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No pude evitar sentirme mal, subí deprisa a mi habitación, no quería que nadie me viese llorar.
Y mucho menos quería que se preocuparán por mi.

Luego de un par de minutos, escuche que tocaron a mi puerta, de inmediato seque las pocas lágrimas que había derramado, y aclare mi garganta.

—Adelante.—grité.

Vi a Charlie, tenía cara de preocupación,él entró y se sentó a mi lado.

—¿Estas bien?. —preguntó mirándome fijamente.

—Si, obvio— sonreí —solo tengo sueño— fingí un bostezo.

El comenzó a reír.— Eres  una floja, siempre estas con sueño— dijo mientras reía.

—¿y qué?. — reí.

—¿qué pasará?, ¿te irás?.— me miro fijamente.

—No, no lo se, ni siquiera hable con el.— susurré.

—Esta muy arrepentido.— dijo tomando mi mano y sujetándola suavemente.

—Cómo lo sabes— me atreví a preguntar.

—Lo escuché hablar con mi mamá. — respondió, agache la cabeza. —prométeme que hablarás con el— dijo con mi mano entre las suyas.

De inmediato reaccione bruscamente, quité mi mano de entre las de él y me paré de la cama.

—¡Es increíble que te pongas de su lado!— exclamé enojada dirigiéndome al balcón.

—Es tu padre mere..

—Charlie, el me abandonó— interrumpí, girandome hacia el.

—Todos cometemos errores—susurró y se marchó.

Tenía tanto coraje dentro de mí, golpeé 1,2 y 3 veces la gran ventana que daba al balcón.
Me deslicé hasta llegar a los vidrios rotos.

(...)

Mis ojos me ardían, me levante de la cama, dirigí mi mirada hacia toda la habitación, hasta ver los vidrios esparcidos por el balcón, mire mi mano, ésta tenía sangre seca, baje rápido hacia la cocina en busca de la escoba y el recogedor.
Subí lo más pronto posible, aunque posiblemente aún estén durmiendo todos.

Recogí todos los vidrios, baje nuevamente a tirar los vidrios en el bote, deje la escoba y recogedor en su lugar.

Dirigí mi vista hacia la mesita de centro que estaba en la sala, aún se encontraba ahí la tarjeta de mi padre, la tomé y la leí.

Tenía la dirección de su oficina, la guarde en el bolsillo de mi short y subí a mi habitación.

Me lave la mano, ya que, tenía sangre seca, le puse un poco de alcohol, y tape la herida con una venda.

Me senté en mi cama, de mi mesita tomé la fotografía de mi madre.

—¿Qué debo hacer?—susurré.

Lágrimas bajaron por mis mejillas, cayendo en aquella fotografía.

(...)

Aviso:
ya se viene el final, aunque he pensado en hacer una segunda parte:')
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"Lᴀ́ɢʀɪᴍᴀs ᴘᴏʀ ᴀᴍᴏʀ" ¦¦ [Lᴇᴏɴᴅʀᴇ Dᴇᴠʀɪᴇs ʏ ᴛᴜ́] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora