Sam abrió la parte trasera del coche y cogió sus cosas... Hay que admitir que el chico tiene una buena parte trasera... Odio mis hormonas.
- Tu madre da miedo -comentó él.
- Te lo dije, mi madre es peor que cualquiera de los monstruos que has cazado hasta ahora.
- Tampoco es eso.
- Porque la acabas de conocer, tú dale un día y medio.
- Voy a subir a dejar mis cosas, tú espérame aquí.
- ¿Vas a subir tú solo? Admiro tu valentía.
- Que exagerada puedes llegar a ser.
- Yo nunca exagero.
Sam no respondió y subió. Me apoyé contra el impala y empecé a mirar a mi alrededor. Todo estaba igual que antes, aunque claro, no sé de qué me extraño, solo he estado fuera unos días. Ladeé la cabeza a un lado y, como no, vi a la perra jefa venir en mi dirección. ¿Por qué la vida me odia tanto?
- Angélica -fingí felicidad- ¿Qué tal estás?
- Emily, ¿qué te ha pasado estos días?
- He estado de viaje.
- ¿Has venido expresamente para el baile?
- Por supuesto, no me lo perdería por nada.
- ¿Y vas a ir sola? Entiendo que te resulte difícil encontrar pareja.
- Ya.
Cuando veas a Sam se te va a caer la baba, maldita, y yo disfrutaré viendo como te mueres de la envidia.
- ¿De qué te ríes? -preguntó.
- De nada. Es que me acordé de un chiste, ya te lo contaré algún día. ¿Qué tal estás con Dash?
- Somos muy felices, ya llevamos seis meses.
- Me alegro mucho por ti.
Sam bajó las escaleras y se encontró con la escenita. La primer acción de Angélica fue mirarle de arriba a abajo, creo que más de abajo que de otra cosa.
- Hola -dijo ella dándole dos besos a Sam en las mejillas- Soy Angélica, un placer.
- Sam -respondió él- ¿Eres amiga de Emily?
- Sí, somos amigas desde pequeñitas.
¿Pero qué ladra esta perra? Si yo estoy desesperada, no sé como etiquetar a ésta.
- Bueno, ¿vamos a comprar la ropa? -me preguntó Sam.
- ¿Cómo qué comprar ropa? ¿Es qué vas a ir al baile? -la mirada de Angélica era para ser grabada, Sam debería sentirse violado.
- Sí, voy a ir con Emily.
- ¿Sois novios?
- No -contestamos ambos a la vez.
- Bien.
La sonrisa que se le había formado era impresionante, nunca había tenido tantas ganas de partirle su linda cara, y mira que he vivo cada escena por su culpa...
- Bueno, nosotros tenemos que irnos ya -agarré del brazo a Sam- Nos vemos en el baile -le dediqué una sonrisa- Entra en el coche -le ordené a Sam.
- Nos vemos allí -le guiñó un ojo a Sam.
Me metí en el coche.
- Eso ha sido... raro.
- ¡Será zorra! ¿Tú has visto como te estaba comiendo con la mirada? Deberías sentirte violado.