Capítulo 44.

391 46 2
                                    


Al hombre de ojos miel no se le borra de la mente aquel niño de cabellos dorados, ese bebé es una debilidad hecha persona.
Caleb observó a Gonzalo y de nuevo estrecharon sus manos.

—Fue un gusto, Gonzalo —comentó amablemente —. Gracias por lo del celular.

—No hay de qué. —sus manos las metió dentro del traje, viendo a la nada después de que el supuesto padre de Will se fuera.
Gonzalo no deja de pensar en tantas cosas, en que una de ella es que extraña a Nueva York como a nada...y que quizás ya era tiempo de regresar. De pronto la imagen de una chica pequeña y sonriente pasó por su mente, Molly, la chica a la cual dejó en un pasado. Su celular comenzó a sonar y al sacarlo de su bolsillo cruzó las cejas, es nada más y nada menos que su esposa.

NICHOLAS.

A pesar de estar en la reunión no me siento ahí, siento que estoy en otro lado lleno de pensamientos. Quiero regresar a mi hogar con mi familia, quiero preguntarle a Lyla si habló con Tayron acerca de Thomas, por si llega a decir algo. Se que los niños tienen que ver a su padre, sin embargo no se si aun sea el momento, estamos pasando lo de Christoper Duch como para meter a los niños en otro lío.
Siento un codazo de Caleb, me pongo derecho y me pongo a escuchar las ofertas de los socios.
—A mi parecer es mucho para Minnesota, debemos darle una cantidad no tan alta. ¿Qué tal si las cosas no salen como esperamos? La perdida sera enorme. —se levantó uno de los socios, Jhonny Brown.

Caleb me vio, para negar y levantarse.

—¿Y si todo sale a la perfección? Ganamos no sólo el doble sino el triple. Entiendo que lo que dice Brown es cierto, si fallamos la perdida sera grande y sino, el dinero ganado sera lo suficiente para comprar dos países enteros. —habló claramente Caleb, con sus puños puestos sobre la mesa.

Otro de ellos se levantó, Steve James: —Las posibilidades de que la nueva empresa en Minnesota sea un éxito es un sesenta y siete por ciento a que pierda como unos treinta y tres. Tenemos las de ganar, señores.

—Perfecto —decidí hablar sin levantarme —. Busquen los papeles y un bolígrafo que el trato esta hecho.

Mi amigo me miro triunfante. Aunque Jhonny Brown haya puesto difícil la situación, sera construido una empresa aquí. ¿Quien diría que yo, por fin decidí ser un hombre de negocios?

Acaba la reunión cada uno decidió irse a sus hogares, u hoteles como mi amigo y yo, que nos estamos quedando en el mismo. Nos iremos pasado mañana o quizás antes, después de hablar con los arquitectos y con los obreros para dejar todo e irnos. Caleb decidió irse quien sabe a donde, creo que dijo que compraría algo de ropa por unas tiendas populares por aquí. Minnesota tiene uno de los centros comerciales más geniales sin embargo yo preferiría quedarme en el hotel pensando en nuevos proyectos y hablando con mi chica.
Casualmente entró una llamada de ella a la pantalla de mi auto alquilado, la acepte y sonreí para hablar.

—¡Hola amor! —salude, viendo a la pantalla y viendo a mi frente de nuevo.

—Cariño, ¿cómo salió todo? —preguntó, con una dulce voz.

—No pudo haber estado mejor. —crucé una calle —. ¿Cómo están tú y los niños?

—Ya te quiero ver, cielo. No sabes lo feliz que estoy de que todo haya salido de maravilla —asentí. Ella me vuelve tan feliz. —Aquí estamos bien, Thiago quiere hablar contigo. —espere unos segundos para escuchar la voz de mi niño de nueve años.

—¡Hola papá!

—¡Mocoso! ¿qué estas haciendo?

—Hace rato llegamos de jugar con tío Tay. Estoy aprendiendo a jugar mas.

A la Medida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora