Capítulo 10.

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Kagome se fue del lugar. Aún estaba algo sonrojada por lo que pasó minutos atrás con el demonio, era muy confuso más para ella ya que el demonio no suele comportarse así y menos con "los repugnantes humanos". Dando un pequeño suspiro, puso sus manos en su pecho sintiendo los latidos acelerados por la cercanía del demonio. —Un poco más y nos besamos Pensó—. Es una lástima que InuYasha haya llegado —Se detuvo. Ella misma se estaba sorprendiendo de sus pensamientos. Ella siempre ha pensado en que Sesshomaru es un ser muy atractivo pero nunca tuvo sentimientos hacia él y nunca lo había pensado como algo más que un "amienemigo" si es que se puede llamar así aunque su relación es algo rara de explicar. Siguió caminando hasta atravesar por completo el bosque y llegar a la aldea.

Llego a la cabaña de la anciana Kaede y lo primero que vio fue a Sango, esta sonrió y se levantó de inmediato para abrazarla fuertemente. Desde que se conocieron Kagome y Sango han sido grandes amigas, ambas se apoyan muchísimo (Especialmente cuando se trata de problemas amorosos.) —Kagome, has vuelto, estos tres días han sido infinitos —Dijo mientras se separaba de ella. Kagome asintió y dejó su mochila a un lado.

—¿Y Shippo y el monje Miroku? —Pregunto la sacerdotisa buscando con la mirada a sus amigos.

—Andan haciendo un exorcismo, ahora deben volver —Volvió a sonreír. Ambas muchachas se sentaron en un futon y comenzaron a charlar, Sango preguntó sobre InuYasha pero Kagome evadía el tema, no estaba con ganas de hablar de él y más por lo que sucedió hace rato—. Kagome, ¿Sucede algo? Estás muy seria— Dijo Sango mirándola fijamente.

—Ahh.. —Kagome jugó con sus manos.

No sabía cómo decirle a su amiga lo que pasó con InuYasha y Sesshomaru. Seguro no le creería o le diría que estaba loca, además se trataba de ese demonio no es un tema fácil de hablar. Sango la ha ayudado siempre y la ha apoyado, muchas veces le daba consejos y la comprendía –A veces, no siempre podía hacerlo–.

—Sango, hmm, he vuelto a pelear con InuYasha —Le dijo la muchacha, Sango bufo.

—¿Ahora porqué? –Pregunto cansada.

—Me encontró con Sesshomaru.

(..)

Por otro lado, se encontraba el híbrido caminando sin rumbo. Estaba con la cabeza gacha, se sentía traicionado y dolido. Aunque en el fondo sabía que él era el causante de que Kagome se volviera indiferente y se alejara por dejarla sola e irse con Kikyo, pero tampoco esperaba que Kagome lo olvidara tan rápido y se fuera con su medio hermano. —Algo no anda bienPensó el híbrido.
Que el sepa Kagome nunca mostró sentimientos hacia su hermano y nunca se separó del grupo para encontrarse con él, y Sesshomaru odia los humanos, odia a Kagome, no tendría sentido. Se detuvo al ver a Miroku y a Shippo caminando. Corrió hacia ellos.

—¡InuYasha! —Gritaron ambos con una sonrisa y la mano arriba. InuYasha los miro con una pequeña sonrisa forzada.

—¿Sucede algo, perro tonto? —Preguntó Shippo.

—No, Shippo —Le contesto el híbrido.

—Tu tono tan apagado no me convence, mi canino amigo —Dijo Miroku acercándose a él con los ojos entre cerrados. InuYasha volteo el rostro—. ¿Sucedió algo con la señorita Kagome?

—Creo que fue mi culpa —Dijo InuYasha—. La perdí para siempre —Admitió con todo el dolor del mundo. Sus amigos se quedaron en silencio.

—Lo siento InuYasha, pero me temía de qué sucedería algo como esto —Le dijo el monje dándole palmadas en la espalda. Shippo suspiró—. Espero que la señorita Kagome no se vaya.

—No lo hará, mientras este Sango no —Afirmó InuYasha. Aunque pensaba que tal vez su hermano ahora tendría que ver en eso también.

Los tres se fueron del bosque caminando hacia la aldea de la anciana Kaede. Nadie dijo nada durante el trayecto. Miroku estaba preocupado por la situación de sus amigos, a pesar de todo antes los dos eran muy unidos, pero dada las circunstancias se han mantenido muy alejados.

Al llegar Shippo corrió inmediatamente a la cabaña de la anciana Kaede para saludar a Kagome. Miroku aceleró el paso dejando al híbrido atrás que no estaba con muchas ganas de ver a Kagome. InuYasha subió a un árbol y se quedó ahí descansando, también para reflexionar.

¿Qué me has hecho, mujer? || Sesshomaru y Kagome.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora