Los últimos tres días habían sido muy difíciles, todos los días fui tras Leondre, pero no podía simplemente hablarle.
—Solo diviertete cariño. — dijo mi padre besando mi frente.
—Nos vemos.— sonreí.
Me subí al auto, y luego Frederick se subió, me puse el cinturón de seguridad para irnos.
—¿Estas bien?.— preguntó.
Yo asentí fríamente. Él sin quejarse prendió el auto.
(...)
—Parece que aquí es.— comentó Frederick mientras miraba por segunda vez la tarjeta.
—Oh, gracias.— dije quitándome lentamente el cinturón.
—Realmente tienes miedo.— se burló.
Le hice una mueca y salí del auto, cruce la pequeña calle y me adentre a la casa la cual estaba con las rejas abiertas y miles de luces.
Habían pocas personas por lo que me calme un poco, mire a todos lados, alguien me tomo de la cintura y me giro.
Solté un grito, y luego caí al suelo.
—¿Así es como recibes a tus invitados?.— pregunté desde el suelo.
—A los especiales.— dijo estirándome la mano.
Lo tomé y me levanto del suelo.
—Vamos a dentro.— dijo al levantarme.
Entramos, su casa era linda pero casi no se lucia ya que habían unas 20 personas dentro, y claro estaban a punto de destruir toda la casa.
—¿Quieres cerveza?.— preguntó con la lata en su mano.
—Yo, nunca he tomado.— respondí.
Él se río a todo pulmón en mi cara, me molesté y le arrebate la cerveza, para tomarla.
Todos los de la cocina gritaban “¡Fondo, Fondo!”.
Keith, me quito la cerveza y me llevo al patio trasero de su casa.
—¿Qué pasa?.— pregunté aún molesta.
—Leondre esta aquí.— respondió mirando a la cocina.
—Quiero irme.— comenté seria.
—Pero, justo acabas de llegar.— dijo haciendo puchero.
—Lo siento.— respondí.
—Quedate aquí iré por algo de tomar, cerveza si quieres.— bromeó.
—Si no vienes rápido me voy.— grité.
Solté una pequeña sonrisa, Leondre estaba aquí, me puse la capucha que llevaba mi chaqueta y mire por la ventana que daba a la cocina, la inspeccione, Leondre no estaba.
Abrí la puerta y entre a la fiesta, ahora parecía que habían más personas, pronto escuché la música más fuerte.
Subí las escaleras, mirando y a la vez tapando mi rostro, sentí una mano agarrar mi muñeca, en ese momento mi corazón empezó a latir demasiado fuerte.
—Quieres?.— pregunto aquel chico un poco ebrio, refiriéndose a si quería cerveza.
—No, sueltame.— respondí enojada.
—Hey, solo una.— insistió.
Mi vista en ese momento se fijo en el corredor, de ahí se asomó Leondre, estaba solo, no sabia que hacer, pero en un segundo reaccione.
—He dicho que me sueltes.— dije pateando la entrepierna del chico.
Éste grito de dolor y se agacho al suelo, solo pude ver a Leondre girar su vista hacia mi, de inmediato me tape con la capucha y baje las escaleras.
Volví al patio trasero, Keith aún no había llegado, así que decidí irme.
—Disculpa.—escuché la voz de Leondre mientras caminaba a la pequeña reja para salir.
Paré en seco sin voltear, intenté calmar mis sollozos para que no sospechará.
—Debo estar loco, te me hiciste parecida a alguien, lo siento.— comentó.
—Alguien que siempre escapa.— respondí con los labios temblorosos y mi voz quebrándose.
Me giré lentamente, mis ojos cada vez se llenaban de lágrimas.
—Tú... Pero, no es verdad.— dijo al verme, al igual que tenia una expresión intranquila.
—No te preocupes, estaré lejos de ti y Alexa.— comenté secandome las lágrimas.
Él se acerco a mí a pequeños pasos, mientras más cerca lo tenía, más quería abrazarlo; él me miro fijamente, por lo que baje la mirada algo nerviosa.
Sentí sus brazos rodearme en un abrazo.
—Leondre..—susurré.
—Creo que funcionó. — comentó separándose de mi.
—¿disc..
—Te he olvidado, no sentí nada al abrazarte. — interrumpió.
—Eso... es bueno.— dije cabizbaja.
—Lo es.— acaricio mi cabello y escuché sus zapatos alejarse.
Alcé la mirada, él se dirigía adentro, pero se giro. —Cuidate.— murmuró por último para entrar.
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"Lᴀ́ɢʀɪᴍᴀs ᴘᴏʀ ᴀᴍᴏʀ" ¦¦ [Lᴇᴏɴᴅʀᴇ Dᴇᴠʀɪᴇs ʏ ᴛᴜ́]
Teen Fiction❤•El corazón no muere cuando deja de latir, muere cuando los latidos ya no tienen sentido•❤