Capítulo 52.

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Nota de autora: ¡he vuelto! ¡feliz día, chicas! En especial a Fer Espero que el capitulo sea de su agrado, no crean que me he olvidado de ustedes porque jamas, ¡las amo! Gracias por sus votos y comentarios.

Observo a mi amiga mover sus labios mientras no deja que las palabras salgan correctas, mas bien las trae arrastradas y con una rapidez mientras sus manos se agitan y mueve a su hijo de un lado a otro, yo no la escucho, solo me quedo mirando al doctor moreno a mi frente, a quien tampoco le prestó atención alguna. Mi corazón bombea y de pronto comienzo a acariciar mi vientre sintiendo la nueva vida que crece dentro de mi, me siento extraña y emocionada, espero un bebé... Un bebé hecho con todo el amor que Nicholas y yo nos tenemos, parece irreal, un sueño que ahora es hecho realidad. Dentro de mis pensamientos están la primera vez que me dijeron que Tommy nacería, recuerdo el rostro de Thomas Parker en estado shock al igual que yo, y sin contar cuando me embarace de Thiago, en mí no cabía mas emoción en ese entonces, ahora me siento completa y llena de dicha, quiero que pasen tan rápido los meses y poder mirar su pequeña carita, abrazar su cuerpecito y tomar sus manitos. Ya quiero saber si tendrá los ojos verdes como su padre o grises como los mios, anhelo mirarlos y acariciar su cabello que puede ser, o marrón como el mio o negro oscuro al igual que el de su creador. Deseo besar a Nicholas con tanta intensidad y decirle que en unos meses tendremos a una personita en casa que tendrá mitad de él y mitad mía, sera el amor puro de nuestra relación.

—¡Cowell! —Molly golpea mi brazo y me señala al doctor que me hablaba.

—Disculpen, ¿qué decía? —fijo mis ojos en el del doctor.

—En un rato la darán de alta, te daré recipes con lo que tienes que tomar, y a la ginecóloga que deberás frecuentar. El bebé esta en perfecta condición, puedes hablar con la doctora y saber que sexo sera su bebé y cuando nacerá, con los cuatro meses de gestación ya debe estar formado. En un momento regreso con ustedes, permiso.

El doctor se va, dejándonos solos, incluyendo a Will. Molly me mira abriendo su boca, curvo una sonrisa hacia arriba.

—Voy a ser mamá, de nuevo... Molly. —digo en un murmuro, sin creerlo. Mi amiga pega un chillido y me abraza con cuidado de no apretar a su hijo.

—¡Felicidades, Ly! ¡Dios mio, tú y Nick tendrán un bebé! Él se pondrá... ¡se volverá loco! Ésta es una bendición. —comienza a chillar ella, sonriendo.

—¡Aun no puedo creerlo! Nicholas y los niños se emocionaran con la noticia —pienso un momento —, Nick aun no debe enterarse. Tiene que ser una promesa.

—Yo no voy a hablar. —Molly hace una seña en sus labios de que están cerrados —. ¿y tú, Will? ¿vas a decir algo? —pregunta a su bebé que sonríe y con su dedo índice hace señas de no, es algo que Caleb le ha enseñado en decir no a todo.

—¡Voy a tener un bebé, Molly! —pierdo la cordura y hablo en un grito de felicidad.

Nick y yo, un bebé y nuestros dos niños. Nada puede ser mas perfecto.

MOLLY.

Le canto una canción a William que se queda dormido en mis brazos, cierra sus ojos poco a poco mientras una sonrisa se forma en mis labios al mirar a mi preciosa luz, mi bendición de hijo. Abro la puerta de mi departamento, encontrando todo en silencio y me extraña que aun Caleb no llegue, dijo que estaría aquí para preparar la cena. Paso la sala y entró a la habitación de colores claros donde acostare a mi hijo, él tiene una cuna lo suficiente grande para dormir con sus peluches y su perro Federico que le dio mi novio, con mi mano desocupada acomodo de un lado los peluches y en todo el medio acuesto al bebé de cabello dorado. Le quito su pantalón y demás para ponerle una pijama azul turquesa y sus medias para el frío. Por ultimo beso su frente y dejo la luz de la lampara encendida para que el cuarto no quede en completa oscuridad.

Deseo sentarme a mirar un rato el televisor, al salir termino de responderle un mensaje a Lyla donde me dice que se encuentra nerviosa ante la situación de decirle o no a Nick. Una voz que conozco me hace sobresaltar, y del brinco tirar mi celular al suelo.

—¿Mi hijo esta dormido? —pregunta él, relajado sentado en mi mueble.

Él esta en mi departamento, sentado sobre el sofá que es de mi propiedad y preguntando por su hijo, el niño del cual le había mentido diciendo que no es suyo. Ahora sí estoy metida en problemas grandes con Gonzalo...

A la Medida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora