#30

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Y ahí estaba él, tan hermoso como siempre. Vestido de negro con esa pinta de chico malo única. Y como si de un relámpago se tratara todos aquellos besos, abrazos y "Te Amo" vinieron a mi cabeza. Todas esas noches en vela, todas esas fiestas nocturnas que parecerían que nunca terminarían. Todas las promesas rotas. Las zorras que nunca me llegaron ni a los talones y los patanes que ni siquiera se comparaban con él. Las veces que nos escapamos juntos. Cuando las reglas importaban una mierda. Las carreras clandestinas. Las borracheras de todo un fin de semana. Los festejos y las derrotas. El que yo creí que era mi alma gemela. El que yo creí que de verdad me amaba. Todo aquello estaba enfrente de mí y no sabía cómo sentirme al respecto. Tenía ganas de gritar, de llorar, de reír, de saltar y festejar porque pensé que jamás lo volvería a ver. Por primera vez en mi vida no sabía exactamente qué hacer. Él me miraba como si una escultura se tratara, sus ojos brillaban exactamente como los recuerdo. Ese reflejo en sus ojos significaba alegría y anhelo. ¿Él me había extrañado? No lo creo. Él me dejo sin si quiera decir adiós. Sin ni siquiera pedir una explicación. ¿Por qué? Simplemente por nunca le importe.

-Ángel-mustió apenas audible.

- ¿Qué haces aquí? -pregunte aun en shock.

- Te he buscado por meses preciosa. Me alegro tanto de haberte encontrado -trató de abrazarme, pero me aleje- ¿Qué te pasa?

- ¡¿QUÉ ME PASA?! ¡ME PASA QUE TE LARGASTE HACE MAS DE 10 MESES Y AHORA APARECES AQUÍ COMO SI NADA! –grité con ojos cristalizados. "No llores Bárbara" "No llores Bárbara" "No llores Bárbara" me repetía a mí misma varias veces.

-Tranquilízate Ángel nada de esto es como piensas. Todo tiene una explicación. Nada es como te lo hicieron creer. Necesito hablar contigo en un lugar privado -lo pensé un par de veces antes de dejarlo entrar. Ambos nos sentamos en la sala.

- ¿Entonces cómo se supone que paso? Te fuiste después de saber de mi pasado gracias a la perra de Camelia te lo contara a su conveniencia. Ni siquiera me pediste una explicación o me gritaste la clase de basura que soy. Ni siquiera fui digna de tus insultos-respiré profundo para no soltarme a llorar. El me miraba con los ojos hechos agua -Me destruiste Harman -mustié apenas audible para ambos.

Así es. Era Harman, Harman Sallow ese maldito que me abandonó cuando se enteró del pasado que tuve antes de él. La única persona que de verdad había amado. El que termino de joder mi vida completa. Y que ahora que estaba tratando de repararla, aparecía para revivir todos aquellos buenos y malos recuerdos que de alguna manera estaba tratando de apartar de mi memoria para reemplazarlos con solo los buenos nuevos recuerdos.

-No preciosa, nada de lo que dices es cierto. Todo lo que te hicieron creer es una jodida mentira. Una mentira que no solo te destruyo a ti sino a mí también.

- ¿Entonces que paso? ¿Por qué estás aquí? ¿Por qué apareces hasta ahora?

- Porque te amo, porque jamás te pude olvidar. Jamás te dejé de buscar.

- ¡JODER HARMAN! ¡DIME DE UNA PUTA VEZ QUE FUE LO QUE PASO! -le grité saltando del sillón. Él también se paró y se puso frente a mí. Sus ojos color esmeralda expresaban tristeza.

-Nunca te abandone Bárbara. Es cierto que me enteré de tu pasado, pero no me fui por eso. Recuerdo que un viernes por la noche Camelia me llamo para decirme algo importante según ella. Quedamos de vernos en un parque y fui. Ella me lo conto todo. Algunas cosas las exageró, pero eso no importa, después lo descubrí todo. Ese día era muy tarde para ir a tu casa a hablar contigo y decirte que nada de lo que había pasado importaba, decidí dejarlo para el sábado por la mañana, pero ese día mi padre me levanto a primera hora para viajar a Boston por cuestiones suyas de trabajo. Traté de comunicarme contigo, pero perdí mi móvil en el avión, después compré otro y te marqué, pero nunca contestaste -mi madre se había desecho de mi móvil- después de dos meses regresé, pero tú ya no estabas. Te habías ido Ángel. Pensé que me habías dejado. Tus amigas no sabían nada, incluso algunas me hablaron mal de ti, pero las ignore. Perdóname Ángel -dijo derramando lágrimas.

Por primera vez en mucho tiempo no pude soportar mi llanto. Lo abrace fuerte, como si me vida dependiera de ello y llore, llore como nunca lo había hecho. Él me había hecho tanta falta. El tiempo había pasado y yo aún sentía lo mismo por él. Mi vida se había caído a pedazos cuando supe que el ya no estaba más, cuando pensé que me había dejado porque era tan poca cosa, y me dolía aún más porque sabía que yo era una basura que no le merecía.

-Yo también te amo Harman-dije en su cuello. Él se alejó lentamente y me miro a los ojos. Había extrañado tanto aquellas gemas color jade. Su mirada se alternaba de mis ojos a mis labios, yo no quería esperar más. Tomé sus labios en un lento vaivén. Sus labios, había olvidado como se sentía tocar aquellos labios. Jamás me había sentido tan bien. Nunca imagine que sentiría el reencuentro que desee por tanto tiempo. Harman tomó mi cintura e hizo que envolviera mis piernas en su cadera. Sin dejar de besarme subió las escaleras y solo despegamos nuestros labios para que yo le mostrara cual era mi habitación.

Me recostó delicadamente en la cama y se deshizo solo de mi blusa transparente y de su camisa. Mi piel caliente se adhería a la suya con la misma temperatura. Sus besos descendieron hasta mi cuello provocando que soltara un gemido. Lo había extrañado tanto, su forma de besarme, de acariciarme. Él fue y es todo para mí. Cuando estoy con él, lo demás sale sobrando. No perdimos demasiado tiempo. Al cabo de cinco minutos ambos estábamos desnudos y entre besos y caricias el entro en mi tan delicadamente como la primera vez que lo hice con él. Me sentía rara, la sensación de mariposas revoloteando en mi estómago se sentía, pero es como si no fuera tan intensa como antes. Seguro que es por han sido demasiadas sorpresas en un día.

Ambos nos encontrábamos en movimientos sincronizados, sudados y agitados, reviviendo viejos tiempos. Una, dos, tres veces entro salió de mi para que ambos alcanzáramos la cima del éxtasis. Después de aquel acto que permanecería en mi mente por siempre ambos caímos rendidos en los brazos de Morfeo.


*Narradora POV*

Y ahí estaba otra vez esa sensación, la sensación de estar tocando el cielo, pero con una persona diferente. Hoy no era con Jason con quien lo sentía sino con Harman. Lo que Bárbara no sabe es que el cielo no es el límite.

TOCANDO EL CIELODonde viven las historias. Descúbrelo ahora