Capitulo 20: El rescate.

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Dean cargó la escopeta.

- ¿Vamos a entrar a tiro limpio?

- No, yo voy a entrar a tiro limpio, tú te quedas aquí.

- No te lo crees ni tú, yo voy.

- Como tú bien dijiste antes, no eres una cazadora, y no pienso poner en peligro tu vida.

- Quiero salvar a Sam, voy a ir te guste o no, ahora la pregunta es: ¿vas a dejar que te acompañe o voy a tener que ir por libre?

- ¿Serás capaz de que no te maten?

- No te prometo nada.

- Te quiero en todo momento detrás mía.

- Tranquilo, no pretendía hacerme la heroína -Dean cogió una pistola- Por el bien de tu salud, espero que esa pistola no sea para mí.

- Sí que lo es, ¿algún problema?

- Sí, mi puntería aún está por pulir.

- Define pulir.

- Practicar mucho... Casi mato a Sam dos veces.

Dean se guardó la pistola.

- Pues más te vale saber hacer algo en el combate, no sabemos a cuántos demonios tendremos que hacer frente.

- Quizá pueda servir de distracción.

- No vas a ser la distracción... te matarían muy rápido.

- ¡Capullo!

- Vete al coche.

****

Las señales demoníacas nos llevaron hasta un viejo almacén abandonado. Dean cogió su pistola y la escopeta.

- No puede ir a puño limpio -del bolsillo interno de su chaqueta se sacó un cuchillo- Sabrás utilizarlo, ¿no?

- Nunca lo había usado para matar gente, pero creo que sabré improvisar.

- Vale, en cuanto entre, cuenta hasta diez y entra corriendo, localiza a Sam y sacalo de aquí. No te preocupes por mí, estaré bien.

- Vale.

Dean me miró una última vez y entró empuñando la escopeta. Uno... Dos... Tres... Cuatro... Oí disparos, ¡diez! Entré corriendo, había un montón de demonios, Dean parecía mantenerlos a raya. Me centré en mi cometido y eché a correr. Podía oír los disparos y los quejidos de los demonios. No veía a Sam por ninguna parte, entre todo el escándalo, pude ver dos demonios bajando por unas escaleras hasta lo que debía de ser un sótano, sin dudarlo les seguí. Según bajaba las escaleras, podía ver cadenas colgando del techo que acababan en ganchos como si fuese una carnicería, trampas para osos y otros artilugios de tortura. Los dos demonios estaban custodiando a Sam, él estaba atado a una camilla, en sus brazos tenía unos tubos que transportaban un líquido rojo que probablemente era sangre.

- ¡Hey, hijos de puta! -desenfundé el cuchillo- ¡Soltadle!

Los demonios se miraron entre sí con diversión y uno de ellos se aproximó a mí. Espero que no me de muchos golpes... El demonio fue a darme un derechazo, y entonces, recordé mi entrenamiento con Sam, me agaché y me agarré a su pierna.

- ¿¡Qué cojones!?

El demonio intentó zafarse de mí sin ningún éxito. Le clavé el cuchillo por la parte trasera de la pierna y la hoja atravesó su rodilla, el demonio cayó de rodillas mientras se quejaba y me ponía a parir, me levanté, y demostrando una velocidad de reacción totalmente impropia de mí, cogí uno de los ganchos y se lo clavé en la espalda, el demonio gritó como nunca, al ver que él iba a venir a arrancarme la cabeza, até la cadenas a las escaleras.

El otro demonio se puso en guardia. Vale, me lo voy a flipar mucho ahora, pero la adrenalina ha tomado mi cuerpo y ya no sé pensar. Cogí el cuchillo y se lo lancé, el mango del cuchillo le dio en el hombro... Debería de dejar de hacer estas cosas en estos momentos... El demonio sonrió y empezó a caminar hacia mí, eché a correr por el lugar, y, al parecer, la suerte está de mi lado, pues el demonio pisó una trampa para osos y cayó al suelo. Me acerqué a él y le pegué una patada en la cabeza.

- ¡Por gilipollas!

Me acerqué a Sam y le quité esos tubos de los brazos, el contorno de su boca tenía restos notables de algo rojo. ¿Qué le han hecho? Le pegué suavemente en la mejilla para ver si reaccionaba, pero no hacía nada. Por un momento abrió los ojos, parecía estar drogado.

- Tranquilo, Sam -le ayudé a incorporarse e hice que me usase de apoyo para caminar- Vamos a sacarte de aquí.

- Me temo que no, niña.

Azazel se interponía entre las escaleras y nosotros.

- ¡Hazte a un lado!

- ¿O qué?

- O te mataré.

Azazel se rió efusivamente.

- ¿Cómo lo vas a hacer sin esto? -Azazel me enseñó el colt.

- ¿Qué le has hecho a Sam?

- Le estoy ayudando a sacar lo mejor que hay en él. Y ahora, si me das a Sam por las buenas, no sufrirás.

- Ni de coña.

- Siempre lo hacéis tan difícil.

Azazel movió la mano y salí volando contra una pared. Él recogió a Sam del suelo.

- ¡Sam!

- Me estás obligando a deshacerme de ti.

- ¡Qué te jodan, asqueroso!

- Sigue así, ladra todo lo que quieras, eres igual que el mayor de los Winchester, se os escapa la fuerza por la boca.

- ¿Ah sí? -Dean le pegó a Azazel un puñetazo y le quitó el colt- Pues déjame que corrija tu frase -Dean le apuntó con el revólver.

- Bien jugado, pero la cosa no acaba aquí.

Azazel abrió la boca y un humo negro salió de su boca.

- ¡No! -Dean disparó, pero para entonces, Azazel ya había huido- ¡Mierda! -Dean miró a su hermano- Sam -Dean se arrodilló a su lado- ¿Qué coño le han hecho?

- No tengo ni idea, pero no ha sido nada bueno. Hay que sacarlo de aquí.

Chained souls (Sam Winchester)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora