Capítulo 30

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15 DE ABRIL.

-Esta es la cuestión -Dijo Connor, dejando su celular sobre el edredón de flores que cubría mi cama en casa de mi madre.


¿Edredón de flores? ¿Casa de mi madre? El caso es que, mamá cree que sigo siendo una niña, quería pasar tiempo Madre e Hija conmigo y me invitó a su casa.
Pero no sé ni dónde mierda está en aquel momento, por lo que mi sorpresiva compañía era el padre de mis hijos que supongo yo estaba trabajando.


-¿Cuál es la cuestión? -Pregunté, dejando mi propio celular de lado para mirarlo.


-Te amo, ¿Cierto?


-Eso... creo -Fruncí el ceño.


-No, te amo -Ya me estaba confundiendo-. Déjalo así... el punto es que Te amo y tú me amas. Voy a ser padre y tú vas a ser madre. Vamos a tener una familia y nos vamos a dar muchos besitos...


-Te estás desviando.


-Cierto -Presionó sus labios y buscó su zona de confort para poder decir algo que tuviera al menos la menor parte de coherencia que últimamente Connor estaba perdiendo-. Le dije a mi madre. Casi le da un paro cardíaco pero por suerte sigue viva -Suspiró-. En fin, mamá dijo que se mudaría a Londres, que no quería ser una interferencia en mi vida, que ya había entendido que su hijo había crecido.


»Le supliqué que no lo hiciera, que tú y yo la necesitábamos. Pero entonces, ella dijo que debía hacer muchas cosas para hacerte feliz, amo a mi madre -Creí por un momento que Connor se pondría a llorar.
Le puse una mano en el hombro e intenté consolarlo, pero no le hacía falta, él sabía lo que estaba haciendo y hablaba con confianza ¿Cuánto tiempo le llevó practicar este discurso?
-Por supuesto, no me negué. Sin permiso, autorización, nada... espera...


Miró su celular con concentración y me molesto que lo hiciera, pero él se había escapado de papá para venir a verme, por lo que aceptaba que lo hiciera. Sacó una pequeña agenda del bolsillo de su pantalón caqui y anotó algo.


-Dinero para los bebés -Canturreó mientras escribía y eso me alentó a que Connor sería el mejor de los padres, al menos el mejor padre que mis hijos puedan tener-. Decía que mi madre compró una casa, tiene tres cuartos, es pequeña, pero lo suficiente para ella y nietos-Connor se ruborizó por encima del rastro de su barba. Me reí-. Aún no lo digiero, déjame.


»Así que, desalojó la casa que mi padre compró y... no sé si esto te moleste, pero la puse en venta. Sé que tengo días sin verte, pero he estado tan ocupado que tengo un maldito pitido en la cabeza. Que te llegue con esta noticia no es muy fácil, pero quiero que estés bien conmigo, Tracey.


Contuve el aire.
Inspeccioné su rostro en busca de algún rastro de duda, pero él parecía muy seguro de lo que quería hacer y, por supuesto, no le iba a quitar esa ilusión.
Me encantaba que tuviera la iniciativa de hacer muchas cosas, incluso me sorprendía que en cinco días pudiesen hacer tanto. Pero conociendo lo decididos que eran, no me sorprendía que todo hubiese pasado así de rápido.


-¿Quieres que me mude contigo?


-Puedes poner en venta tu departamento y podemos ahorrar ese dinero para cuando nazcan los bebés, lo que tú quieras.


Abrí y cerré varias veces mi boca, buscando las repuestas para todo.
Ya sabía yo que en cualquier momento ocurriría, pero esperaba que cuando lo hiciera yo pudiese hacerme millones de mentes antes de recibir la noticia. ¿Cómo sería vivir con él?


-¿Y mi familia?


-Antes de vender la casa haré una cena y les diré. Yo lo haré. No tu ¿Vale?

Los Amantes©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora