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*Bárbara POV*

El viernes llegó y con él, mi cita con Chris.

Es gracioso, él me había invitado a salir dos fines de semana seguidos, pero siempre que iba a hablarme de eso se ponía nervioso. Chris era muy tierno.

A las 8 pm en punto me metí a la ducha; para salir luego de 20 minutos envuelta en una toalla, meterme a mi armario y tomar un lindo vestido que mamá me había traído del Paris hacía 2 meses pero que no había usado, unos tacones negros de unos 15 cm con la suela blanca, debo decir que me veía bastante bien, pinte mis labios de un rojo intenso y maquille un poco mis ojos, tome mi bolso y puntualmente a las 9:00om, Chris ya estaba tocando el timbre de mi casa, mis padres habían salido a cenar.

-Hola Chris-saludé abriendo la puerta. Chris me miró y se mordió el labio inferior.

-Hola linda-dijo dándome un beso en la comisura de los labios a lo que yo sonreí - ¿Nos vamos? -me preguntó tendiéndome su mano, la tomé y entrelazó nuestros dedos para caminar a su auto. Debo decir que hacía una semana ese tipo de contacto se me hacía irrelevante, pero en este día lo sentí raro.

Llegamos a un restaurant muy lindo, situado en South Beach (uno de los más reconocidos barrios de Miami), llamado "Barton G". Se trataba de un restaurant muy lujoso, pero sobre todo hermoso con un ambiente muy ¿romántico? Y sofisticado, también tenía una especie de villa con una fuente preciosa.

- ¿Te gusta? -preguntó Chris a mi oído.

-Es precioso -respondí recorriéndolo con la mirada.

-Vale, vamos -dijo guiándome a una mesa.

La cena paso muy linda, la comida era exquisita y Chris me hacía reír mucho. Sin embargo, como siempre, la gente me miraba raro, aunque no me importaba realmente. Pura gente tonta.

Chris me pregunto qué quería de postre y pedí un delicioso pastal de triple chocolate envinado y me dijo que, si me apetecía irlo a tomar a la villa de la terraza, frente a la fuente. Obviamente le dije que, ahí no había nadie, solo nosotros dos y hacia mucho silencio, sólo se escuchaba en repiqueteo de mis tacones. Ambos nos acomodamos en un asiento forjado de fierro con lindas decoraciones y cómodos cojines mirando el agua de la fuente. Entonces llegaron nuestros postres y empezamos a comer, Chris pidió solo helado de chocolate con plátano y crema batida.

Cuando acabamos de comer, Chris saco una caja rectangular color azul de terciopelo, de su chaqueta. La abrió y me la mostró.

-Es para ti-me susurró. La tomé en mis manos y la observé, era una cadenita de oro blanco con un dije de ∞ rodeado de piedritas brillantes. Estaba hermoso.

-No tenías por qué hacerlo Christian. Gracias-le dije abrazándolo. Él me dio vuelta y retiro mis rizos para ponerme la cadenita.

-Sabes Bárbara...-dijo mirándome a los ojos –he estado pensando acerca de esto... -se detuvo, mientras yo lo miraba expectante- sobre nosotros... y no soy un chico que le de muchas vueltas al asunto, ni mucho menos que tenga miedo a decir lo que siente-habló más rápido de lo común y yo quise reír, pero seguí mirándolo inevitablemente enternecida- así que simplemente, quiero intentarlo contigo. Te quiero mucho, me enamoré de ti como un tonto. De hecho, me gustaste desde la primera vez que te vi, por eso fui yo quien te hablo ese día. –me mordí el labio mientras pestañeaba lentamente- La cadena es simplemente para sellar la promesa de que pase lo que pase siempre quiero que seas mi mejor amiga, no te quiero perder nunca... -volvió a detenerse y yo seguía sin poder pronunciar palabra, así que continuo- Si quieres intentarlo conmigo, te prometo que ante todo siempre seremos amigos y si no funciona lo seguiremos siendo siempre porque de verdad te quiero Bárbara-dio un suspiro y yo aún lo seguía mirando a los ojos pero ahora sonriendo tiernamente-¿Quieres ser mi novia Bárbara?-me preguntó haciendo una chistosa mueca. Es lo que estaba esperando. Reí internamente.

TOCANDO EL CIELODonde viven las historias. Descúbrelo ahora