Después de llorar un rato en la recamara de Chris, volví a mi cama tratando de dormir, pero no pude conciliar el sueño ni un minuto seguido. Esto era el infierno. Si había aguantado tantas cosas de la vida, estaba segura que con esto ya no podría. Salí al balcón de mi ventana y miré el cielo, la luna estaba llena. Mis ojos se volvieron a cristalizar. Ya no quería llorar, pero no lo podía evitar.
Después de un rato en la fresca noche, volví a mi cama. Mi reloj digital marcaba las 4:08 am. Al cabo de un rato me quede dormida, pero solo pareció como si hubiera pestañeado cuando el jodido despertador estaba sonando. Eran las siete de la mañana, me levante como zombi y me di una ducha rápida para luego ponerme unos simples jeans, una blusa equis y mis converse negras. No tenía ganas de nada más que de llorar. Tomé mi Lamborghini, no tenía ni siquiera el valor de mirar el Enzo morado, así que no lo usaría, creo que fue inútil mandar a buscarlo, posiblemente esta misma semana lo regrese a Nueva York. Cuando llegue a la universidad, el estacionamiento estaba vacío, estaba llegando tarde y no me importaba en lo más mínimo.
El día fue de mal en peor, en mi primera clase fui regañada por llegar tarde, en la segunda me estaba quedando dormirá, en la cuarta no podía dejar de llorar así que tuve que ir a la enfermería por una aspirina para "el dolor de cabeza" que tenía y por ultimo a la hora del almuerzo golpe a una estúpida que me grito algo sobre Jason. Jason. Jason. Jason. Jason Bradley. Ese nombre me daba vueltas en la cabeza y me sentía mareada, quería regresar a casa y llorar, quería ir a un lugar donde nadie me pudiera ver y llorar aún más. Quería estar en un lugar en donde no sintiera esto en el corazón, un lugar en donde me pudiera sentir bien, en donde el dolor no se conociera. Pero ese lugar no existía.
Faltaban solo dos minutos para que la campana de salida tocara y eran los dos minutos más eternos de mi vida. Después de mirar mal a algunos que aun miraban curiosos mi aspecto, la campana sonó y salí como rayo de ahí. Para acabar de joder mi puto día no vi a Lucas en todo el día y Jason ni siquiera asistió hoy. ¿Por qué yo sí vine? Me hubiera quedado en casa llorando todo el día, solo vine a causar y causarme problemas.
Cuando llegue a casa lo primero que hice fue ir directamente a mi habitación, me tire en la cama y ahogue un fuerte grito en la almohada. Bárbara Wells no llora ¿lo recuerdan? ¡PUES A LA MIERDA! Me sentía demasiado mal para luchar con mi orgullo, solo me deje ahogar en el mar de la tristeza acompañada de soledad.
ESTÁS LEYENDO
TOCANDO EL CIELO
Teen Fiction¿Quién se iba a imaginar que la pequeña Bárbara iba a cambiar tanto en 1 mes? Paso de ser a una hermosa niña que usaba delicados y caros vestidos de diseñador a ser la chica del chico malo del instituto, con modales irracionales, vestimenta y peina...