29 DE DICIEMBRE. DOS DÍAS ANTES DE LA BODA.
Una vez en el club nocturno, las personas eran solo bailarines que ahogaban sus penas y su dicha en alcohol, porque sabían que una noche no cambiaría nada pero al mismo tiempo cambiaría todo. Katelyn había invitado a muchas mujeres, a la mayoría las desconocía, pero la otra parte estaba conformada por familia. Las estaba mirando como si quisiera descubrir la historia que cada una adoptaba, pero era como buscar una aguja en un pajar. De igual forma, todas tenían alguien con quien bailar y parecían estar felices, aunque no fuera cierto.
Yo ya iba por mi tercer tequila y continuaba, solo no quería detenerme a mirar las consecuencias. Aunque quedaban muchas horas de esto, por lo que acabar mal era una opción. Katelyn estaba agitando su vodka al ritmo de la canción de fondo. Bailaba con uno de los strippers. Y era ese tipo de hombre que parecía haber pasado su vida entera encerrado en un gimnasio e inyectándose esteroides.
Eso de Noche de soltera se lo estaba tomando muy en serio, porque parecía no querer que esta noche acabara, ella estaba disfrutando y me agradaba que lo hiciera. Pero en el momento en que ella empezara a dudar sobre casarse, yo me encargaría de pagarle a alguien para hacerla cambiar de opinión, porque era inaudito lo que estaba haciendo.
—¿Bailas?
—Claro que bailo. Solo no tengo ganas —Respondí de manera grosera.
No era la primera vez que contestaba de esa forma, por lo que de seguro un chisme sobre mí comenzaría a rodar por ahí y pronto oiría algo de la boca de alguno de los chicos sobre la rubia sentada en la sala VIP.
—Tan bonita y con un carácter así de fuerte ¿Pretendes conseguir a alguien para pasar la noche? —La música había distorsionado aquella voz, pero al alzar la vista, solo pude sonreír como una tonta.
—¿Qué haces aquí? —Pregunté.
No, la pregunta difícil era cómo demonios había entrado. Suponiendo que papá les había dicho a los guardaespaldas que Vincent no podía acercarse a mí estando rodeada de familia, desconocía su método de entrada al club nocturno. Tomaron a Vincent como un delincuente que busca matar a nuestra familia, cosa que era técnicamente imposible, porque dudo que él quisiera hacer semejante cosa.
—Tengo contactos —Sonrió y extendió su mano para llevarme a bailar.
Así había conocido yo a este chico.
Quizás por eso papá dice que no es bueno, cualquier persona que se conozca en una discoteca no es de fiar. Pero Vincent había tardado meses en conquistarme plenamente, por lo que aceptaba que no era totalmente malo. Lo único es que... bueno, tiene una obsesión por el sexo.
Tomé su mano y lo dejé guiarme al montón de personas que se agitaban en una multitud encendida.
Me dio un beso profundo en los labios en plena pista. Apoyé mis manos en su pecho y suspiré en su boca.
Pero algo no estaba bien, algo me estaba pasando. El beso se sentía diferente, quiero decir, no que se había ido el amor o algo como eso cliché, imaginaba otros labios, otras manos y otros ojos. Al alejarme, me pude dar cuenta de que también imaginaba a otro hombre.
*Connor's POV*
Más que decidido estaba. Teniendo la presión de Chris diciéndome que lo había estado haciendo bien, que seguro Tracey sentiría una atracción por mí luego de tratarla como se trata a una cualquiera. Y continuaba, una y otra vez. Toda la noche. Eso me frustró.
Supongo que el alcohol había colaborado, porque pedí con urgencia que me llevaran al club donde estaban las chicas y me apresuré para entrar. No me preguntaron nada, no me interrumpieron en mi camino. Pero el hombre en la entrada me envió una mirada de reproche. Él sabía que había caído en mi propia tentación y que esa tentación tenía nombre y apellido. Un apellido con el que jamás me metería, pero lo estaba haciendo.
Ya tenía planeado todo, entraría, la besaría, le diría cuánto la deseo, con suerte ella estaría lo suficientemente borracha como para aceptar irse conmigo, en la mañana se despertaría pero no se iría, pensaría en lo que hizo y entendería que soy yo antes que Vincent.
Estaba siendo un malcriado, pero quería a Trace para mí solo, quería verla sonreírme y besarme con ternura, sin detenerse a admirar las consecuencias de nuestra relación.
Pero, al entrar ahí, me di cuenta de algo. Al principio creí que no era ella ¿Con qué chico podría estar besándose? Pero luego se apartó y su mirada fue lenta. Escaneó el rostro del muchacho y volvió a besarlo cerrando con fuerza sus ojos. Era ella, sin duda, y ese era Vincent y tenía las manos en su trasero. Un trasero que él no debería tocar.
Había dos cosas que yo podría hacer, golpearlo hasta que se desmayara y arruinar la despedida, o pedir que lo sacaran diciendo que lo desconocían. Pero ambas no eran opciones, Tracey lucharía para que él se quedara. Por lo que me mordí la lengua y me giré. Ella era testaruda y todo lo que yo hiciera arruinaría la despedida.
Una cosa me había quedado en claro, Tracey sí había estado jugando conmigo y yo por ser buen chico había detenido cada uno de mis actos para entretenerla. Pero ahora ya no tenía sentido hacerlo. Tuve deseos de volver y golpearlo como me lo había propuesto, pero no podía hacerlo, decepcionar a Tracey de esa forma no me apetecía.
Me prometí algo a mí mismo en medio de todo lo nublado de mí mente: Tracey no volvería a jugar conmigo, al menos no antes de que yo lo hiciera. Pero quizás eso era mentira, porque iba en contra de todos mis principios y no era de mi interés decepcionar a mi padre que de seguro estaba admirando cada uno de mis actos.
Mi padre era un hombre bueno, no se merecía tantas cosas como estas, no se merecí que desde el cielo estuviese sacudiendo su cabeza y murmurando que lo estaba decepcionando y que no debería meterme con la hija de mi jefe. Podría quedarme sin trabajo. Aunque dudaba que Tim despidiera a su único hombre de confianza por un problema personal, digamos que yo me sabía hasta cada cuenta bancaria que él poseía y cuánto dinero había en ellas.
Me giré una última vez y miré a la chica a la que solía llamar el amor de mi vida. Ella era tan bella aun mientras no intentaba serlo. Vincent pasó todo su rubio cabello por uno de sus delgados hombros y besó su cuello. Mi corazón sufrió un cachazo de dolor y se me creó un nudo en el estómago.
Si creía que jugar con ella estaba mal, que Vincent la tocara de esa manera estaba peor.
Un capítulo corto para una semana corta.
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Los Amantes©
Romance«-Tengo miedo. -¿A qué le temes? -A dejes de quererme» No se trata de una elección, se trata de saber qué chico corresponde sus sentimientos. Una noche lleva a más y ese 'Más' se convierte en consecuencias.