Capítulo 18

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20 DE FREBERO.

Suspire cuando me di cuenta del restaurante francés al que Vincent me había llevado.
Mordí la uña de mi pulgar y me debatí entre si decirle lo que pienso o callármelo.
Estoy tan ofuscada por las pasantías, mi tesis, Connor y Vincent, que no me di cuenta del momento en el que dejé de pensar en mi para pensar en los demás.
Yo también necesito darme un descanso.

Pero en aquel lugar dudo poder lograrlo.

-No quiero estar aquí -Anuncié con los dientes apretados.

El auto de Connor y el de papá estaban en la entrada, fueron los primeros autos que divisé en todo el lugar. Y no había nada peculiar en ellos rodeados de todos los otros buenos y costosos autos, eran simples autos que una obsesionada podría reconocer.

-¿Por qué? -Señalé con un dedo el BMW de papá e hice una mueca.

-Ese es el auto del papá y el de al lado, el de Connor -Él detuvo el auto de golpe, logrando que el de atrás le tocara la bocina.

Para ser gente rica, eran un tanto groseros.

Vince volvió a poner el auto en marcha, pero esta vez fuera del estacionamiento para dejarse llevar por las calles de Cambridge.

-¿A dónde quieres ir?

-Vayamos a uno de esos restaurantes de comida rápida. Conozco uno muy bueno cerca de aquí y me encanta y con... -Me callé.

-¿Con quién?

Dudé. Casi nunca me pasaban momentos como estos y estuve a punto de delatarme a mí misma. Los engaños no eran lo mío. Después de un arduo trabajo mental, recalculé de qué manera debería cagarla

-Con Elliott y con Katelyn -Lo miré de manera inocente.

Si yo abría mucho mis ojos, apretaba los labios y alzaba las cejas, tenía una expresión dulce con la que él no dudaría ni una milésima de segundo. ¿Cuántas veces he dicho que la manipulación es lo mío?

-¿Cuál? -Preguntó.

Si él me hubiese conocido como Connor lo hacía, sin duda no hubiese aceptado y me hubiese armado una guerra en el auto. Razón número quinientos doce de por qué una relación entre nosotros no funcionaría.

-El de comida mexicana, de pronto se me antojó -Arrugé mi nariz haciendo de cachorro-. Burritos -Recalqué moviendo en círculos mi mano sobre la cabeza como si fuera una vaquera.

Vince soltó una risita y continuó conduciendo. Dejé de sonreír cuando caí en la cuenta de que solo se reiría por cortesía y no por complacerme aunque sea un poco.

Jugué con nerviosismo con mis manos mientras que Vincent ponía en marcha el auto hasta el restaurante. Mi mente divagó unos instantes en los que me detuve a pensar qué quería realmente.

Me abrió la puerta del copiloto sin darme tiempo de quitarme el cinturón de seguridad. Parecía estar ansiando el momento en el que nos sentáramos en la mesa a conversar y desconocía la razón de sus angustias.

Me senté frente a él ya buscando en el menú que deseaba.

Por supuesto que yo iba a elegir lo que deseaba, porque si me quedaba esperando por Vincent, hasta cebolla aparecería en mi burrito y yo odiaba la cebolla desde el fondo de mi corazón.

-Un burrito simple. Sin cebolla -Le informé a él, porque tenía que llegar al punto en el que era lo suficientemente caballeroso como decírselo al mesonero.

Los Amantes©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora