Capitulo 39 Final: Superando la muerte.

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Resoplé al ver que Jake se había ido. ¿Cómo se atreve a decirme eso y luego irse como si nada? Bueno, por lo menos me dejó la daga. Toqué mi bolsillo trasero y sentí el mango de la daga.

Me giré hacia Sam y Dean que ya habían vuelto ha acercarse a mí.

- ¿Y ahora qué? -pregunté.

- Toca tomarnos un descanso.

- ¿Otro más? Dean, a este paso van a darte entrada VIP en los bares.

- Pues no estaría tan mal. Podrían dedicarme una bebida.

- Ya empieza a desvariar... -dijo Sam.

- Imaginaroslo: La Dean bebida.

- ¿No había nombres más cutres?

- Pensaba llamarla bebida Winchester, pero no quiero que Sam se aproveche de mi fama.

Sam le ignoró y entró en casa de Bobby.

- Buenas tardes, Dean.

Imité a Sam y me metí dentro mientras Dean soltaba más desvaríos.

****

Ya era de noche, estaba sentada encima del coche que había conducido Jake por todo este tiempo. Dejó las llaves en asiento del piloto, así que creo que ahora me pertenece.

Saqué el móvil y miré unas fotos que me había sacado con mi madre haciendo el idiota un par de días antes de que me fuese con Sam, luego pasé fotos y encontré una en la que estaba con Christopher en la cafetería. Juraría que una lágrima casi se me escapa.

- ¿Estás bien?

Me giré, Sam estaba al lado del coche con dos tazas de chocolate en las manos.

- Sam -le saludé- Sí, tranquilo, estoy perfectamente, sólo... recordaba viejos momentos.

- Lo siento -dijo sentándose a mi lado.

- ¿El qué?

- Tu vida ha sido un cúmulo de dolor y desgracias por mi culpa.

- No seas exagerado.

- Estuviste muerta durante dos semanas, tu madre y tu vecino murieron, te tuviste que enfrentar a una bruja del futuro que vino a matarte y...

Le cerré los labios con dos de mis dedos, él se quejó.

- Deja de decir esas cosas -le solté los labios- Te recuerdo que yo fui quien insistió en venir contigo.

- ¿Y no te arrepientes?

- No volvamos a tener la misma conversación que anoche por dios -miré las tazas de chocolate- ¿Me vas a dar una? -Sam sonrió y me dio una de ellas- Perfecto -le pegué un trago- Mañana podríamos salir de caza.

- ¿Mañana? Un poco pronto, ¿no?

- No, además, quiero cazar un hada.

- ¿Un hada?

- Sí, quiero aplastarla con mis manos.

- ¿Por qué?

- No me caen bien.

- No vamos a ir ha aplastara hadas.

- Vale, ¿entonces cazamos un hombre lobo? -Sam se levantó del capó del coche y se fue caminando- Vas a preparar las armas para mañana, ¿verdad? -Sam se fue sin decir nada más- Seguro que va a preparar las armas...

Una vez volví a la soledad, me volví a poner filosófica y tuve una especie de idea extraña y poco útil para la gente pero que a mí me serviría de mucho. Entré en casa de Bobby y cogí todo lo que necesitaba: Una libreta, un bolígrafo y un mechero.

Volví a salir, me senté en el capó del antiguo coche de Jake y apoyé la libreta sobre mi pierna.

"Hola, mamá. Sé que esto es una tontería pues seguramente jamás leas esto, pero a mí me hace sentir mejor, me ayuda a superar lo sucedido y a poder decirte adiós.

Quiero darte las gracias por todo lo que hiciste por mí durante todos estos años, sé que desde que tu querido marido, ahora viudo, se fue, lo pasaste mal, y a día de hoy me atrevo a decir que seguías así, pero no querías que te viese así, porque... ¿cómo podría la gran y maravillosa Cristina Jones dejar que su hija la viese derrumbarse? Demasiado orgullo.

También te digo que mi móvil echa de menos tus llamadas. Aunque no te lo hiciese saber, para mí has sido la mejor de las madres, y siempre te querré, creí que no podría hacerlo, seguir sin ti, pero, con ayuda de Sam, lo haré, seguiré adelante por ti, para que te sientas orgullosa de mí.

Y te juro que si tengo una hija, la llamaré Cristina, como tú querías hacer para poder llamarla 'CJ'. Te quiero mucho, mamá. Espero que ni siquiera en el cielo se te olvide. Hasta que nos volvamos a ver al otro lado. Cuídate.

Emily.


Terminé de escribir mi nombre en la carta y arranqué la hoja. Quité una lágrima de mi mejilla que se había escapado por culpa de los recuerdos que se vinieron a mi mente. Saqué el mechero e hice una hoguera con unos trozos de madera que encontré por ahí tirado.

Miré la carta por ultima vez y luego la dejé caer en la hoguera, observé como el papel se iba deshaciendo junto a las palabras que también ardían y desaparecían, alcé la cabeza y miré hacia las cenizas que ascendían hacia el cielo estrellado, hacia mi madre...

- Buenas noches, mamá -susurré.

AQUÍ el capítulo final, gente. Pero esperad, porque aún queda el epílogo. Y sí, sé que es decepcionante porque no hay ni sangre, ni sexo ni movida, pero el epílogo lo tendrá.

Chained souls (Sam Winchester)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora