Capítulo 7

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30 DE DICIEMBRE. UN DÍA ANTES DE LA BODA.

—¿Puede alguien decirme por qué la boda es en Año Nuevo? —Pregunté.

Era el último ensayo de la boda y yo parecía buscar algo que jamás iba a encontrar. Tenía una resaca de mierda que me hacía imaginar cosas que por derecho no deberían estar en ninguna parte. Pero no me importó, al fin y al cabo un pequeño rastro de alcohol seguía andando como bailarina en mi sangre.

Connor mantenía su brazo enredado al mío y fingía que eso no le importaba. Pero, vamos, lo conozco, quizás más de lo que me gustaría conocerlo. Sé que cuando está enojado simula, pero su ceño siempre está constantemente fruncido cuando eso sucede. Justo como ahora.

Suspiré y agité mi cabello para que se apartara de mi cara, porque tenía mucha pereza de llevarme una mano al rostro y despejarlo.

Si él no me iba a responder, yo tampoco iba a insistir.

Pero no podía evitar sentirme estúpida por no intentarlo, solo no hallaba una razón aparente para su enojo, porque hasta donde yo sé, ayer estaba muy feliz en ropa interior frente a mí. Pero ¿Ahora qué?

La única respuesta lógica ni siquiera era una respuesta, era una pregunta para otra pregunta que solo me dejaba aún más confundida y aclaraba que era estúpida. Decirla me traería una vergüenza enorme, pero de alguna u otra forma habría de intentar averiguarlo, por lo que...

—¿Eres bipolar, Connor? —Pregunté, pero como la primera vez, no obtuve respuesta.

Fue un progreso encontrar una sonrisa en sus labios que me hizo ruborizar, porque era la única prueba de que realmente había sonado idiota y él se estaba burlando de mí.

Cuando apartó la mirada, me pareció que paró directamente en el redondo trasero de Mónica, la prima de Kate y si antes estaba herida porque no me respondía una simple pregunta, ahora quería echarme a llorar porque era vulnerable y no tenía un corazón de piedra.

***

31 DE DICIEMBRE. DÍA DE LA BODA.

Así se pasó mi día. Y, antes de que me diera cuenta, yo tenía puesto un bonito vestido del color de los ojos de Kate. El vestido era por encima de las rodillas e incluso me hacía lucir menos delgada y con más atribuciones que ofrecer. Esa gente había hecho un buen trabajo, en definitiva.

La prima de Kate, la misma prima de siempre, la rubia oxigenada de ojos cafés llevaba un vestido exactamente igual al mío, solo que la hacía lucir más proporcionada y a la vez más delgada, mientras que yo seguía siendo el hueso que todos los perros se llevan en la boca. Y, la peor parte de todas, es que ella mantenía un interés fortuito por Connor.

Sabía que en la mente de Mónica yo era la diabla que ella estaba siendo para mí, los papeles invertidos. Porque ¿Quién no desearía pasar toda la noche cerca de Connor? Uh, pues se suponía que yo, pero ya veo que no es así.

Miré a mi estilista a través del espejo y creo que la muy tonta se perdió en mis ojos verdes, porque hasta suspiró. Fruncí levemente mi ceño bajando la mirada. Una lesbiana, qué bien.

—Kate está teniendo dudas —Me informó Mónica sin mirarme—. Su padre no ha podido llegar.

No me sorprendía en lo absoluto lo Mónica me estaba diciendo. Era bastante obvio que aquel hombre no llegaría a la boda de su, quizás, única hija. Hasta donde yo sabía, él tenía otra familia pero los dos hijos con aquella mujer eran hombres y Katelyn era la única hembra que una de sus esposas le había dado.

Los Amantes©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora