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[POV ____]

En cuánto salí de la biblioteca me llegó un mensaje de Keith.

“Marina me ha pasado tu dirección, paso por en una hora.”


No le pude contestar ya que Leo me quito mi celular

—oye, ¿qué diablos te pasa?— susurré ya que mi tía estaba en la cocina.

Él sin hacerme caso subió las escaleras rápidamente.

¿que le pasaba a ese grandísimo idiota?

Ya estando en el segundo piso, miré por todos lados, y la puerta de mi habitación se encontraba abierta.

Me adentre a ella y cerré con seguro, estaba segura de que Leo estaba aquí.

Mire por todos lados, y sigilosamente revisaba mi habitación.

—Leo, basta.. sé que estas aquí — me atreví a hablar

El ambiente estaba silencioso, no me respondía, pero sabía que estaba escondido en algún lugar de mí habitación.

Y tenia toda la razón, escuché algo caerse, venía de mí armario, me dirigí hacia él, lo que claramente fue mala idea.

Antes de que abriera el armario, Leo salió disparado a mí.

Ambos caímos al suelo.

Yo comencé a reír a carcajadas.

—No fue para nada gracioso— dijo aún encima de mí.

—Bueno quitate — paré de reírme.

Se apartó y ayudó a levantarme y fue ahí cuando vi que el costado de su frente sangraba.

—Leo, estas sangrando— dije algo asustada.

—¿Qué?— dijo sobándose la nuca, parecía que no se había percatado de su herida.

—Siéntate en mi cama, yo ahora vuelvo— dije yendo al baño en busca de un botiquín.

Al encontrarlo, fui hacia Leo y del botiquín saqué un pedazo de algodón, al igual que una botella de alcohol.

—Uff eso dolerá— dijo algo asustado.

—Eso es lo que pasa cuando te metes a armarios ajenos — le sonreí y el me sonrió de vuelta.

Le pusé el algodón con alcohol en su herida, y soltó un gemido de dolor.

—¡Lo siento, lo siento!— exclamé asustada.

—Solo termina— dijo mandón.

Después de tantos gestos y gemidos de dolor, terminé de "curarlo".

—¡Al fin acabaste! — dijo adolorido.

—Te quejas mucho— dije mientras le ponía una pequeña gasa en su frente.

Leo no paraba de verme, le mire y me sonrió y se acercó a mi demasiado rápido para darme un pequeño beso en la mejilla.

—Gracias— dijo con una sonrisa.

—Me debes una— dije nerviosa.

—¿Te incomode?, lo siento— Comentó, y se levantó de la cama para irse.

Fui directo a él, y lo tomé del brazo.

Él volteó lentamente, y me miró confundido.

Me acerqué a sus labios y le di un beso corto.

—Ya no me debes nada— susurré y el sonrió.

¿Qué había hecho?
No sabia él porqué lo hice, tan sólo reaccione de esa manera, pero estaba segura lo mucho que me atraía,  y lo mucho que deseaba sentir sus labios con los míos.

"Lᴀ́ɢʀɪᴍᴀs ᴘᴏʀ ᴀᴍᴏʀ" ¦¦ [Lᴇᴏɴᴅʀᴇ Dᴇᴠʀɪᴇs ʏ ᴛᴜ́] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora