Sesshomaru se fue del lugar, aún no entendía que estaba haciendo ahí hablando con esa mujer humana, le costaba procesar que era lo que estaba sucediendo. Mientras iba caminando cerró los ojos y frunció el ceño, hace unos años una conversación parecida habían tenido Izayoi y su padre, él aún era joven pero entendía ese sentimiento que tenía su padre por esa mujer. Siempre todos los días desde que su padre descubrió a aquella mujer iba a visitarla y él lo seguía, poco a poco se sentía más molesto por las acciones de su padre por esa mujer. —Todo por una humana —Susurró. Lentamente abrió sus ojos e inmediatamente los enfocó en la Luna. A su mente llegó Kagome con aquella expresión triste en su rostro, por alguna razón se sentía molesto de qué InuYasha estuviera lastimándola siempre pero inmediatamente se quitaba ese pensamiento de la mente—. No es mi problema lo que le suceda a esa mujer —Pensó. Siguió caminando, realmente se molestaba cada vez más con el mismo por el simple hecho de pensar en esa joven sacerdotisa, no caería en los brazos de una mujer humana como su padre, su corazón no se volvería blando y no cometería atrocidades por enredarse con esa mujer.
Por otro lado, están el monje, la exterminadora, el zorrito y el híbrido, todos reunidos en la casa de la anciana Kaede. —Espero que estés feliz, InuYasha —Le dijo Sango cruzada de brazos y con un tono molesto, InuYasha la ignoró, ya estaba cansado de que le echaran la culpa aunque tuvieran toda la razón pero no era necesario recordárselo cada segundo de su vida. Miroku sólo suspiró y tomó de su té, Shippo dibujaba pero pasaba refunfuñando cada que podía.
—Sango, ya deja de molestar —Le dijo InuYasha. Sango lo miró incrédula.—¡¿Qué dices, idiota?! —Gritó Sango exaltada, Miroku dejo su té a un lado y la tomó de la mano para que se tranquilizara. InuYasha miró por la ventana, no estaba de buen humor para seguir con los caprichos y las necedades de la joven exterminadora. No sabía que hacer, ahora se arrepentía de decirle a Kikyo tantas cosas que en su mayoría no eran del todo ciertas, —Que Kagome no me atrae, qué estupidez.. —Pensó el aún mirando por la ventana— Soy muy idiota.. —Dio un largo suspiro y se levantó para salir a dar un paseo pero una idea le llegó y corrió al pozo.
[...]
—¡Mamá! —Del otro lado del pozo, estaba la joven azabache ya en su casa buscando desesperadamente un lapicero, estaba con mucha prisa pues ya eran las 9pm y necesitaba estudiar. Su madre subió de inmediato el escuchar el llamado de su hija.
Kagome siempre ha sido muy aplicada en sus estudios, pero últimamente el tener que viajar al pasado y buscar los fragmentos y a Naraku le ha quitado mucho tiempo para ponerse al día y no sabe cómo ni porqué, pero no le va mal.
—¿Kagome? —Su madre entró para encontrarse con su hija rendida en la cama.
—Mamá, el lapicero que uso para estudiar..
—Ah, lo tiene Sota —Sonrió—. ¿Quieres que se lo pida?
—Gracias —Le dijo Kagome y su madre salió para buscar a su hijo. Kagome se levantó y se fue al escritorio, sacó los apuntes y los libros que necesitaría para luego sentarse en la silla y esperar a que su madre llegara con el lapicero. Apoyó su cabeza en su mano y cerró los ojos, estaba cansada, no sólo por lo de InuYasha si no que era tarde y tendría que estudiar y el otro día volver al colegio y tener que soportar las preguntas de sus amigas. Un golpe en su ventana la hizo abrir los ojos y voltearse, InuYasha estaba ahí esperando a que ella abriera y eso hizo e inmediatamente el entró– ¿Qué haces aquí? Ya es tarde.
—Lo siento, ¿Interrumpía eso que llamas estudiar? —Kagome alzó una ceja y puso sus manos en la cadera—. Kagome.. yo..
—Ahora tengo que estudiar, lo que sea que tengas que decir, dilo ahora —El no lo pensó dos veces y la abrazó, Kagome abrió los ojos sorprendida por ese gesto y se sonrojó. Por el mal equilibrio InuYasha hizo que cayeran ambos en la cama, él soltó una gran carcajada mientras ella lo miraba extrañada. Luego InuYasha se volteó y las narices de ambos chocaron. Se quedaron mirando fijamente y un pequeño sonrojo apareció en ambos pero Kagome reaccionó y se sentó de nuevo.
—Kagome, lo que dije a Kikyo de que no me atraes.. es mentira. Realmente me gustas —Kagome bajo la mirada haciendo que el flequillo tapara sus ojos–. Yo de verdad lo siento.. —Pero algo pasó, el corazón de Kagome no reaccionó ante las palabras del híbrido y una imagen de Sesshomaru cuando hablaron en el pozo le llegó a la mente.
—¿Porqué.. Sesshomaru? –Pensó. Levantó la mirada, por un momento sintió poco interés en las palabras de InuYasha pero luego quitó la imagen del albino y volvió a enfocarse en InuYasha—. No sé.. —Fue lo único que dijo. InuYasha asintió.
—Piénsatelo bien, ¿Sí? —InuYasha se levantó y salió por la ventana, Kagome la cerró. Se volvió a sentar en la silla del escritorio y puso su mano en la barbilla. ¿Porqué ella estaba pensando en el demonio justo en ese momento? ¿A qué se debía eso? Es raro que ella esté pensando en el hombre que trató de asesinarla, pero lo más raro es que no lo haya pensado con miedo.. si no.. como si estuviera enamorada, pero ella no lo está.
Sacudió la cabeza y fue con su madre por el lapicero para luego sentarse a estudiar, mañana sería otro día agotador.
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¿Qué me has hecho, mujer? || Sesshomaru y Kagome.
FanficDespués de aquel encuentro con Inuyasha en la tumba de su padre, y esa muchacha extraña que suele acompañarlo.. Sesshomaru comenzó a sentirse extraño y Kagome también. ➡️Los personajes pertenecen a Rumiko, la historia es mía. ➡️La imagen de la port...