NICHOLAS.Corro en busca de aquellos gritos, sin embargo siento como mi piel se eriza, el miedo recorre mis huesos hasta un punto de no poder mas. Cada vez mas cerca miro a un pequeño niño de cabello negro y ojos verdes ocultos por unos lentes negros. Ese niño soy yo; delgaducho, triste, débil e incapaz de hacer algo. Un niño nervioso y temeroso que por el que todos pasaban por encima. Luego estaba ella; fría, despiadada y cruel. La mujer que odio con lo mas profundo de mi alma. La mujer que arruinó la infancia de un niño de diez años.
Los gritos del niño que era yo eran cada vez mas fuertes, pidiendo ayuda. Intento hacer algo pero al momento de acercarme caigo al vacío, una sonrisa aparece frente a mi y de sus labios sale un:—Nunca escaparas de mi, Nicki.
—¡Nicholas! ¡Nick! —unas manos mueven mi cuerpo de forma violenta, al abrir mis ojos encuentro el angelical rostro de Lyla, su cabello despeinado y preocupada.
—¿Sucede algo? ¿los niños están bien? —pregunte alarmado, me levantó de la cama de golpe y ella se acerca a mi.
—Estamos bien, Nicholas —sonríe y me apunta —, ¿tú lo estas? Escuché gritos y creí que me necesitabas.
Era otra maldita pesadilla. Otra pesadilla que no me deja dormir en paz. Desde que la vi han sido constantes, la mujer de mi padre no me va a dejar tan fácil, no lo hará.
Paso una mano por mi cabello y me siento en la cama, cierro mis ojos con fuerza y mi corazón se acelera. Deseo que esto se detenga, quiero que paren.
La delicada mano de Lyla acaricia mi espalda desnuda, hace que me fije en ella y sonríe como un estúpido. Me regala una sonrisa mostrando sus labios.—Dicen que las pesadillas tienen que contarse o se volverán realidad. —continua haciendo los movimientos sobre mi espalda y, amo que lo haga. Me hace sentir tranquilo y en paz.
Nunca conté mis pesadillas, quizás por eso se volvieron reales. Pero aun no estoy listo para contar lo sucedido, no quiero que mis demonios la atormenten porque no podría con ellos. Ni siquiera mi mejor amigo sabe de aquello sucedido, ni mi padre ni Calvin.
—Creo que lo olvidé —mentí —. ¿Sabes que hora es?
—Puede que sean las cuatro y media. —respondió de inmediato.
—¡Diablos! Lo siento Lyla, te he despertado, en serio yo no quer...
—Estaba despierta hace mucho, no tienes porque disculparte —deja de acariciar mi espalda y dentro de mi maldigo —. Prepararé café para ambos, ¿está bien?
Asiento. Ella observa mi cuerpo desnudo a excepción de mi ropa interior. Me miro para darme la espalda y la escucho reír.
—Me pondré algo.
—Yo iré a preparar el café —la escucho decir y la observo salir de mi habitación. En el armario encuentro una franellila negra y un mono de color azul rey marca Adidas.
Salgo de la habitación vestido y el olor a café inunda mi nariz, caliente y delicioso café hecho por ella. La escucho tararear una canción conocido y mi mente no deja de pensar en lo linda que se mira, en como prepara nuestros cafés de buena forma. Y mi pesadilla se va borrando al mirarla a ella.—No sabia que eras tan buena cantante. —dije detrás de ella, Lyla se sobresalta al escuchar mi voz y la taza de café casi cae si no fuera por mi, tomo la taza pero no soy tan ágil para que se derrame y caiga sobre mi franelilla.
—Nick, ay...lo siento. —se disculpa y comienza a limpiar mi franelilla con su camisa, me detengo a escanear sus ojos. Muerdo mi labio y toco sus manos para que se detenga o arruinará su camisa.
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A la Medida.
RomanceLyla fue abusada físicamente y psicológicamente por su esposo, Nicholas tuvo la peor infancia y un secreto escondido, Lyla tiene a dos niños encantadores por los que daría la vida, Nicholas comienza a querer a esos niños como si fuesen suyos, Lyla n...