Capítulo 44. [Maratón 2/3]

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Flotando aún se encontraba el cuerpo de la sacerdotisa futurista, tres pares de ojos la observaban con detenimiento mientras que las dueñas de estos movían sus manos de las que salían unos rayos morados  y susurraban palabras en otro idioma.

La transformación de Kagome comenzaba rápidamente, su piel comenzaba a obtener nuevamente el color, su corazón volvió a latir esta vez con rapidez, su cabello que estaba opaco comenzó a tener brillo y a crecer unos cuantos centímetros más y aquella herida en su hombro se cerraba con rapidez.

En algún lugar de la mente de Kagome,  miraba con confusión a la antigua Sacerdotisa ya que estaba comenzando a desaparecer. Sus manos, sus pies.. todo comenzaba a desvanecerse.

—Es hora de que despiertes —Le dijo la sacerdotisa con una sonrisa—. Es hora de vivir, al lado de ese perro.

Una última risa burlona fue lo que la joven azabache escuchó.

Los tres espíritus femeninos dejaron su conjuro cuando Kagome abrió la boca para tomar aire. Sus ojos se abrieron mostrando aquel color café que los caracterizaban con -ahora- un pequeño destello dorado. Miró con rapidez el lugar, tratando de acostumbrarse a la claridad. No había nadie cerca suyo y se encontraba en el suelo, con su uniforme de colegio. —Rayos.. —Se levantó con cuidado, sacudiendo su ropa.

Comenzó a caminar, tratando se recordar lo que le había dicho aquella sacerdotisa. 

Serás como.. ¡Un híbrido! Sólo que con poderes espirituales, esto normalmente no ocurre mucho. No sentirás la necesidad de comer, ni dormir. Deberás acostumbrarte a eso, prepárate para convertirte en la primera sacerdotisa mitad demonio. Tus poderes ahora estarán más desarrollados sólo tendrás que aprender a utilizarlos. Cuando tus amigos despierten, tendrás que explicarles que eres mitad demonio. No podrás volver, nunca a tu tiempo, de ahora en adelante serás parte de este periodo, no existirás en el futuro.

Kagome caminó aún con inseguridad. Su ropa de colegiala comenzó a desaparecer y en su lugar apareció un Hakama color verde y en la parte superior una simple camiseta.

Aún no se acostumbraba a esa ropa, y pisaba una que otra vez el hakama causando que perdiera el equilibrio. Había llevado varias veces ese tipo de ropa pero definitivamente no era lo suyo. 

(..)

Corrió las últimas ramas y con su antebrazo se protegió la vista de la claridad. Parpadeo mientras apartaba su brazo y miró con atención a todas las personas, estaban en sus labores de siempre.

—¡Kagome! —Miró a Sango que venía corriendo con una gran sonrisa y unas pequeñas lágrimas de la felicidad. Detras de ella iban Shippo, Rin y Miroku. Inuyasha y Sesshomaru no se encontraban cerca, no podía sentirlos.

—Sango.. —Corrió también. Notó que ahora podía correr más rápido.

Ambas se detuvieron para abrazarse fuertemente.

—¡Señorita Kagome! —Dijeron Miroku y Rin al mismo tiempo para unirse al abrazo junto a Shippo.

—¡Kagome pensé que no volverías! —Dijo Shippo llorando también.

Todos se separaron.

—Lamento asustarlos así —Dijo Kagome limpiándose también las mejillas por las lágrimas de felicidad.

—No es tu culpa, ¡Nos salvaste! Lo hiciste por nosotros, lo hiciste por Kikyo.. —Le dijo Sango—. Espera un momento..

—Sep. Yo también lo he notado Sanguito. ¿Como es que estás viva? Y ¡Wow! No la recordaba tan hermosa —Opinó Miroku. No hizo falta esperar el golpe por parte de Sango.

¿Qué me has hecho, mujer? || Sesshomaru y Kagome.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora