Capítulo 21.

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Luego de unos días, Kagome decidió regresar a su época. Debía estar al corriente de sus estudios y tenía que ver a su familia y amigos. Como siempre Ayumi, Eri y Yuka le preguntaron por InuYasha y Sesshomaru y esta vez Kagome contó con todo y detalles de como sucedieron las cosas dejando satisfechas a sus amigas. Hojo como siempre llegaba con algún medicamento nuevo para darle. Esta vez llego con una especie de crema para evitar cicatrices, esta vez su amado abuelo no tuvo que mentir acerca de su ausencia.

Ahora Kagome se encuentra en su casa descansando. Acostada en su cama dando suspiros. El demonio de preciosos ojos ámbar no abandonaba su mente, cuando ella se fue a su época esta vez InuYasha no la acompañó. Sesshomaru se encargó de eso.
Ella aún no dejaba de pensar en la propuesta del demonio. ¿Ser su mujer? Eso sería algo nuevo para ella, más por qué se trata del Lord del Oeste y eso significaba que ahora ella sería la dueña y señora de esas tierras también.

Entonces, cuando se terminara la lucha con Naraku, ella terminaría sus estudios y luego se iría de nuevo para comenzar una nueva vida al lado de él. El que realmente tenía atado ese hilo del destino. InuYasha, él sólo se encargó de hacerle creer que estaba enamorada y tuvo que vivir con que él le recordara que no servía para ciertas cosas, que era un estorbo y hasta constantes comparaciones con Kikyo; eso le dolía pero eso se acabaría. No. Ya se acabo y esta vez sería más fuerte.

—Ya no más.. —Susurró seguida de otro suspiro. Sus ojos miraban el techo blanco de su habitación. Por alguna razón siempre mirar el techo la relajaba.

—¡Kagome! —Gritó su madre desde abajo.

—¿Qué pasó? —Gritó en respuesta, sentándose.

—¡Tus amigas están aquí! —Kagome suspiró.

—¡Qué pasen! —Gritó. En un segundo ellas ya estaba entrando a su habitación.

Las muchachas azabaches la saludaron con una gran sonrisa. Luego cada una se acomodó. Ayumi en la silla del escritorio, Eri a su lado(sentada en el escritorio) y Yuka en el suelo.

—¿Cómo has estado, Kagome? —Pregunto Eri.

—¿Cómo siguieron tus heridas?— Le siguió Ayumi.

—¿Y el hermano del chico violento? —Finalizó Yuka.

Kagome rió. Durante todo el tiempo que lleva de conocerlas todas siguen siendo iguales. Siempre la metían en un tipo de interrogatorio pero son sus amigas y ella no las cambiaría por nada del mundo aunque a veces le gustaría presentarles a Sango, se llevarían muy bien todas. —Estoy bien, ya han cerrado y pues a él no lo he visto hace una semana —Respondió rápidamente Kagome.

—Que bueno —Dijeron las tres.

Kagome asintió, luego comenzaron a hablar de cosas triviales como ropa, chicos, programas de televisión, pero la mente de Kagome estaba concentrada en otra cosa.
Kagome pensaba en Sesshomaru, pero no en lo que siente por el o en lo hermoso que es, si no en lo irónico que es que él haya llegado a sentir algo por ella odiando a los humanos y habiendo tantas mujeres (Demonios para ser exacta) muy hermosas y que durarían por muchos años. Kagome es una mujer ordinaria dejando a un lado sus poderes espirituales y -según ella- no es para nada atractiva aunque ante los ojos ámbar de ese demonio tan perfecto ella es muy diferente. En el buen sentido.

Kagome llegó a convertirse en alguien muy importante para el de una extraña manera. Nunca entablaron una conversación decente hasta tiempo después, Sesshomaru la observaba a escondidas para que nadie se diera cuenta de que estaba comenzando a sentir algo por la 'mujer de su hermano' y no dañar su orgullo y Kagome nunca estuvo al pendiente de él a excepción de cuando tenían encuentros por la noche por casualidad. Ella no se había dado cuenta pero desde el principio fue Sesshomaru quien se adueño de su corazón y no InuYasha, ella solo perdía su tiempo sufriendo por el muchacho incorrecto. —Chicas, necesito ir al baño —Dijo Kagome, sus amigas asintieron y ella se levantó para luego ir al baño.

Cerró la puerta con seguro y se miro inmediatamente al espejo. Sus ojos chocolates brillaban más y sus labios estaban más rojos. Pasó su mano por su mejilla sintiendo lo fría que estaba, por un momento se sintió bonita. Rió un poco y luego salió del baño de nuevo. Si no mal entendía ya había terminado todos los exámenes y ahora estaban en vacaciones de diciembre, el invierno cada vez se acercaba más y tal vez.. Podría pasarlo con el demonio. Ir con él en la nieve sería algo fantástico aunque un sueño muy de típica adolescente, aunque ¿Eso es lo que es, no?.

—Chicas, necesito su ayuda —Dijo Kagome sonriendo.

—¿Ah sí? —Dijeron las tres. Ella asintió.

—Quiero.. Darle un regalo a Sesshomaru pero no sé que podría gustarle —Dijo rascándose la cabeza.

—Umm..

—¿Quieres ir al mall? —Preguntó Eri. Ella asintió.

(...)

—¡Señor Sesshomaru! —Gritó una pequeña niña azabache corriendo hacia él nombrado. Sesshomaru había estado arreglando unos asuntos de sus tierras aprovechando que Naraku no ha dado ni una señal. Los demás dueños de los distintos puntos cardinales habían escuchado que el gran Sesshomaru había caído ante los encantos de una joven humana y en una reunión se dedicaron a recriminarle. Con el grandioso carácter de nuestro querido Lord todos terminaron amenazados.

Sesshomaru revolvió el cabello de la pequeña niña en forma de saludo y luego retomó su camino en busca del híbrido -Naraku-. Ya había pasado una Semana desde que Kagome no regresaba aunque el demonio pensaba que era lo mejor para que ella no estuviera en peligro. La mujer de cabellos azabaches no dejaba su mente en ningún momento. Desde que él decidió 'declararse' oficialmente se repite una y otra vez "¿Qué has hecho conmigo? Me juego el orgullo por ti". Pero ya no podía hacer nada, él se ha enamorado y de una Humana, justo como su padre. Y aunque él siempre pensó que el amor siempre te lleva a la destrucción y es un sentimiento patético ahora él se siente patético e ignorante.

Por otro lado estaba el grupo de siempre, ellos esperaban el regreso de su amiga aunque InuYasha se había ido. Estaba exasperado. Mintiéndole a sus amigos que iba a buscar a Naraku lo único que iba a hacer era tener encuentros con Kikyo. Bastante claro le quedo que Kagome lo había olvidado, que dijera que se iría con su hermano lo atravesó como una espada y lo peor fue que ella tuvo que repetírselo aunque ella no sabía que él había escuchado todo. Bueno, no se lo repitió, solo le dijo a Sango pero el escucho.

Flash Back.

—Sango —la llamo la joven sacerdotisa con una sonrisa, la exterminadora se acercó.

—¿Qué pasó? —Pregunto igual de sonriente—. Te noto muy feliz.

—Me iré con Sesshomaru —Dijo Kagome sonrojada. Sango le dijo que estaba muy feliz y que se alegraba de que haya olvidado a InuYasha, así se ahorraba sufrimientos.

Fin de FlashBack.

El híbrido gruñó un poco. Aún le costaba creer lo que estaba pasando, no le cabía en la cabeza que su hermano se la estuviera arrebatando de esa manera. —Ese maldito —Dijo para sí mismo. El ambiente estaba muy tranquilo, el viento ya se estaba volviendo un poco frío y soplaba con más fuerza.
InuYasha bajo de la rama en la que estaba y comenzó a caminar. Una serpiente caza almas lo estaba molestando pero ahora no estaba de humor para ir a ver a la antigua sacerdotisa. —Hoy no, KikyoPensó. InuYasha caminó hasta el pozo y se recostó en el. Tenía ganas de ver a Kagome y esa semana se le hacía eterna y tenía que esperar otra más para verla. Aunque le dolía, la extrañaba quería volver a tenerla entre sus brazos y decirle que él siempre la protegería, quería decírselo esta vez con la seguridad de que sería cierto. Pero ya no, ya no era posible.

¿Qué me has hecho, mujer? || Sesshomaru y Kagome.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora