Me di media vuelta en la cama, abracé a Sam y pasé una pierna por encima de él, escondí la cabeza en su cuello. Habíamos vuelto de la fiesta a las cinco y media de la mañana, los pies me dolían y estaba a punto de dormirme en la acera. Se nota que hace mucho que no salgo de fiesta. El molesto sonido del móvil de Sam comenzó a sonar sin cesar. Sam estiró el brazo y lo cogió adormilado.
- ¿Sí? -bostezó- Hola, Bobby. ¿Ocurre algo? -apoyé la barbilla en el pecho de Sam para intentar escuchar la conversación, cosa que no logré- ¿De verdad? De acuerdo, iremos para allá lo antes posible... ¿Qué estábamos haciendo? Dormir -de repente Sam se puso rojo- ¡Bobby!
Sam se quitó el móvil del oído.
- ¿Qué pasa?
- Bobby ha descubierto donde está el colt.
- ¿El qué?
- El arma mata demonios.
- Ah, el colt. ¿Y por qué le gritaste y te pusiste rojo?
- Nada, tonterías suyas.
Espero que Bobby no tuviese las mismas ideas que mi madre.
- ¿Dónde está el colt?
- Fue enterrado hace cuarenta años junto a su antiguo dueño para que lo utilizase en el otro lado. La tumba está en Washington.
- ¿Tenemos que...?
- ¿Abrir una tumba y quitarle una pistola a un muerto? Sí, tenemos que hacer exactamente eso.
- Este trabajo mejora por momentos.
- Tenemos que irnos.
- ¿Ahora? Un ratito más -dejé caer casi todo mi peso encima de Sam- Aún tengo sueño.
Sam tuvo que volver a tumbarse. Me acarició el brazo.
- Solo un poco más.
- Vale.
****
- Cuidaros mucho -mi madre le dio dos besos en la mejilla a Sam- Y tú mantente así de fuerte.
- Tú también, Cristina.
- Llámame Cris.
- Bueno, mamá -ella abrió los brazos y me acerqué a a abrazarla- Ya nos veremos.
- No tardes en mucho.
- Ya lo veré.
- Comed bien, y divertiros mucho.
Subí al coche. Mi madre se despidió con la mano y Sam arrancó.
- ¿Tu hermano no ha dado cambios?
- No, sigue igual, aunque eso de cierta manera es bueno, se mantiene estable.
- Qué bien.
Me recosté en el asiento.
****
Era la una de la mañana y Sam no tuvo otra idea que ir al cementerio, me parece bien que lo quiera hacer por la noche para que no haya testigos, pero a la una de la mañana... Según él es para estar totalmente seguros de que no nos encontramos a nadie.
- Está muy oscuro -me quejé.
- Venga, la tumba está ahí delante.
Resoplé y le seguí de cerca. Sam sacó su pala y empezó a cavar. Dios, que buenas vistas tengo desde aquí.
- Una cosa, ¿los zombies existen?
- Pues claro.
- Deberías de haberme mentido.
- ¿Por qué?
- Ehm... ¿hola? Estamos en medio de un cementerio, el cuál está obviamente lleno de cadáveres, ¿y si me atacan?
- ¿Crees que esto es una película de terror? Los cadáveres no van a empezar a moverse porque sí.
- Lo de la película sería lo más creíble de todo esto -hice una breve pausa- Bueno, eso o que esto es un sueño. ¿Estoy en un sueño? -me pellizqué el brazo- ¡Ouch! No, definitivamente esto no es un sueño.
- Ven a ayudarme.
- ¿Ahí abajo con el cadáver? -me reí sarcásticamente- Gracias por la invitación, pero creo que me voy a quedar aquí arriba.
- Emily, baja aquí -me ordenó.
- Vale, pero solo porque aquí arriba hace frío.
- A mí con que bajes...
Me acuclillé al borde de la tumba.
- Está un pelín alto.
- Venga, yo te cojo -Sam estiró los brazos.
- De acuerdo.
Dejé un pie en el aire y al momento me incliné hacia la tumba. Sam me cogió y me dejó de forma segura en el suelo.
- Vale -Sam se limpió un poco de tierra que tenía en la cara- Ayudame a abrir el ataúd.
- ¿Es estrictamente necesario?
- ¿Sabes coger un linterna?
- Ehm... Creo que sí, aún no soy tan inútil.
- Bien, pues apúntame con ella mientras abro esto.
Sam me tendió la linterna y yo la cogí. Me apoyé a un lado y dejé a Sam trabajar. Según iba forzando el ataúd y quitándolo, me centraba en sus grandes músculos tensándose y relajándose. Para mí era todo un espectáculo. Sam tiró la pala fuera del agujero.
- ¿Ya está?
- Sí. Apunta aquí, por favor.
Con la linterna iluminé un cadáver irreconocible que me revolvió el estómago.
- ¿Es éste?
- Eso se supone.
Sam levantó los brazos y empezó a cachearle.
- ¡Pero no lo toques! Que asco.
- Eres muy fina -se burló de mí.
- Siento mucho no tener el hobbie de meterle mano a los cadáveres.
- No le estoy metiendo mano.
- Pero es muy parecido a lo que estás haciendo.
- No veo la pistola.
- ¿Bobby se habrá equivocado?
- No creo, en estas cosas Bobby suele tener buena puntería.
- ¿Entonces qué?
- Creo que... alguien abrió la tumba antes que nosotros, y se llevó el revólver.
- Ah. Que bien -me crucé de brazos- ¿Entonces qué vamos a hacer?
- Para nuestra suerte, el cementerio tiene cámaras en la entrada.
- Por si los muertos se levantan -comenté.
Sam resopló
- Vete al coche, yo iré a por las grabaciones.
- Como quieras -me agarré al borde e intenté subir. Me giré y miré a Sam- Una ayudita no me vendría mal, ¿sabes?
Sam esbozó una sonrisa y se acercó a mí. Volví a ponerme en la misma posición que antes e intenté subir otra vez. Al ver mi incapacidad, Sam llevó sus manos casi en mi culo y me empujó hacia arriba. Técnicamente me ha tocado el culo...
Sam subió sin necesidad de ayuda.
- Te veo en el coche -Sam se giró y yo aproveché para pegarle con la mano abierta en su culo- ¿¡A qué viene eso!?
- No sé, quería ver como reaccionabas.
Sam se dio media vuelta y echó a caminar. Cuando se alejó un par de metros, pude ver como se llevaba la mano a su culo, le di fuerte, y no me arrepiento, él tiene buen culo.Dejé a un lado mis pensamientos obscenos y me puse en situación, estaba en medio de un cementerio, sola y por la noche. Mi primera reacción fue salir corriendo.