Dean aparcó el coche en la puerta del motel.
- ¿Alguna idea de cómo vamos a matarle? -pregunté.
- Vamos y le volamos la cabeza.
- Me gusta la idea, pero no será tan fácil, ¿verdad?
- No, la verdad es que no, seguramente salgamos medio muertos de allí, pero ya estamos acostumbrados -respondió Dean sonriente.
- Voy a ir a registrarnos -dijo Sam- Vuelvo ahora.
Me apoyé contra la puerta trasera del impala y me crucé de brazos. Dean se acercó "disimuladamente" a mí y me taladró con la mirada.
- Dean, si quieres preguntarme algo, puedes hacerlo.
- ¿De verdad?
- Sí, pero yo luego me plantearé si responderte.
- De acuerdo. ¿Sam y tú habéis...? -Dean hizo unas señas extrañas con las manos.
- Creo que tienes que mejorar ese lenguaje de signos, y no, no hemos hecho nada, ¿a qué viene la pregunta?
- Nada, curiosidad... ¿Ni si quiera un poco?
- No.
- ¿Ni si quiera la puntita?
- No.
- ¿Ni si quieres le has hecho...?
- No, Dean, tampoco -le corté- ¿A qué viene este repentino interés por nuestra vida sexual?
- Necesito saber cada cuando tiempo mi hermano desfoga, sino luego no rinde en las cacerías.
- Me estás vacilando, ¿verdad?
- No, porque te obsesionas con ello y te nubla la mente, y claro, eso da luego problemas. Esta noche deberíais de hacer algo.
- Anda a la mierda... -me separé del impala- Voy a ir a comprar una chocolatina, cuando se te pase la tontería me llamas.
****
- ¿Tenéis algo en contra del sol? -pregunté mientras trataba de distinguir algo a través de la ventanilla.
- No, pero hacerlo por la noche siempre mola más.
- Te molará a ti -me quejé- ¿Cómo lo vamos a hacer?
- Te vas a hacer pasar por Ruby -me explicó Sam.
- ¿¡Perdona!? -grité- ¡Ni drogada me pienso hacer pasar por esa furcia del averno!
- Claro que lo vas a hacer, Dean y yo estaremos escondidos para dispararle cuando baje la guardia.
- Cuando vea que soy yo, dudo bastante que baje la guardia.
- Tú limítate a entretenerle, nosotros nos encargaremos de la parte que tiene que ver con disparar.
Bajamos del coche a la entrada del parque. Me crucé de brazos indignada con Sam y Dean.
- Nosotros vamos a ir a escondernos -dijo Dean- Asegúrate de que no te maten -le dediqué una sonrisa sarcástica mientras se alejaba.
- Todo saldrá bien, ¿vale? -me dijo Sam.
- Rezo para que sea así.
Sam me dio un corto beso en los labios.
- Suerte.
Sam se perdió entre las sombras de la noche y yo entré al parque. Las farolas estaban apagadas, así que todo estaba oscuro y a penas podía ver s más de medio metro. Agudicé la vista y pude distinguir vagamente la silueta de un hombre.