Capítulo 50.

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MOLLY.

Una parte de mi cuerpo se siente culpable, mientras que la otra dice que lo mejor que pude hacer fue no decirle nada a Gonzalo de su hijo y ahora no hay vuelta atrás, menos ahora que mi ex y el padre de mi hijo es mucho más poderoso que en el pasado, con un chasquido puede llevarse la luz de mis ojos, mi hijo.

—Voy al baño, con permiso. —fueron las peores palabras que pudo decir mi novio, dejarme sola con él. Besa mis labios para levantarse y lo veo marcharse hasta dicho lugar.

Gonzalo no deja de ver a mí hijo, y lo que mi bebé hace es estirar sus manitos sacándolo de la silla donde esta atascado. El hombre de ojos miel se levanta de su silla para acercarse a mi hijo y quitar el seguro, sacando a Will de ahí y Will soltó una carcajada que nos hizo reír a ambos, al darnos cuenta rasque mi nuca.

—¿Cuando sucedió todo? ¿si tenias a otro cuando eras mi novia? —preguntó algo decepcionado y con la voz en un hilo.

Es ahora cuando tengo que decir todo lo que he pensado. Pero, parece que no se que hacer.

—Eso no te importa, Gonzalo... ¿Por qué quieres saberlo? —ataque, respondiendo con mi semblante serio.

—Mira, sí, sí me importa porque necesito que digas que no es mio. —se levanta y deja a Will en la silla de nuevo.

Decir que no es suyo. Él espera que yo diga que no es suyo para poder tener una conciencia limpia y de seguro, así no tendría que divorciarse de Lauren Brown, la mujer que ama.

—No, no es tuyo. Puedes dormir tranquilo sin temer que tu esposa te deje porque de la nada te salio un hijo. —sonreí falsamente.

—No podría dormir por el hecho de que me has mentido y alejado cuando un niño necesita a su padre claramente, por eso no podría dormir.

Cuando estaba por abrir la boca regresó mi novio.

—¿De qué me perdí?

—De nada interesa, amor. —respondí, dejando el tema atrás.

NICHOLAS.

No dejo de pensar en Lyla, han pasado dos días desde lo sucedido y no quiere hablarme, me hacen tanta falta sus abrazos y besos. Tengo que buscar la manera de que me crea y seamos los mismos de siempre, porque el amor que no me ha dado me esta matando, los días y ni que decir de las noches son mas largas, y deprimentes.

—Gonzalo Borrero quiere hablar con usted, ¿lo paso? —escucho a través de un teléfono la voz de Lyla

¿Qué hace Gonzalo aquí? Hace mucho que no sé de él, ni siquiera se cuando regresó.

—Deja que pase, preciosa. —digo, para dejarme hablando solo gracias a que cuelga.

Él entra, con su traje favorito y una mano metida dentro de uno de los bolsillos de su pantalón.

—Hey...—logro saludar a lo que él estrecha nuestras manos como si nunca hubiéramos sido como unos hermanos.

—Seré breve, Nicholas...dime quien es el padre de William Crawford. Y no digas que no sabes porque se que ustedes se cuentan absolutamente todo, habla. —dijo sentándose.

Quedo atónito, sin saber como reaccionar ante lo que me dice el castaño, no soy quien para afirmar que es su hijo, por supuesto es Molly la que tiene que hablar, no yo.

—Y yo seré breve, no lo sé...

—¡Sí lo sabes! —exclamó —. Necesito saber si el niño es mio.

A la Medida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora