Capítulo 40.

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Kagome metió la flecha en la perla, atravesándola. Tenía a Byakuya agarrado del cuello a punto de partirle la cabeza pero me detuve al ver esa acción por parte de ella, InuYasha corto unos insectos más y miro a Kagome junto con el monje, Rin y Jaken llegaron junto con el exterminador y el zorro y miraron con impresión a mi mujer. —Mujer idiota.. —Dijo con esfuerzo la extensión que tenía agarrada del cuello. Lo tire al suelo con rabia y en el momento que extendió su brazo para poder escapar lo detuve con mi pie, agarre su cola de caballo y luego con la otra mano lo agarre por la barbilla, en un movimiento le arranque la cabeza. Un grito ahogado salió de la pequeña boca de mi protegida. Mire la cabeza que se encontraba con los ojos en blancos y con la boca entre cerrada, con el veneno que emanaba mi mano la cabeza se volvió ceniza en cuestión de segundos. Sacudí mi mano con una expresión de asco y luego con el látigo mate a varios insectos, los últimos que quedaban.

Agradecía con todo que las demás extensiones estuvieran muertas.

—¿Qué planea hacer Kagome? —Preguntó la exterminadora sosteniendo su bumerán gigante.

—A atravesado la perla con la flecha. —Añadió el monje.

—Kagome..

La mire, esas ropas de sacerdotisa no tardaron en mancharse de sangre, tenía el ceño fruncido y su labio inferior temblaba, estaba insegura. Su cabello azabache se movió, separándose de su cuello mostrándome aquella marca que la declara como mi mujer. Naraku sonrió, parecía divertirle mucho ver a Kagome de esa manera. No se digno a verme ni a los demás. Kagome siempre fue su objetivo o más bien, la sacerdotisa que está muerta. —¿Que planeas? —Pensé. Mi piel se erizo al sentir una gran cantidad de poder espiritual, estaba purificándome.. Todo el lugar fue envuelto por la energía espiritual de Kagome y la perla.

—¡Perla de Shikon! Deseo que desaparezcas, ¡Para siempre! —Ella pidió el deseo para luego lanzar la flecha, esta desapareció antes de llegar a Naraku y luego volvió a aparecer en su cara, la perla estalló, puse mi brazo tapándome los ojos para no encandilarme. Lo único que pude ver cuando baje mi brazo fue el rostro lleno de dolor de Naraku.. Luego desapareció—. Al fin..

—¿Ha muerto? —Preguntó InuYasha mirando al cielo con una sonrisa—. Kikyo.. —Susurro mirando el cielo con una sonrisa mientras se sentaba.

—¿Excelencia? —La exterminadora se acercó al monje, el miraba su mano y luego soltó un suspiro de alivio. El agujero negro que tenía en su mano estaba desapareciendo.

—Mi agujero negro.. —Fue lo único que dijo mientras ya comenzaba a cerrarse por completo.

Kagome se volteó, me miró con una expresión melancólica.. Sus ojos cada vez perdían brillo y se volvía más pálida. Apreté mis puños, no pude moverme, solo podía observarla.. Mi cerebro se desconecto totalmente, todo pasaba lento. Ella caminaba con esfuerzo y fruncía sus labios. ¿Porque no me muevo? ¡Tengo que ir por ella!

¡Muévete inútil!

No puedo moverme.

Mis ojos se abrieron de par en par cuando capté lo que sucedía. Mire al híbrido, tampoco podía moverse. —¡Maldicion! —Decía mientras gruñía de la cólera.

Comenzó a caer nieve, el ambiente se volvió más frío de lo que estaba.. Negué frenéticamente en mi cabeza, necesitaba moverme ¡maldita sea! ¡¿Porque?! Fue como si el tiempo se hubiera detenido y junto con el nosotros, nadie podría acercarse a ella.

Nunca me había sentido tan impotente, el Lord Sesshomaru nunca había sentido miedo y nunca se había sentido idiota y sin embargo, estoy aquí sin poder moverme sin poder hacer algo.. Sin poder salvarla.

¿Qué me has hecho, mujer? || Sesshomaru y Kagome.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora