Abrí los ojos vagamente como hacía cada mañana. Miré a la cama de al lado, Sam no estaba ahí. Habrá salido a comprar algo de desayunar. Oí la puerta abrirse y cerrarse.
- Hombre, ya volviste, ¿eh? -apoyé la cabeza en la almohada- Déjame lo mío encima de la mesa, por favor. Luego lo cojo.
- Te recuerdo que nos tenemos que ir.
- Pero el baile no es hasta dentro de tres días.
- Ya, pero habrá que prepararlo y todo.
- Solo es comprar cuatro trapos.
- Desayuna anda -me senté a la mesa y cogí mi chocolate con churros- ¿Y tú bailas bien?
- ¿Te digo la verdad o te miento descaradamente?
- La verdad.
- De pena.
- Es bueno saberlo.
- ¿Cuándo nos vamos?
- En cuanto termines de desayunar.
- ¿Y no podemos hacer una parada en el casino?
- No, ya te has dejado ahí suficiente dinero.
- ¿Ni siquiera una parada pequeñita?
- No.
- Lo entiendo, y como personas adulta que soy, lo comprendo.
- Estupendo.
Disimuladamente tiré el chocolate sobre Sam. Éste se levantó rápidamente y empezó a quejarse. El siguiente movimiento que hizo fue mirarme.
- Ha sido un accidente. Lo juro.
- Voy a ir a ducharme... Otra vez -recalcó Sam- No te muevas de aquí.
- Entendido.
Sam se fue caminando al baño mientras se iba quitando su ropa. Su espalda... ¡Céntrate, Emily! No le has tirado el café encima para verle sin camiseta, aunque si le veo así de paso... ¡Ya! Movimiento.
Me vestí en menos de un minuto, nuevo récord por cierto, y salí corriendo al casino. Que mala que soy. Hoy es mi día de buena suerte, lo presiento.
****
¡Asqueroso hijo de la gran puta! Ojalá fuese bruja ahora mismo y pudiese echarle un mal de ojo letal al crupier. No importa, puedo recuperar los cinco mil dólares sin problemas.
- Deme más fichas.
La señora que tenía al lado me empezó a dar codazos suaves en el costado.
- Ese chico de allí no para de mirarte -me comentó.
Miré al lugar donde me decía la señora. Apoyado en una pared, había un chico que daba la impresión de ser un chico malo gracias a su chupa de cuero negro. Sus ojos verdes se clavaban en mí, pero no me inspiraban mucha seguridad. Su estilo de pelo se basaba en una pequeña "melena" de color castaño, no parecía darle mucha importancia en como se le pusiese el pelo. La mujer me lo dijo bastante entusiasmada, pero como ya he dicho antes: su mirada no expresaba nada relacionado con felicidad o amor o algo similar. Él me miraba directamente a los ojos y yo hacía lo mismo. Una media sonrisa se formó en su cara. ¿Quién demonios es ese tipo?
Me levanté de la mesa decidida en ir a hablar con él. Conforme me iba acercando creí que apartaría la vista, o se iría, o cambiaría su expresión facial, pero no, todavía mantenía la mirada sobre mí con una media sonrisa.
Me faltaban escasos metros para llegar a él, pero entonces un brazo me detuvo en seco. Me giré y vi a Sam con cierta cara de enfado.
- Hey, Sam -dije- ¿Qué tal la ducha? ¿Relajante?
![](https://img.wattpad.com/cover/50661698-288-k449062.jpg)