PRÓLOGO.

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Los truenos alumbraban el cielo oscuro, la lluvia no paraba de cesar. Hace quince minutos comenzó a lloviznar, y desde entonces se vuelve mas fuerte cada minuto.

Cada noche es mas fría, pero sin duda ésta era la mas fría de todas. El viento movía las hojas de los arboles haciendo como si fuesen a caer.

No paraba de pensar el frío tan tremendo que hacia, y aunque estuviera abrigada, el frío lograba apoderarse de mis huesos haciéndome titiritear.

Observe el reloj de autos que estaba colgado en la pared naranja, tres y cuarto de la mañana. Mi esposo aun no regresaba del trabajo, y me tenía preocupada. Esta tormenta no era para menos, me dijo que saldría a las diez y media.

Comencé a preocuparme.

Caminé hasta la habitación de al lado donde dormían mis angelitos.
Abrí con cuidado la puerta de madera, la habitación era mitad azul y mitad verde, cada uno tenia diferentes gustos.

En cada esquina había una cama, al primero que vi fue a Tommy, mi ángel de siete años quien es mas combinación mía que de su padre, sus ojos son grises y tiene el cabello marrón claro.
Me aseguré de que el pequeño estuviese bien abrigado y fui hasta la otra esquina a ver a Thiago.
Estaba durmiendo en una posición incómoda, el edredón estaba por el suelo tirado. El pequeño de cinco, es travieso, le gusta jugar bromas aunque algunas pueden llegar a ser pesadas. Es mas parecido a su padre, su cabello es algo largo y tiene unos lindos ojos marrones claros.

Lo acomode bien y recogí el edredón azul para taparlo.
Salí de la habitación en puntillas, con cuidado de no hacer el mas pequeño ruido o tendría a uno de los dos hasta el amanecer hablandome de cualquier caricatura el cual conozco todo.

Cerré la puerta con cuidado,fui hasta mi habitación y entre en las sabanas que estaban a juego con la pared, eran naranjas con detalles grises. Volví a ver el reloj, tres y media.
Marqué a mi esposo Thomas por décima vez, pero éste de nuevo me envió a buzón.
Cerré los ojos para que cuando lo abriera él estuviese aquí.

***

Unos gritos me hicieron sobresaltar. Eran de mi esposo, me extrañe.

Me puse rápidamente mis pantuflas moradas y salí del cuarto. La casa era de un piso,algo pequeña pero era acogedora. No tarde en salir, abrí la puerta rápidamente.

Estaba borracho, la lluvia había parado sin embargo él estaba empapado. Tiene una mala cara, casi ni puede estar de pie.

-¡Por dios, Thomas! ¿sabes que hora es? -reproche molesta, era la tercera vez que lo hacia en menos de dos semanas.

-Calla mujer, no estoy para aguantar tus regaños ahora. ¡Toooommy! ¡Tommm! -comenzó a gritar,le tapé la boca.

Estaba balbuceando.

-Tommy está dormido al igual que Thiago, si gritas los despertaras. -comenté furiosa, lo observaba con el ceño fruncido. Aveces tengo que poner carácter.

Thomas tiene el cabello lacio hacia arriba, usa un zarcillo negro en su oreja izquierda dándole una apariencia rebelde. Su camisa gris estaba sucia y daba un olor a licor.

-¿Estabas bebiendo?

-¡TOOMMY! -volvió a gritar.

-Cierra tu boca, vas a despertar a los niños. Responde mi pregunta Thomas ¿estuviste bebiendo? -volví a cuestionar.

Levantó su mano, cerré mis ojos de golpe. Soy una cobarde, pero tengo miedo.

A la Medida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora