Capítulo 34.

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El lugar se encuentra en silencio. Caleb y Molly apoyan a su amigo mientras este esta devastado, sufriendo por el amor de su vida. Molly no dejaba de acariciar su espalda diciendo que las cosas mejorarían, pero no eran así. Mientras que Caleb bebía un poco de vino y le daba a su amigo.

Destruido. Pensando en que ella y esos niños habían sido lo mejor que le pudo haber sucedido, que nada sera jamas como escuchar las risas de esos niños, que nada se parecía a lo que sentía por ella. Lyla era de esas chicas que se metían en tu corazón de una forma que jamas saldría. Nicholas no olvidaba aquellos dos besos que le dio, aquellos dos besos que significaron tanto para ambos, aquellos dos besos que te hacían creer en el amor de nuevo. Luego recordó la forma en que lo dejo, solo en en ese sofá. Cuando lo primero que quería era ver aquella sonrisa humilde y hermosa.

—La amo tanto, chicos. La amo tanto que no puedo simplemente olvidarla y ya. —Nick, bebió del vino y quedó observando la copa de esta. Caleb miro a Molly y Molly a Caleb, sin saber que decirle a su amigo con respecto a lo que sucede.

El timbre de la puerta sonó repetidas veces, Caleb gruñó por el molesto ruido y la chica se dispuso a abrir. Al ver de quien trataba se congeló, un hombre que para nada le simpatizaba y que además estaba borracho. Ese mismo es Christoper Duch: el novio de Lyla Cowell, el hombre que acostumbra a usar muchos lentes sin importar el momento y estos ahora no eran la excepción.

—¡¿Dónde esta Lowey?! —apretó su puño, listo para golpear. Su rostro daba miedo, su cara seria y su voz gruesa y sin piedad.

Caleb escuchó la voz de Christoper e hizo una seña a su amigo para saber quien se encontraba en el lugar.

—Es Christoper. —dijo en voz baja Deluca.

—Hola Molly, ¿cómo estas? —habló ella como si fuera él, cruzó sus brazos.

—No estoy para saludos. Dime donde esta el imbécil de tu amigo. —entró como si fuera en su casa.

—Mas cuidado en como le hablas a mi chica, Duch. —amenazó el castaño caminando hasta Molly, cruzó sus brazos y apretó la mandíbula.

—No eres el imbécil que busco...

—Si estas buscando a Nicholas aquí está, ¡¿qué diablos quieres?! —Nick se presentó, votando humos de rabia.

—Tú —quitó sus lentes y sacó el arma de su cintura —. Te quiero lejos de Lyla, ella es mía. —escupió.

Los tres se quedaron impactados al ver al hombre con un arma, que apuntaba a Nicholas claramente. Caleb puso a Molly detrás de él y miró a su amigo esperando que hacer.

—Ella no es tuya, no le pertenece a nadie. Desde que te vi sabia que no eras de fiar. ¿Dónde esta ella y los niños? Creeme que si les has tocado siquiera un pelo te mato. —dijo sin intimidarse, esa arma no le daba miedo ni nada por el estilo. Lo único que le preocupa era que ese hombre pudiera hacerle algo a su familia, porque sí, él sentía a esos niños como sus hijos y a ella la amaba bastante. El hecho de que él sostuviera un arma implicaba que podría hacerle daño a Tommy o a Thiago cuando quisiera.

—Esos bastardos no me interesan, sólo me importa bella. Esos tontos niños sin papá lo único que hacen es molestar, te recuerdo que puedo hacer con ellos lo que me de la gana.

Ambos amigos se miraron. El ojiverde tensó la mandíbula y apretó los puños al escucharlo hablar de esa forma de sus niños. Nicholas cogió el arma y tomó su brazo con fuerza para acto seguido golpearlo en el abdomen y dejarlo en el suelo, Chris cayó soltando un grito ahogado, tocando su barriga. Caleb le habló a Molly que fuera a esconderse con el niño en su cuarto y no saliera hasta que estuvieran fuera de peligro.
Deluca marcó su puño en la cara del hombre sobre el suelo.

A la Medida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora