Capítulo 12

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                                                                                2 DE FEBRERO.

–¡Elliott! –Exclamé y lo tiré de la manga del suéter para que me acompañara.

Para ser sincera, recurría a él a falta de mi mejor amiga y tenía la necesidad de gritarle al mundo que había besado a Connor, que tenía novio y que podía mantenerlo en secreto sin ninguna clase de consecuencias al final de todo esto. Espero.

Consideraba que Elliott podría ser ese tipo de amigo que te escucha, te ignora y finge que le importa tu desgracia aun cuando no escuchó ni una mierda de lo que intentaban decirle.

¿Genial, no?

–¡Tracey! –Exclamó de vuelta y me recibió en un abrazo bien merecido, con una sonrisota de amistad en su rostro.

Adoraba a este chico ¿Cómo es que existía gente tan buena en este mundo cruel? ¡Y apenas iba a cumplir un mes de haberlo conocido!

Podía confiar en él.

Por extraño que parezca, no es como si de pronto él me fuese a salir con algo como que está esperando el momento adecuado para llevarme a un callejón y violarme. No es como si papá no hubiese averiguado sus antecedentes penales, escolares, universitarios y cualquier otra cosa que podría incluir violencia y malas intenciones.

No lo creo.

–Ven, ven, ven –Le dije–. Vamos por un café, un helado, lo que quieras, yo pago.

–Estás un poco alegre el día de hoy –Puse mis ojos en blanco ¿Por qué él tenía que darle tanta vuelta al asunto y no acababa de subir al auto? —. Me convences con eso de que vas a pagar.

¿De qué sirven los amigos si no es para aprovecharte de ti?

Entré a mi auto y le toqué la bocina, con toda la intención de que dejase de parlotear y de una vez por todas entrara.

Era como imposible que él se quedase tanto tiempo fuera, perdiendo su tiempo conversando sobre cosas irrelevantes.

Coloqué el cinturón de seguridad sobre mi cuerpo cuando Elliott entró sonriendo.

Se había afeitado, no mucho.

A mi parecer, Elliott podría verse guapo sin barba, pero se ve incluso más guapo con esa barba de chico despreocupado que no se da mala vida por lo que el mundo pueda pensar sobre él.

–¿Vas a decirme cuál es el motivo de tu euforia? –Arranqué el auto con un gran tiró que causó que Elliott pusiera una mano en el techo para sostenerse.

Me sorprendió que tuviera más fuerza de la que aparentaba, ya que el techo hizo un sonido a causa de su golpe lleno de fuerza

—¿Estás loca? ¡Tu familia no te enseñó a conducir o qué! ¿Buscas matarte? –Fruncí el ceño.

¿Tan mal creía que estaba? He manejado al menos un año pero...

Uhm, ahora tiene sentido el rechazo que Tanner me daba cada que me ofrecía a conducir. Creo que él no quería herir mis sentimientos.

Lo miré, dejando caer las manos del volante..

–¿Tan mala soy? –Asintió, con una mueca de lástima en su rostro.

—Un poco... —Contestó.

Estaba como aquel que sabe que va a perder algo y busca remediar el problema. Y para completar, me dio una sonrisa de esas que mirabas y te dabas cuenta de que algo andaba mal.

Los Amantes©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora