2.08

174 11 11
                                    

Quería dejar todo esto, papá quería verme de nuevo con él, de verdad quería verme feliz, incluso la noticia que me dio esta mañana me sorprendió.

“Quedémonos unos meses aquí, vuelve a ser lo que eras, hagamos un último esfuerzo"

No pude decirle que no, en el fondo también quería estar con él o tan solo verlo unos días más.

En cuánto papá se fue al trabajo, le conté a Marina que me quedaría más tiempo aquí, ella se emocionó, por lo que decidimos salir.

Me terminaba de alistar cuando escuche el timbre del departamento, me dirigí a la puerta y la abrí.

—¿Nos vamos?.—Pregunto Frederick.
—Oh, ¿Qué haces aquí?.— comenté.

—Soy tu chofer, dahh. —respondió llevando mi cabeza hacia atrás con su dedo en mi frente.

—Puedo ir sola, ¿podrías irte?.— bufé.

—Ja' no me quieres ver eh.— dijo cabizbajo.

—Quiero ir sola.— respondí.

Él me miro con una sonrisa de lado, asintió y se marchó.

Solté un gran suspiro, y me dirigí a por mi bolso.

(...)

Pude divisar a Marina en una mesa fuera del local con su malteada.
Me acerqué a ella y la saludé.

—Llegas a tiempo. — me sonrió y miro por los lados.

—¿Buscas algo?.— pregunté repitiendo su acción.

—No, no, ¿quieres una malteada?.— preguntó nerviosa.

—Si, claro.— Le sonreí entre risas.

Ella se levantó de la mesa y entró al local, mientras ella pedía mi malteada revise mi celular.

—Que sorpresa, no crees Leo.— musitó una chica.

Alcé la mirada un poco confundida la verdad no había reconocido la voz de Alexa, ambos estaban frente a mí,
Alexa me miraba fijamente mientras Leondre intentaba verse despistado.

—¿No me saludarás?.— Preguntó Alexa mirándome con una sonrisa.

—Oh lo siento.— Dije dirigiendo mi mirada a ella, mientras me levantaba.

Ella me dio un pequeño abrazo, lo único que hice fue ver a Leondre por esos 15 segundos que pude, hasta que ambas nos separamos.

—Amor, vendré luego a buscarte. —por fin habló Leondre, a la par que le besaba la mejilla.

Al mirar eso, solo procedí a sentarme y dejarlos terminar,
luego de esa incómoda situación,
Leondre se marchó, y Alexa se sentó a lado de mi.

—¿Volviste hace mucho?.— preguntó Alexa de repente.

—Hace dos, tres días, no recuerdo.— respondí mientras jugaba con mis manos encima de la mesa, ella soltó un suspiró.
—Gracias por cumplir la promesa.— agradecí.

—Creo que fue un error, pero igual aunque no fuera una promesa trataría que fuese feliz.—musitó, mirando fijamente la mesa.

—¿Un error?.—pregunté.

Ella alzó la mirada y me regalo una sonrisa. —Hablemos luego de eso, solo tú y yo.— susurró y alzó un poco la cabeza señalándome a Marina, quién venia.

—Alexa has llegado, ___ espero que no te haya molestado.— comentó Marina mientras nos daba a cada una nuestra malteada.

—No importa.— respondí, aunque hubiera preferido que llegará antes para ser honesta.

(...)

Los minutos pasaban tan rápido con cada historia que nos contaba Marina, realmente me hacia bien.
Cayeron las 6:30 p.m, ya todas nos teníamos que ir, en realidad Marina se fue antes que todas,
Alexa tomó su bolso y de él sacó su celular.

—¿Quieres que me quede contigo mientras llega?. — le pregunté refiriéndome a Leo.

—No, no hace falta. — me sonrió.
—A todo esto, ¿tienes como irte?, ¿Vendrán por ti?.— me preguntó.

—No, me iré sola.— respondí.

Ella miro sobre mis hombros.    —parece que alguien no quiere que te vayas sola.— sonrió.

Me di la vuelta y ahí estaba Keith, él me sonrió y lentamente se acercó a mí.

Miré a Alexa. —Si parece ser, creo que iré con el.— me despedí.

Cuando Keith llegó a donde estábamos, le miré y fui con el.

—Realmente ahora se llevan bien ustedes dos?— preguntó cuando nos distanciamos de Alexa.

—Fue un mal entendido, todo se puede empezar de nuevo.
— respondí con una sonrisa cabizbaja.

—Así como nuestra relación.
— comentó.

—¿Qué relación?.— dije entre risas.

—¿Recuerdas cuando nos vimos en el aeropuerto?—soltó una risa nerviosa.

Pare en seco cuando lo mencionó, —Que vergüenza, caí encima de ti.— reí.

—Y desde entonces me gustaste.—mencionó.

—Como todas Keith.— dije fastidiada.

—No exactamente, tú tienes algo especial.— dijo tomándome de la cintura de la nada, pegándome un susto.

Le miré a los ojos por unos segundos y del árbol que había junto a mi tome unas cuantas hojas. —Mejor cierra la boca.— dije untando las hojas que tenía en mi mano en su cara.

El me soltó de inmediato, su expresión de fastidio me hizo demasiada gracia por lo que no pude evitar reír a carcajadas.

—Estas muerta.— dijo con fastidio aún sacándose las hojas.

El comenzó a seguirme por lo que corrí.

(...)

—¿No crees que es demasiado tarde?.— Le pregunté a Keith quién compraba sus cigarrillos.

—No, exageres.— respondió pagándolos.

Ambos salimos de la tienda. —Aparte me lo debes, recuerdas, tú misma firmaste una cita conmigo cuando me juntaste esas hojas.— comentó sacando un cigarrillo de la caja.

—No te deberían vender eso, eres menor.— le miré nerviosa.

Estaba a punto de prender el cigarrillo, mi comentario hizo que se detuviera.

—Vaya pensé que sólo te preocupabas por Leo.. — limitó sus palabras, aunque ya lo había dicho todo.

—Vamos, no quiero tener problemas con mi padre.— dije cabizbaja.

El me siguió sin decir nada en lo absoluto, tal vez se había percatado que me hirió solo con mencionar su nombre.

Al llegar al edificio, me gire a donde Keith.— Gracias por acompañarme.— le dedique una leve sonrisa y me giré de nuevo hacia el edificio para entrar.

—Siento lo que te dije, realmente me pone mal saber que él se pierde de mucho al no quererte.— comentó, realmente este Keith se escuchaba diferente al de meses atrás.

—Esta bien, no pasa nada.— dije apenas desviando la mirada hacia él.

Entré al edificio a pasos cortos, mis pensamientos volvían una y otra vez, parecía pensar sólo en él, y Keith se lastimaba al intentar gustarme.






Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 21, 2018 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

"Lᴀ́ɢʀɪᴍᴀs ᴘᴏʀ ᴀᴍᴏʀ" ¦¦ [Lᴇᴏɴᴅʀᴇ Dᴇᴠʀɪᴇs ʏ ᴛᴜ́] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora