#26

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Hoy era viernes e iba al colegio más desaliñada que nunca. Llevaba puesta una blusa largar blanca con unos dibujos extraños, un pequeño short con unas cintas negras con aros alrededor de mis piernas, un gorro negro y unas botas rusticas negras (está en multimedia) aún me sentía fatal por lo del pasado lunes. Toda la semana me la había pasado pidiéndole disculpas a Chris y el amablemente me decía que ya lo dejará en el olvido. No me había reunido en toda la semana con Bradley. De verdad estaba arrepentida y me sentía fatal por la situación. Ahora me dirigía a la cafetería con Andy mientras esperaba a Noah. Él me había dicho que no era su problema y no tenía por qué juzgarme, pero no podía verlo a los ojos porque era amigo de ambos y sentía aún peor. Todos estos días me la había pasado enviándonos a los tres. Siento como si no tuviera que haber conocido a ninguno. Esto es una maldición. Yo estoy maldita.

- Ya Bárbara, Chris se la ha pasado diciéndote toda la semana que lo olvides y tú aún traes esa horrible cara de zombi.

- Por más que intentó juro que no puedo olvidarlo Andy. ¡JODER! ¡JAMÁS LO OLVIDARÉ!

- Ya Bárbara cálmate.

- Me voy. Nos vemos luego Andy. Ahí viene Noah.

Me levanté de la mesa y me fui al patio trastero como todos los días. Sola con mi soledad.

Como todos los días Jason se acercaba a mí. Pero me levanté antes de pudiera llegar a mí.

- ¡¿HASTA CUANDO?! ¡¿HASTA CUANDO ME VAS A SEGUIR EVITANDO BÁRBARA?!

- ¡HASTA QUE ENCUENTRE LA PAZ QUE NECESITO! -Le respondí y salí corriendo.

El día siguió pasando normal. No había vuelto a ver a nadie más de ellos en todo el día. Al final de la jornada me marché a casa. Una vez estando ahí sentí que la cabeza me daba vueltas. No iba a poder estar en paz hasta saber que Chris me había perdonado de corazón. Tomé las llaves de mi auto y me dirigí a su departamento. Toque un par de veces hasta que un Chris sin camisa y somnoliento me abrió.

- ¿Bárbara qué haces aquí?

-Vengo a hablar contigo Chris

-Pasa.

Me adentré en su apartamento y me dejé caer pesadamente en el sofá del living.

-Vengo a pedirte perdón- Chris resopló cansado y dejando caer su cabeza hacia el espaldar del sofá.

-Pequeña ya hemos hablado mil veces de eso.

-Chris yo de verdad quiero tu perdón de corazón.

-Y lo tienes Bárbara.

-Ya no puedo vivir así Christian. Necesito que me digas algo que me haga sentir mejor. Algo que llene este estúpido vacío que siento en el pecho. Necesito que te desahogues. Necesito que me digas cuán perra soy. Quizá eso me haga sentir mejor.

Chris me miraba expectante. Como pensando que decir.

-Ven acá princesa -dijo tendiendo su brazo para envolverme en un cálido abrazo- todo está bien -dijo peligrosamente cerca de mis labios. Unió nuestros labios en un puro y casto beso- todo está bien Bárbara -repitió en un susurro.

- No te calles nada Chris.

- No lo hago preciosa, -suspiró pesadamente- tienes 18 años, te tomas demasiado en serio los problemas. Y no estoy menospreciando mis sentimientos, ni mucho menos los tuyos. Es sólo que, nada es para siempre. Ya está. Pasó. Todo tiene que seguir un curso. Yo escojo perdonarlos y quedarme con ustedes. Por al final, son mi familia y... esta es la despedida Bárbara.

- ¿Estás seguro?

- Completamente-dijo mirándome a los ojos. Sus ojos habían perdido cierto brillo y eso me dolió.

- Te Amo Chris. Eres el mejor de verdad. Y lamento mucho haberte hecho esto.

-También te amo Bárbara. Como nunca jamás lo haré con nadie más.

Sus palabras hicieron que mis ojos se cristalizaran. Pero no iba a llorar. Tenía que hacer algo para quitarme este sentimiento. Pase una pierna por el regazo de Chris sentándome en este y mirándolo fijamente a los ojos.

-Algún día vas a encontrar a la mujer de tu vida. La madre de tus hijos. La compañera de tu vida. La mujer que te haga feliz siempre. Y sabes que... Ese día vas a olvidarte de esta puta que tanto daño te está causando. Tú eres CHRISTIAN MILLER. El que toda chica quiere como novio y del que muy pronto todas las mujeres querrán como esposo. No sufras por mi bebé -los ojos de Chris se cristalizaron. Puso ambas manos en mi cintura y volvió a chocar sus labios con los míos.

-Ese día ya llegó. Yo ya encontré a la mujer de mi vida. A la tía de mis hijos. Mi compañera para toda la vida. La mujer que desde que conocí me ha hecho feliz y que sé que lo seguirá haciendo. Yo soy CHRISTIAN MILLER el que adora sólo a Bárbara Wells. Voy a sufrir el resto de mi vida por no ser suficiente para ti. Y no eres ninguna puta. Tú no tienes la culpa de no sentir lo mismo que yo siento por ti. Te adoro preciosa.

¿Qué sentirías si alguien te dijera aquello mirándote fijamente a los ojos? Si te dijera todo lo que toda chica quiere escuchar de un hombre y que sólo una basura como yo ha logrado conseguir. Chris era el prospecto ideal para ser el amor de la vida de cualquier chica. El destino de dio una mala jugada porque es él quien tuvo que ser el amor de mi vida. Es el a quien debí de amar. Pero en el amor no se manda.

Y ahí estaban otra vez mis tontas lágrimas atoradas en la entrada de mis ojos.

- Siempre. Oye esto SIEMPRE voy a estar para hacerte feliz Chris. Eres el mejor chico que he conocido en mi jodida vida. Te Quiero muchísimo -dije abrazándolo como si mi vida dependiera de ello. Jamás lloré porque es una promesa a la cual me rehúso a romper.

La tarde pasó entre risas y películas de comedia. Ahora me sentía en el lugar correcto en la vida de Chris. Como su mejor amiga. Sin duda ese siempre fue mi lugar, el que nunca debí dejar. Al final del día regresé casa. Rendida y con el alivio más grande que había tenido en años me metí bajo las sábanas de mi cama a por fin descansar en paz.


*Narradora POV*

Ahora el alma de Bárbara vivía en paz después de aquella tarde linda con Chris. Ahora ella era libre de hacer su vida con quien quisiera. Pero ¿Jason querría algo serio de verdad con ella? O ¿Ella querría estar en una verdadera relación con sin infidelidades? ¿Ella sería capaz de volver a sentir ese tipo de amor por alguien? Salir de ese bucle parecía una cosa difícil en ese punto de la vida de ambos chicos.

TOCANDO EL CIELODonde viven las historias. Descúbrelo ahora