Capítulo 10.

515 52 4
                                    


NICHOLAS.

El oficial a mi lado sonrió, con sus sucios dientes. Jeff ya me conocía, puesto siempre caía preso de alguna forma aunque no me arrepiento de haberle partido la cara al imbécil de, si se puede llamar así, mi hermano. Él salió ileso de todo, no piso la celda ni nada parecido cuando ésta vez fue él quien dio el primer golpe, observé mis nudillos orgulloso.

—Nos vemos la próxima semana, Lowey.

—Lo que tú digas, Jeff —bufé.

Lyla estaba parada ahí, con su rostro preocupado. Parecía que algo le había pasado, ella era tan hermosa que hizo que con solo mirarla sonreí. Caminaba a paso rápido para saludarla y agradecerle por pagar mi fianza cuando algo me detuvo, alguien hizo que un balde de agua helada cayera sobre mi. Mi sonrisa se desvaneció, un hombre alto de cabello castaño la abrazaba por detrás y besó sus mejillas. ¿Acaso seria él Thomas? Ella no podía volver con él. Deseaba no presenciar esa escena porque no sé como, mi animo bajó.

—¡Nicholas! —alzó su voz ella apartándose de él para acercarse a mi y sonreirme.

—Eh, hola Lyla. —salude indiferente.

—¿Estás bien? ¿ahora qué hiciste? —cruzó sus brazos, estaba enfadada.

—Digamos que golpee a mi hermano, ese imbécil merecía mas que eso.

—Disculpen que los moleste —el castaño se disculpó observándome cara a cara, como si quisiera intimidarme —, tenemos que irnos, bella. Tienes que entrar en veinte minutos al trabajo.

¿Por qué le dijo bella? Estaba seguro de que era Thomas Parker. Ese idiota tendría que escucharme, no dejare que lastime a los niños o a Lyla. Mi cuerpo se estaba tensando, no quería mirar mas la cara de ese tipo.

—Gracias Lyla, por venir.

—No te preocupes, Nick.

Quedamos en silencio mirándonos. El hombre me mira y alza su mano para estrecharla, fingí emoción.

—Soy Christoper Duch, es un gusto Nicholas Lowey.

Por alguna razón no estaba siquiera un poco tranquilo, él no es Thomas. Pero la rabia de verlo abrazando a Lyla hace que mi sangre hierva y sienta algo dentro de mi, algo inexplicable.
Otra duda rondaba mi cabeza, ¿de donde me conocía?

—¿Nos conocemos?

—Sí,bueno no, en realidad. Sé mucho de los Lowey, he visto en varias ocasiones a su padre al que admiro bastante y a su hermano, Calvin.

Calvin. Mi padre. Calvin. Mi padre. Ya estaba harto de escuchar esos hombres, yo los detestaba y el universo no podían entenderlo.

—Me tengo que ir, hasta luego.

Lyla asintió. Voltee dándole la espalda para ir en un taxi hasta la pastelería, donde estaba mi auto. Christoper Duch, el nombre de ese tipo estaba en mi mente, ¿quien es? ¿por qué conocía a Lyla? Y ¿estará enamorado de ella? Eso no debería importarme en lo mas mínimo. Negué con mi cabeza y fije mi vista en un auto amarillo que se detenía.

***

Entré a la pastelería aliviado. El gerente no estuvo presente el momento de los golpes y sólo estaba Mía y dos amigos, que sabía que no dirían nada. A pesar de que Mía quiso acompañarme no le permití, no podíamos dejar la pastelería solo con dos empleados. Mía al verme corrió hasta mi para abrazarme, dando besos por toda mi cara a excepción de mis labios, que eran los que en realidad querían ser besados.

A la Medida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora