Capítulo 22

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20 DE MARZO.
LA GRADUACIÓN.

—Oye —Rodeé la muñeca del castaño con mi mano.
Tiré de él hasta el salón de clase de la facultad de medicina, creo que estaba un poco sorprendido. Pero yo quería besarlo antes de entrar ahí y morir de nervios.
Me acerqué a él.
Con mis brazos rodeé su cuello y presioné mis labios sobre los suyos.
—Estás bellísima, no quiero arruinar tu maquillaje —Se alejó.
Acaricié sus labios para quitar la pintura de labios de ellos.
Lo menos que quería era que saliera así y todos vieran que andaba besuqueándose con alguien.
—No te preocupes, tú solo hazlo y yo me encargo del resto —Tiré de su cuello para volver a sentir sus labios.
Presionó sus manos sobre mi trasero y me pegó a él.
Succioné su boca con lentitud hasta lograr el primer gemido de él.
Le gustaba que lo besara así, había que tomar nota.
Se alejó dejando cortos besos por mi cuello y mi mandíbula, creo que estaba preparando un discurso mental. Sus labios presionaron sobre mi frente retirando levemente el birrete.
—Vas a subir ahí, vas a ser el orgullo de tu familia, vas a ser mi orgullo, vas a recibir tu diploma y vas a bajar a abrazarme como si fuese tu muy gran amigo —Me dio un casto beso—. Vas a ser una gran mujer. Vas a ser una gran abogado. Tracey, yo no sé cómo explicarte lo bien que me siento al verte con esa toga. Pero, vas a salir y vas a besar a Vincent y yo estaré muerto una vez más.
Oh, Dios, ¿Él pensaba eso?
Mierda, yo intentaba no recibir besos por parte de Vincent estando en su presencia, pero no era mi maldita culpa que ellos fueras tan competitivos y lograran hacerlo aun cuando yo lo evitaba.
—Connor, yo… —Me calló de la mejor manera.
Correspondí a su beso incluso con más velocidad de la que cualquiera podía hacerlo.
Jadeé en su boca por el arrebato de su lengua, pero aun por sobre todo eso, succionamos como si doliera estar alejados.
Mantuve mi ceño fruncido mientras le besaba, porque solo se sentía bien hacerlo.
—Ve allá, campeona. Lúcete —Me dio un pellizco en el trasero que me sobresaltó.
Sentí mis mejillas ardiendo muy intensamente.
Besé sus labios cortamente y tiré del inferior hacia mí.
—Tú ve y siéntate. No pelees con Vincent —Me puse de puntas y le robé otro beso.
Uno, seguido de otro, acabamos volviendo todo pasional una vez más. Ambos manteníamos una gran sonrisa en nuestros rostros.
Estando con Connor no necesitaba a nadie más y aún no lograba entender cómo es que yo aún no había terminado con Vincent y cómo es que aún aguantaba no besar a Connor en todos los lugares.
Arrastró sus brazos hasta presionarlos alrededor de mi cintura.
Los de Derecho tienen su postgrado, todo está vuelto un desastre¿Conoces a alguien para..? Mierda —Me aparté de Connor, colocando las manos en su pecho y echando la cabeza para atrás.
Oh, oh.
Abrí mi boca para explicar algo, pero era tonto.
Las muchachas que habían abierto la puerta se habían quedado muy sorprendidas.
Sobre todo porque una de ellas me había atendido una vez que me desmayé en clases y, desde entonces, ella y yo habíamos guardado cortas conversaciones y comentarios de vez en cuando.
No había mucho que decir, salvo que ella me conocía.
—Tracey —Saludó.
—Hola, Carol…
—¿Y él es? —Preguntó la otra muchacha.
Parecía ser una chica bastante atrevida. 
Aún si lo estaba besando, ella preguntaba quién era Connor.
Creo que era un descaro de su parte.
—Jane —La riñó Carol, dándole un codazo.
Me alejé de Connor, no sin antes depositarle un beso en la mejilla.
—Te veo al rato.
—Vale, suerte. Recuerda ir a abrazarme —Asentí.
Salí de ahí con paso rápido y avergonzado, ¿Cuántas personas más nos iban a encontrar en situaciones como esta?
Ya no faltaba mucho para que alguien se enterara de mala manera. Solo cruzaba los dedos para que eso no sucediera.
No me gustaría que se armara una guerra.


Recibí mi título, un abrazo de la encargada de mi facultad, de mi profesor de leyes y del rector de la universidad antes de poder bajar del escenario y volverme a sentar mientras terminaban de nombrar a los alumnos.
Odiaba tener que ser casi la última, puesto que tardaba mucho tiempo en presentarme.
Para todo.
Toda mi vida he sido la última.
Lo decía aun cuando en el discurso, mi profesora de psicología trataba de hacernos sentir como más en el mundo, como el futuro del Estado y como seguidores de las leyes, estamos hechos para hacer cumplir a todos con los derechos y con los deberes.

Los Amantes©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora