Capítulo 38. [Maratón 3/4]

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Apenas Sesshomaru salió tras InuYasha caí al suelo de rodillas, estrujándome la herida que me había causado InuYasha la noche anterior. La anciana Kaede se arrodilló a mi lado y con una manta trato de pararme el sangrado pero fue inútil. Comencé a toser, la sangre salpicó en el suelo, todo comenzó a dolerme.. No podía morir, no sin antes cumplir con el trabajo que me dejo Kikyo, matar a Naraku. Lo mataría aún si tenía que dar mi vida. —Señora Kaede.. La perla.. —Dije mirándola fijamente. Ella se apartó de mí y corrió a una mesa donde la tenía, la agarro y luego se acercó a mí para dármela con cierta inseguridad. Después de todo, Sesshomaru fue inteligente—, Necesito una flecha —Ella me miró incrédula.

—Pero, niña..

—Solo necesito la flecha.. Y a Kohaku..

La anciana Kaede me paso la flecha y yo caminé, como pude para salir de la cabaña, no quería hacerlo pero debía que Sango me perdonara.. Que todos lo hicieran.. Lo hacía por ellos.. No quería terminar de esta manera, no quería morir ya pero como sacerdotisa mi destino..

«Nuestro destino es morir»

No hay tiempo, el tiempo que perdí haciendo tonterías pude haber matado a Naraku pude destruir la perla.. Me detuve, no podía salir de la manera en la que me encontraba. —Necesito cambiarme. —La señora Kaede asintió y de inmediato regreso con el traje de sacerdotisa que perteneció a Kikyo alguna vez. Me desvestí y antes de colocarme la ropa la anciana Kaede me vendó. Las heridas se veían más horribles a como me las imaginaba pero debía aguantar, el dolor era insoportable. Cuando ya estaba vendada me vestí..

Pensé en mi familia, debieron enterarse.. Espero que hayan celebrado aunque sea sin mi. Posiblemente esta ha sido la peor Navidad de mi vida, el invierno más sangriento.. Posiblemente no volvería a ver a mi familia.. Sota, abuelo, mamá.

Me devolví por el arco y el carcaj, no tenía tiempo para quedarme haciendo nada.

Pise la nieve y sentí las miradas de mis amigos, Shippo corrió hacia mi y me abrazo yo le correspondí. Sango y Miroku, junto a Kohaku se acercaron a mi también ignorando por completo a Sesshomaru e InuYasha.

—¿Kagome a donde vas? —Me pregunto Sango.

—Señorita no es bueno que salga en esas condiciones.

—No me queda mucho tiempo, chicos. —Les dije. Los mire fijamente a los dos y luego a Kohaku.. Tenía que hacerlo. Aprete la flecha y en un acto de reflejo lo agarre y metí la flecha en su nuca sacando así el fragmento faltante.

—¡¿Kagome?! —Sango se acercó pálida por lo que hice. Caí de rodillas nuevamente y junte el fragmento que faltaba para juntarlo con la perla que apenas la acerque se fusionó. Kohaku cayó inconsciente en la nieve—. ¡Kohaku! ¿Kagome qué hiciste?

—Perdóname Sango.

Seguí caminando ignorando el llanto de mi amiga y los consuelos del monje, Rin me miraba perpleja al igual que el sapo sirviente de Sesshomaru. El se encontraba agarrando a InuYasha por el cuello pero lo soltó en el momento en que me vio caminar por su lado. Tenía un plan y estoy casi segura de que funcionará, solo que implica dar mi vida de inmediato.

—¿A dónde crees que vas? —Me pregunto Sesshomaru agarrándome del brazo y mirándome a los ojos. Yo solo extendí mis manos y acaricie su rostro, me acerqué con rapidez a su rostro y lo bese. El me correspondió, sentir sus labios era como estar en la gloria.. Solo que esta vez no pude trasmitirle solo cariño.. El miedo de no volverlo a ver, de no volverlo a abrazar.. De no volver a besarlo.. Todo eso se fue ahí. Comencé a llorar conforme lo besaba y cuando nos separamos tuve que abrazarlo de inmediato.. Lo pegue a mi cuerpo deseando no soltarlo jamás..

—Es la oportunidad

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—Es la oportunidad..

—Kagome.. ¿Vas a dejarme? Has sido la primera mujer que ame y que amo, y aún así..

—Es mi deber. Solo voy a asegurarte una cosa.. Muera o no, estaré siempre contigo.. Si muero, me encargaré de que mi alma reencarne en otro cuerpo. Está en ti encontrarme y formar la vida que no pudimos.. —Junte mi frente con la suya y sonreí—. Te amo..

—Kagome..

Me separe de él y lo mire una vez más a los ojos.

—Necesito que me ayudes.

—Por ti haría hasta lo imposible.

Me sonroje inevitablemente y seguí mi camino acompañada de Sesshomaru. InuYasha se levantó rápidamente y se acercó a mí. Yo no quería verlo.. Fue el, lo vi con mis propios ojos, sentí sus garras rajarme el cuerpo, escuche su voz.. Su risa..

—I-InuYasha.. —Lo mire con los ojos abiertos de par en par, el solo me miraba con una sonrisa maliciosa y espeluznante.

—Kagome.. Kagome.. Tan tonta como siempre.

—¿Qu-Qué?

—Entiende que tú nunca serás como Kikyo. Además, ¿Quién te amaría? Una niña tan tonta, tan torpe.. Tan poco atractiva.. Eres todo un estorbo y por eso, me encargaré de acabar con tu presencia en este mundo. Es obvio que Sesshomaru está contigo para jugar.. ¿Cómo puedes creer que..?

—¡Cállate! —El me tumbo en el suelo y arranco la pulsera de mi muñeca que Sesshomaru me había regalado y la tiró a mi lado. Sus garras rasgaron mi hombro y mi abdomen en cuestión de segundos, fue tan impredecible que no pude reaccionar, el desapareció y yo quede sola. Me levante como pude y agarre la pulsera, las lágrimas no tardaron de salir de mis ojos.. La sangre salía a borbotones dejando un camino en la nieve y lo más rápido que pude escape de ese lugar..

—Eres un maldito. —Le dije. El me miró atónito.

—¡Yo no te hice nada! Por favor, Kagome.. ¿Que tengo que hacer para que me creas? Yo nunca te haría daño..

—Vaya, pensé que no volvería a ver esa herida de nuevo.

—Byakuya de los sueños.. —Susurre. InuYasha y Sesshomaru sacaron sus espadas. De inmediato mis amigos se encontraban a mi lado, Sango estaba junto a Kohaku que se encontraba consciente y vivo, ella me miró y dijo "gracias" en un susurro. El monje Miroku y Shippo se encontraban detrás de ella con Kirara mientras Rin y Jaken volaban en el lomo del dragón.

—Kagome, eres una niña estúpida. —Me dijo la extensión con una sonrisa malévola—. ¿Qué puedes hacerme en ese estado? No, ¿qué puedes hacerle a Naraku en ese estado? Tu tiempo está contado desde la noche anterior. Vas a morir, morirás igual que esa otra sacerdotisa.

Todo me tembló, todo se me vino abajo.

Todo fue una trampa.

¿Qué me has hecho, mujer? || Sesshomaru y Kagome.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora