acostado en MI SOFÁ con los brazos detrás de su cabeza.
-A veces eres muy comodino, ¿sabes?- le susurré mi senté a su lado. El me miró y me sonrió. Pasó su brazo derecho por mis hombros y me acercó a él.
-Aún así me amas- dijo y me dio un beso en la frente- Ahora, princesa pon la película. Ahrre, que me aburro- lo miré y me levanté. ¡Pero que quede claro que no soy sumisa!
Saqué las películas de las bolsas, antes de poner la de "El Perfume" me giré hacia él y le pregunté.
-¿Hoy me haz llamado aquí, al teléfono fijo?- negó con la cabeza.
-Sólo te hablé al movil, ¿recuerdas? Sólo eso. ¡Ah! Y el mensaje- asentí y metí la película.
Bueno,tal vez tenía que preocuparme un poco.
•••
N/A
¡Hola princesas! Espero que les guste. No se les olvide votar, comentar y recomendar. ¡Gracias! Por cierto, en la multimedia les dejo una foto de como me imagino a Anna (Anna Kendrick, "Notas Perfectas") y a Daniel (Daniel Radcliffe, "Harry Potter")
ESTÁS LEYENDO
Psicópata.
FanficÉl me seguía. Me siguió sin darme cuenta. Día y noche. Se había convertido en alguien obsesivo y celoso sin siquiera darme la cara. O al menos eso creía yo. Era un maldito demente. Un acosador. Soy Anna, y esta es la historia de como comenzó una vid...