Caminamos nuevamente hacía el cuarto. Estaba temblando.
Sentía la garganta seca. Me soltó sólo un poco para abrir la puerta. Se escuchó como ésta rechinó.
Me tomó con fuerza nuevamente y me dió un leve empujoncito para que siguiera caminando.
-Llegamos.- nuevamente tocó mi brazo. Lo subió lentamente. Recorrió todo hasta llegar a mis ojos. Quitó la venda tan delicado que por un momento no sentí su mano sobre mi rostro.
Me giré. Para quedar frente a él. Pero seguía sin poder mirarlo. Me intimidaba demasiado.
-He decidido que hoy no te amarraré. Supongo que se ha de sentir un poco de dolor. Y no quiero que tengas marcas por todo tu bello y glorioso cuerpo.-sonrió cínicamente y pasó su dedo por su labio inferior. De una manera tan escalofriante y sorprendente. Tan lento.
La navaja ya comenzaba a incomodarme ya que tenía una pequeña agarradera.
Dió un paso hacia mi. Negué con la cabeza. Otro más. Yo retrocedí. Bajo su mano entrelazando las dos de frente a su abdomen. Otro más.
-Quítate las zapatillas. Ahora.
¿Qué? ¿Cómo demonios lo supo?
Me agaché levemente para quitar con cuidado las zapatillas. Necesitaba pensar y actuar rápido. Para por lo menos intentar. Me quité el derecho primero. Le di una mirada rápida y vi que aún tenía su mirada sobre mi. Quité el izquierdo lentamente y actué como pude.
Con una rápidez de la cual me sorprendí saqué la navaja, me alejé de él lo suficiente para que no pudiera quitarmela tan fácil. Estiré mis brazos para que se sintiera al menos un poco amenazado.
Bajó la cabeza y comenzó a reírse. No se lo notaba nada de nervioso, intimidado o asustado. Todo estaba saliendo pésimo.
-Cariño. ¿Qué piensas hacer con eso?- me miró.
-Déjame salir.-tartamudeé. Dió un paso hacia adelante.- Alejate o juro que te encajo la puta navaja.
-Princesa, ese vocabulario.
Mi respiración comenzó a acelerarse.
-Si me dejas ir, prometo que no diré nada. No te meteré en problemas.- soltó una estrenduosa carcajada.
-No me importa lo que puedan hacerme los demás, pensé que eras lo demasiado inteligente como para darte cuenta que tu eres lo único que me importa.- su mirada era intensa. No dejaba de mirarme. Sabía muy bien el efecto que tenía en mi.
-¿Por qué yo? Nisiquiera te conozco, maldita sea.- me estaba cansando. Pero no podía bajar la navaja.
-Eso es lo que tu piensas Anna. Dios, eso quiero que veas. Pasé años tratando de llamar tu atención. Pero eras tan estúpida, egoísta y malditamente hermosa para fijarte en alguien como yo. Fue el único camino que me dejaste, amor.- me dejó sin palabras.
-Déjame ir ahora.
-No lo haré. Así que será mejor que sueltes eso Anna.
-¿Por qué yo?- volví a preguntar. Realmente me intrigaba saberlo. Río. Pasándose su mano por su larga cabellera.
-Eres el reflejo de mis más profundas obsesiones. Tus ojos. Tu maldita sonrisa. Esa manera de caminar. Cada vez que te miraba transformabas mi mundo y mi momento por completo. La primera vez que te vi quedé maravillado. Pero tenías tantas personas tras de ti, que pensé que nunca me harías caso. Y fue así- su mirada se transformó. Sus ojos se oscurecieron. Haciendo que se viera furioso. Produciendo un escalofrío dentro de mi.- Traté, realmente traté ser el mejor en todo. Y a ti sólo te importaban los malditos idiotas maricones. Y me prometí desde el instante que te reiste en mi cara por ser un asqueroso obeso que si no eras mía no serías de nadie más. Y ahí fue donde comenzó todo.
Me quedé atónita.
Y ahora lo recordaba.
El niño regordete. El adolescente con acné. El joven con horrible aliento y sobre peso.
Lo recordaba. Me había burlado cruelmente de él. Había sido una completa estúpida en ese entonces. Mi forma de pensar era inmadura aparte de el novio arrogante y egocéntrico que tenía. Me arrepentí por años por como lo traté. Era sólo un niño indefenso y yo una estúpida niña.
Y ahora trataba de recordar su nombre. Que vagamente nombraban en la escuela. Y es que el simple hecho de tener algunos defectos como él, hizo que su niñez y su adolescencia fueran un infierno.
Recuerdos como tirarle cosas en la cara o hacerle burla en física me vinieron a la mente. No sabía que iba tener tanto estragos. Y ahora todo caía sobre mi.
-Harry.- pronuncié como pude.
Sonrió.
-El mismo, cariño.
N/A
Holaaaaaa, espero que les haya gustado el capítulo.
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Quiero agradecerles en serio por todos los comentarios. Hay algunos que en verdad me dan risa y otros que me suben al ánimo para seguir escribiendo.Espero que les haya gustado y en serio de corazón muchas gracias.
Gracias, gracias, gracias. 💕
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Psicópata.
FanficÉl me seguía. Me siguió sin darme cuenta. Día y noche. Se había convertido en alguien obsesivo y celoso sin siquiera darme la cara. O al menos eso creía yo. Era un maldito demente. Un acosador. Soy Anna, y esta es la historia de como comenzó una vid...