Miranda observó a los ojos de la mujer, asustada y enojada, así se encontraba Lyla deseando poder hacer algo pero la vida de su hija estaba de por medio. Apretó sus puños, con sus piernas flaqueando y sus manos intentando proteger su vientre pero Miranda Duch, estaba loca, enamorada de Nicholas hasta decir basta y envidiaba a Lyla Cowell de haberle arrebatado a su hombre, que desde que el ojiverde cumplió la mayoría de edad llamó la atención de su madrastra.
—Si Christoper te encuentra, lo lamentarás. —Lyla dio unos pasos hacia atrás, mas que asustada.
Christoper era una basura, sin embargo tenia una loca idea de que la niña que esperaba Lyla era suya, estaba mas que emocionado y deseaba que la pequeña ya naciera, quien de por sí ya era la luz de sus ojos. Christoper Duch no solo amaba a Lyla, amaba a esa niña que venia en camino y a quien sería su heredera al nacer. Según él, se llamaría Cristina, que en unos días estaría por nacer.
—Él no esta, se ha ido. —sonrió, mostró sus dientes y levantó sus cejas.
La puerta de pronto fue abierta, ambas mujeres se fijaron en quien era tomando por sorpresa quien se presentaba. Una figura mediana se mostró, con una camisa de Hulk y una bermuda negra. Claramente es el pequeño Christian que ha crecido, a quien su padre mandó a buscar.
—¿Qué estas haciendo, tía Miranda? —preguntó la inocente voz, acercándose. La vil mujer de inmediato escondió el arma, adoraba a su sobrino y el cual tenia una buena imagen de ella.
—Nada cariño, vine a saludar a Lyla —se fijó en la chica que no se atrevió a hablar. Estaba mas tranquila, ella no le haría nada con el niño presente.
—También vine a hacerlo, le he traído algo a la bebé... —sonrió, el chico que ya era casi un adolescente, con su cabello crecido y su cuerpo formándose. Había que admitir que el chico era todo un galán.
—Me encantaría mirarlo, pequeño. —comentó Lyla, de alguna manera le hacia pensar en su niño mayor.
El chico saco una pequeña cajita rosada, donde de adentro sacó unos aretes con una piedrita color fucsia en cada uno. Lyla la miró fascinada, Miranda volteo los ojos.
—Esta preciosa, me ha gustado mucho. —acarició sus mejillas.
—Iré a la cocina, cariño. Te prepararé unos bocadillos. —anunció la tía del chico, a lo que él asintió.
—¿Cómo se llamara la bebé? Papá no deja de decir que se llamara Cristina, pero parece que a ti no te agrada. ¿Estoy errado? —preguntó sentadose sobre la cama como indio.
—No lo estas —comentó ella —. Se llamara Nicolle Isabel —sonrió como una tonta, sentándose a un lado del chico.
—Nicolle, uhm, es un lindo nombre...¿puedo? —pidió amablemente a lo que la mujer afirmó, Christian no llevaba la sangre mala que tenían sus parientes —. Hola princesa Nico. Te habla Christian, ya estoy ansioso por verte. —murmuró al vientre, que provocó una sonrisa a Lyla y movimientos de la bebé.
—Eres un buen chico. —le dijo, y era cierto.
—Trato de serlo —se acostó en la cama —. ¿Extrañas a tus hijos? Sé que papá te alejó de ellos, sé a lo que se dedica mi padre y, no estoy orgulloso de lo que te ha hecho.
Aquellas palabras la dejaron muda, ¿qué sabia él?
—¿Qué dices?
—Que sé que mi padre es un matón y que mi tía no es lo que parece. También sé que la niña que esperas no es mi hermana...
—¿Cómo lo sabes?
—Me doy cuenta de todo, los chismes corren por los pasillos de ésta mansión.
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A la Medida.
Lãng mạnLyla fue abusada físicamente y psicológicamente por su esposo, Nicholas tuvo la peor infancia y un secreto escondido, Lyla tiene a dos niños encantadores por los que daría la vida, Nicholas comienza a querer a esos niños como si fuesen suyos, Lyla n...