Capítulo 29.

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LYLA.

Esperaba a Chris para darle una rica merienda que le había hecho, unos hot cakes como a él y a mis pequeños le gustan. Mi novio está algo atrasado, dijo que vendría a las tres de la tarde y son las cuatro y media.

La casa donde vivimos es mucho más grande que donde compartía con Nicholas y tan lujosa que no me sentía para nada cómoda en éste lugar. Una casa de dos pisos y tiene hasta una piscina. Los niños se aburren aquí, Thiago y Tommy no son amantes de las piscinas.

—Lyla. —voltee a mirar a Chris quitando su corbata, su rostro rígido me avisa que no está de buen humor.

—¿Cómo estuvo tu día, amor? —me acerqué a abrazarlo y él no me respondió, sonrió en una mueca y me aparté de él.

Chris es ahora uno de los mejores guardaespaldas de un hombre importante.

—Malo. Hoy casi hubo un enfrentamiento entre un idiota y yo, por poco lo mato. —abrió la nevera de golpe para sacar una gaseosa de ésta.

—Sabes que odio que golpees, Chris. —crucé mis brazos —. Date un baño que te guarde algo delicioso. ¿En la noche podrá venir Paulina a cenar con nosotros?  Quiero conocer a tu hermana...

—¡No! Ella está de viaje con su familia, quizás en otro día Bella.

Mi celular comenzó a sonar y al visualizarlo en el mesón de porcelanato lo tomo rápidamente y veo que es Molly.

—¿Estás bien, Molly? ¿pasa algo con el bebé?

—Will ya nació, Lyla —al decir aquellas palabras me inunde de felicidad y pegué un chillido de felicidad a lo que Chris me observó como una loca —. Necesito ropa, ¿puedes buscar la pañalera de Will en mi departamento?

—¡Dios mio! ¿como fue? ¿por qué no llamaste?  Y claro que buscare las cosas.

—Hablamos aquí. Te paso la dirección del hospital por mensaje.

—Vale. Voy saliendo.

Chris se giró a verme.

—¿Tu amiga dio a luz?

—Sí. Quiere que vaya a buscar las cosas del bebé en su departamento.

—Llega temprano, ¿quieres? —fue lo último que dijo para darme la espalda.

Desde que Christoper y yo vivimos juntos muchas cosas han cambiado. Casi nunca está en casa y ha perdido esos “detalles” pero sé que esta ocupado con su trabajo y lo respeto.

—¡Niños! Ya nació Will, vamos. —llame fuerte para que bajaran, están listos lo cual no tuve que esperar por mucho para irnos en el auto que Chris me dio como regalo, aunque yo digo que es de él.

***

—¿Caleb? —mas que una pregunta fue una afirmación.

—¿Cómo estas, linda? —dio un beso en mi mejilla.

—¡Caleb! —exclamaron mis hijos al mismo tiempo para que el hombre de tez blanca los saludara con un choque de manos. Mis hijos se llevan bien con todos y el amigo de Nick no es la excepción.

—Bien. ¿Qué haces aquí? ¿pasó algo?

—Larga historia, luego te cuento. ¿Y ustedes a que vienen?

—Una amiga acaba de tener un bebé. Iré a ver, ahora regreso. Vamos niños. —tome las manos de mis hijos para ir a preguntar.

A la Medida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora