Capítulo 1.

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En la tumba del gran general perro, el lugar dónde los humanos no pueden llegar, se encontraban una humana llamada Kagome que resultó ser la reencarnación de una antigua sacerdotisa llamada Kikyo. Esta murió el mismo día en que selló al híbrido llamado InuYasha, quién deseaba robar la perla de Shikon para convertirse en un demonio completo pero nunca logró tenerla. InuYasha es el hijo del mismo general perro, Inu No Taisho y su madre era una humana llamada Izayoi.
Su padre ya había tenido un hijo junto a otra mujer, pero esta era un demonio y su hijo, mayor, nació siendo un demonio completo por obvias razones. Su nombre es Sesshomaru y su deseo es poseer la espada que su padre dejo. Estos tres personajes, junto a un pequeño demonio llamado Jaken, sirviente de Sesshomaru, se encontraban reunidos y no por buenas razones.

Su padre ha dejado la espada para InuYasha.

Esas eran las razones por la que ambos hermanos se encontraban discutiendo.
Sesshomaru no logró sacar lo que pensaba que era SU espada. InuYasha lo intentó y no fue rechazado por el campo que emanaba esta pero no pudo sacarla. Así, mientras ambos hermanos peleaban la joven sacerdotisa se encontraba observando preocupada como ambos se herían, le preocupaba InuYasha, no sabía que hacer. No le quedó otra opción se acercó a la espada y con gran esfuerzo sacó la espada, Sesshomaru que estaba apunto de asesinar a su hermano menor con sus garras con veneno se detuvo, InuYasha se sorprendió y el pequeño demonio que acompaña a Sesshomaru estuvo a punto de morir de un infarto.
Kagome examinó la espada por un momento pero fue interrumpida por Sesshomaru, se acercó a una gran rapidez a ella y la miró con el ceño fruncido, ¿Cómo era posible que una humana sacara la gran espada de su padre?.

—Lo siento..

—¿Quién eres tú? ¿Cómo has logrado sacar a colmillo de acero —Le preguntó con un tono de repugnancia. Kagome se puso completamente nerviosa que no paso desapercibida por el demonio de mirada fría, mantuvo la espada en frente de ella en todo momento y no la soltó. Sesshomaru no recibió respuesta.

—¡No te acerques a ella! —Gritó InuYasha a su medio-hermano y este sólo se dio la vuelta.

—¿Hum? —Ese fue el sonido que salió de la boca de Sesshomaru, levantó una de sus finas cejas mientras observaba al híbrido—.¿Me pides que no le haga daño a esta mujer luego de ver como saca la espada de mi padre?

—Maldición Sesshomaru, no le hagas nada.. —Dijo InuYasha mirando a la joven preocupado por lo que le podría hacer su hermano. Kagome retrocedió pero se detuvo al ver como el demonio la miraba disimuladamente.

—¿Porqué te preocupas por esta mujer? —Le preguntó Sesshomaru—. Una raza tan débil y desagradable como los humanos no debe existir —Extendió su mano—. Aunque esta mujer es muy bella y posee un gran poder, puedo sentirlo.. Pensó el demonio frunciendo el ceño—. Patético —Se dijo a si mismo y veneno salió de su mano haciendo que los huesos se derritieran y cayeran encima de la joven sacerdotisa. InuYasha se llenó de pánico y su respiración comenzó a entre cortarse.

—Kagome.. —Susurró—. ¡Maldito! ¡¿Qué le hiciste?! —Gritó preparando sus garras, su sangre hervía.

—Sólo la he mandado a un lugar al que no puedes llegar —Dijo con indiferencia. InuYasha corrió y con todas sus fuerzas atacó a su hermano rompiéndole la armadura— Tsk. Que estúpido eres híbrido.

—¡Cállate, idiota! —Gruñó InuYasha y volvió a atacarlo.

—¡Vaya! veo que te afecta la perdida de esa mujer. Dime InuYasha, ¿Porqué la proteges? ¿Porqué dejas que huya? ¿Porqué la amas? —Esto último lo dijo entre dientes, Amor es una palabra que sólo los débiles usan, es un sentimiento que sólo los débiles tienen. El amor es de débiles; Sesshomaru odia esa palabra, odia ese sentimiento, lo odia. InuYasha no respondió pero le dedicó una mirada de odio.

—Te mataré, vengaré la muerte de Kag.. —Un sonido proveniente de los huesos derretidos hizo que ambos hermanos voltearan a ver. InuYasha suspiró aliviado mientras Sesshomaru no le tomó importancia. Una mano sosteniendo la espada salió del poco de huesos derretidos y luego salió por completo Kagome tomando una gran cantidad de aire. Parpadeó varias veces y el primero que vio fue al que trató de asesinarla, se acercó a él apuntándolo con la espada.

—¡Oye tu! Que irrespetuoso y violento eres, sólo espera a que te de tu merecido —Sesshomaru le dio una pequeña sonrisa que sólo Kagome pudo ver, se alejó de él y le dio la espada a InuYasha—. Se ve que ésta espada es genial, deberías conservarla —Le sonrió dulcemente e InuYasha sonrió de vuelta e inseguro y rascó su cabeza. Corrió y escaló en los huesos.

Ese día fue cuando Kagome y Sesshomaru se conocieron, su relación es algo difícil de explicar. No son amigos, no son enemigos y mucho menos amantes, esto último sería sólo por el momento, aunque ninguno de los dos estaba consciente de eso.

Ahora la joven sacerdotisa se encontraba en el río sola recogiendo agua para los fideos que tanto le habían gustado a InuYasha. Ella ya estaba comenzando a sentirse atraída por el muchacho de orejas de perro y eso lo sabía perfectamente. Mientras recogía el agua comenzó a silbar alegremente y no sabía que desde una rama un demonio de ojos como si fueran un lago de oro fundido la miraban con intensidad. El demonio no entendía a que se debía tanta emoción pero ignoró ese hecho, siguió mirando a la muchacha. Algo andaba mal, observarla lo hacía sentirse extraño, era como si no quisiera dejar de verla nunca.

—Tonterías..  —Susurró frunciendo el ceño pero no le quitaba la mirada de encima a Kagome, por más que lo intentara no podía.

—¡Creo que ya es suficiente! —Exclamo Kagome con una sonrisa y comenzó a caminar, Sesshomaru bajó del árbol sin saber porqué y quedó frente a ella. Kagome se asustó pero luego se tranquilizó al ver al ser que tenía en frente y sonrió—. Ah, Sesshomaru me has asustado.

No dijo nada.

–¿Me has estado espiando? —Le preguntó Kagome con una ceja levantada. Sesshomaru sólo la miró con algo de desprecio pero la analizó bien.

—No Respondió él y se dio la vuelta para comenzar a caminar, Kagome lo vió y luego se encogió de hombros, sintió un poco de culpa al ver que le faltaba un brazo.

—Seguro me odia por eso —Se dijo a si misma con un poco de tristeza—. Aún sin brazo sigue siendo increíblemente guapo Pensó y no se tomó la molestia de retirar el pensamiento, Kagome sabía que era cierto. Cuando ya Sesshomaru había dejado su punto de vista, caminó para reencontrarse con sus nuevos amigos.

¿Qué me has hecho, mujer? || Sesshomaru y Kagome.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora