Capítulo 33.

15.4K 1K 92
                                    


—Pobre InuYasha. —Pensó la joven sacerdotisa abrazándose a sí misma mientras veía el cielo estrellado. Eran alrededor de las 2 de la mañana y ella aún no podía dormir pensando en InuYasha que desapareció de la nada. Sesshomaru había estado con ella toda la noche y luego decidió irse a su castillo para dejar a Rin y volvería luego pero no lo hizo. Todo estaba muy tranquilo, solo ella estaba despierta en la aldea, sus amigos estaban dormidos y la gente de la aldea también y no iría a dar un paseo ya que ni InuYasha ni Sesshomaru estaban cerca y alguien podría atacarla o algo y no confiaba mucho en sus poderes. Suspiro acomodándose su suéter para abrigarse mejor, estaba algo preocupada InuYasha suele irse pero siempre avisa y vuelve temprano y esta vez no avisó y no había vuelto. La ausencia de InuYasha para Kagome era algo extraño, siempre que ella estaba lejos de él –cuando estaba enamorada– no lo extrañaba confiando en que al otro día lo vería o algo así, ahora no podía dejar de pensar en el y como Kikyo había muerto pensaba que InuYasha haría alguna tontería, tal vez iría a desatar su dolor destruyendo bosques, atacar a gente inocente o tal vez se haría daño a sí mismo, esta última le aterraba a Kagome. Le aterraba que InuYasha se suicidara o hiciera alguna otra estupidez, podría entrar en una terrible depresión sin importarle nada.

—¿Kagome? —Pregunto alguien a su lado. Era una voz apagada y algo quebradiza, ella se volteó e inmediatamente se levantó.

—InuYasha. —Corrió a él y lo abrazó—, estaba muy preocupada. —Sintió la mano helada del híbrido acariciarle el cabello.

—¿Estuviste esperándome? —Pregunto suavemente. Ella asintió pensando en que el la veía.

InuYasha estaba congelado, se podía escuchar como titiritaba. Kagome lo apretó más creyendo que podía calentarlo y él solo se limitó a seguir acariciando su cabello.

El viento sopló con más intensidad una vez los dos se separaron. Sus miradas se encontraron como hace unos meses no lo hacían y una pequeña llama se encendió en ambos. A Kagome le destrozo el alma ver aquella mirada triste y llena de dolor en el rostro de InuYasha, le había afectado más de lo que pensaba la muerte de Kikyo.

Los ojos de InuYasha comenzaron a aguarse al ver con más atención a Kagome, los ojos chocolates de ella brillaban y tenía una expresión de lastima.

—No quise preocuparte. —Añadió para luego dejar caer unas cuantas lagrimas. Abrazo a Kagome y ambos perdieron el equilibrio, cayeron aún abrazados en la suave nieve. Las lágrimas del híbrido mojaban la suéter de Kagome y ella no sabía cómo reaccionar solo se aferró más a él queriendo consolarlo.

—InuYasha.. —Dijo su nombre como de costumbre.

—No permitiré que nadie te haga daño. —Le dijo InuYasha más dulce de lo normal— Lamento mucho haberte hecho tanto daño, lamento dejarte sola, lamento haberte hecho todo aquello que hizo que tu corazón saliera herido, lo lamento. —Se disculpó abrazando más a Kagome sin dejar de acariciar su cabello.

Kagome cerró los ojos, ahora que Kikyo había desaparecido el se estaba dando cuenta de todos sus errores. Seguro cuando amaneciera se disculparía con Sango, Shippo y los demás. Eso fue un gran golpe para InuYasha y a Kagome en parte le gustaba porque lo haría más compresivo y tal vez no sería tan grosero aunque tampoco quería que dejara de ser él, era algo extraño de explicar.

—No importa. —Respondió la azabache separándose de el—, Ya eso no importa. —InuYasha la miro fijamente, había tanto arrepentimiento en sus ojos que no pudo evitar tocar el corazón de Kagome—. No hagas esos ojos.

InuYasha rió un poco y se limpió las lágrimas.

—Kagome. —La llamo y agarro su rostro con ambas manos para mirarla fijamente—, Puedes ser feliz al lado de Sesshomaru si así lo deseas solo quiero que me dejes protegerte. —Kagome asintió completamente hechizada por la mirada dorada que estaba atravesándola como una cuchilla—. No quiero perderte como Kikyo.

¿Qué me has hecho, mujer? || Sesshomaru y Kagome.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora