Capítulo 17.

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LYLA.

Mi cama se hundía. Mis ojos los cerraba con fuerza pero los brincos en mi cama hicieron que abriera mis ojos y curvara una sonrisa en mis labios.
Thiago movió su cabeza a un lado mirándome boca abajo, besé su nariz y él sonrió.

—Buenos días, mami. —acomodó su posición para sentarse en forma de indio.

Estire mis brazos y abrí la boca en un bostezo. Sostuve el celular a mi lado en la mesa de noche para mirar la hora, seis y diez de la mañana.

—Buen día, hijo.

Thiago volvió a brincar en mi cama, juguetón y sonriente. Al sentirlo tan sonriente y lleno de alegría me sentí igual. Ver a uno de los amores de mi vida feliz me inundaba de alegría. Me hizo sentir como si no dejara de sonreír, como si no hubiera llorado toda la noche delante de Nicholas. Por eso es un nuevo día, para comenzar como uno desea, olvidando los problemas del ayer y pensar en un hoy. No dejaré que algún problema, por mas grande que sea, me arrebate la felicidad del hoy.

—Tengo hambre mamá —saltaba sobre mí hasta abrazarme por detrás —, ¿me preparas algo mamita?

—Ve a ducharte mientras yo preparo un sándwich de pavo, ¿sí? —me levante, puse las manos en mis caderas y Thiago asintió en busca del baño.

Salí de la habitación rumbo a la de Tommy. Al entrar todo estaba oscuro y mi hijo de ocho tenia la cabeza hundida en la almohada. Como cosa rara mi pequeño duermo en una posición incomoda y con el edredón en el suelo.
Me senté en su cama y empecé dando golpecitos en su espalda para que despertase.

—Dos minutos mas, mamá.

Besé su mejilla varias veces y abrió sus ojos. Algo fastidiado y con ganas de quedarse en la cama.

—Para nada, Tommy. Despierta y ve a darte una ducha para ir al colegio.

—Me siento mal, no quiero ir hoy.

Aunque Tommy estuviese suplicando no le creo. Muchas veces me jugó aquello de estar enfermo cuando era mentira. En primer grado lo hizo unas diez veces como mínimo y su padre nunca dijo nada, sólo decía que los estudios no son importantes en cambio yo creo que un ser sin estudios es un ser incompleto, como dijo un hombre de la historia, al fin y al cabo tenia razón. Yo deseo lo mejor para mis hijos y por ello anhelo que estudien hasta poder verlos con su diploma de universidad.

—No estas caliente, hijo —toqué su frente —. Cuando desayunes te sentirás mejor —di palmadas en su espalda y él sacó una pierna para levantarse.

—No es justo mamá. No quiero ir.

—Irás Tommy Parker, punto y fin de nuestra discusión.

Después de preparar el desayuno estamos listos para irnos. Nicholas entró a la cocina bostezando y bien vestido. Usa una camisa de marca bien planchada color gris y unos vaqueros azules.

—Buenos días mocosos —dijo despeinando el cabello de Thiago.

—¡Nicho! —Thiago lo abrazó entusiasmado.

—¡Nick! Mañana en la tarde tendré practica de fútbol, ¿me acompañarás? ¡anda,sí! —exclamó Tommy con la boca llena de comida.

—Hijo, mastica despacio.

—Sí mamá.

—Gracias por escucharme, Nicholas —susurré frente de él, tomé un plato y se lo di —. Preparé sándwich de pavo y en la mesa hay zumo de naranja, buen provecho.

—Está bien. Gracias —sonrió viendo la comida —, se mira delicioso, Lyla.

Después de una corredera de aquí para allá recogiendo los platos sucios, mi celular sonó con una melodía perfecta y Thiago exclamó: —¡Mamá, Chris escribió!

Por otro lado Tommy volteó los ojos y su ceño fruncido explica cierto enfado. Desde semanas algo pasó y, Tommy no se lleva con Chris como antes. Pienso que quizá, esté enfadado con él por ser mi novio, pero pueda que no.
Limpio mis manos con un paño de cocina para contestar, de reojo siento la mirada de Nicholas sobre mí, sus ojos verdes me miran como si fuera algo hermoso, con sus ojos brillosos sin embargo, al momento en que me doy cuenta él se encorva y fija su vista en el vaso de vidrio que contiene leche.

—¿Hola? —pregunto dulcemente.

—Bella, hoy no podré pasar por ustedes —dijo algo cansado, comencé a preocuparme por si está bien —, se presentó un problemilla en el trabajo, nada del otro mundo.

—Pero, ¿estás bien? —cambie mi voz por una mas preocupada.

—Sí, amor. Mi jefe me tiene trabajando desde anoche en un trabajo y estoy algo agotado. Creo que beberé un poco de café para no dormirme —una risita se escuchó —. Adiós mi bella, te llamo en cuanto me desocupe ¿vale? Te amo.

—Bueno si eso dices. Hasta pronto, igual.

Al finalizar la llamada Tommy estaba algo entusiasmado, cambió un ceño fruncido por una sonrisa.

—Christoper no nos vendrá a buscar, ¿cierto?

—No. Supongo que tomaremos un taxi.

—¡Yo los llevo! Digo, si quieres —saltó Nicholas hasta nosotros.

—¡Vamos Nick! —Tommy lo jaló por la camisa pero Nicholas no se movía —, rápido Nick...o llegaremos tarde.

—¿Tú estas de acuerdo? —preguntó inmóvil sin quitarme la mirada de encima.

—Ehm sí. No tengo de otra, será mejor que nos vayamos de una vez.

—Mami,Tommy tiene mi gorra puesta —se quejó y apuntó Thiago a su hermano.

Y aquí tendría que “luchar” con mis niños para que no comenzara otra pelea donde ambos quedarían llorando.

***

—¡Mira que sí es bello ese hombre! —suspiraba Clara viendo a Nicholas Lowey por el vidrio.

No podía negarlo. Nick se mira mas que bien, mucho mas que bien. Parado afuera recostado sobre su auto lujoso cruzado de brazos mientras hablaba con mi jefe Ren(ni idea de donde lo conocía) pero hablaba muy ajusto. Su camisa gris le queda ajustada y al cruzar sus brazos sus brazos se veían fuertes y grandes. Su rostro bien parecido, con unos buenos genes. Su cabello negro tan oscuro como el café y sus ojos,sus benditos ojos verdes que parecían algo hermoso...

—¡Qué papacito! —mordió su labio mi otra compañera de trabajo,Natasha.

Nicholas se dio cuenta de sus admiradoras y nos observó para guiñar un ojo y volver a su conversación con Ren. Todas las chicas por poco se desmayan, yo no sabia que hacer.

—¡Vamos chicas! A trabajar. Hay zapatos que acomodar.

Las chicas jugaron para irse cada una a su lado. Mi celular comenzó a sonar y pensé en Chris y antes de que hablaran contesté primero.

—¡Chris!

—De nuevo hablamos Lyla —una voz desconocida y ronca se hizo presente —. Lyla Cowell, veinte y nueve años, esposa de Thomas Parker. Tus hijos, ¿Thiago y Tommy? ¿no?

—¿Quien eres?

Mi voz salia entrecortada. Mi respiración se estaba perdiendo y mis manos temblaban al escuchar toda esa información, sobre todo lo de Thomas.

—Ten algo claro Lyla Cowell. Alejate de Nicholas Lowey, es tu primera advertencia.

Y al mirar a Nick algo preocupada él se fijó en mí. Después de unos segundos se escuchó un sonido de que habían colgado. Sentí que estábamos en peligro, esa misma persona de aquella vez.

Quiere hacernos daño.

Holau. Espero sus comentarios.

A la Medida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora