Narra Sienna:
Ya nada importaba. No le diría nada a Dominik, no por el momento.
Me quedé sentada al lado de su cama. Él dormía plácidamente. Bueno es lo mejor que podía hacer, luego de los tres inyectables que le colocaron.
Resultó ser, que esta vez, los cortes que Dominik se provocó eran más profundos, lo que significó una gran pérdida de sangre. Tendría que recuperarse de a poco. Pero tenía la tranquilidad que en cinco días, le darían el alta.
***************
Eran las 3 de la mañana cuando salí al pasillo. No había un alma, puesto que los enfermeros andaban de aquí para allá en las habitaciones revisando a los pacientes.
Me dirigí hasta la máquina de café. Busqué algo de dinero en mis pantalones y coloqué el billete en la máquina. El tema es que yo odio el café, pero quería mantenerme despierta para estar al tanto de lo que le pasaba a Dominik.
Ya iba a retomar el camino de regreso a la habitación, cuando apareció la mujer entrometida. Con ella, me refiero a Danuta.
-¿Qué haces aquí?.- pregunté seca con expresión seria.
-Vine a verte a ti y a tu novio, ¿él está bien?.- dijo suavemente.
-Él está bien, yo estoy cuidándolo. ¿Qué se supone que quieres decirme ahora? ¿Qué eres buena madre aunque dejaste que te arrebataran a tu hija? Si es eso, no me interesa.- dije cortante.
-¿Eso fue lo que te dijo Augustus?
-Pues no, él es igual que tú. No le interesa. Sólo quiere controlarme, y como no puede hacerlo, pues me ignora y le da igual lo que me pase.
-A mí no me da igual, por eso quiero hablar.
-Tuviste dieciocho años... ¿No crees?.- susurré enfurecida y la dejé allí.
Entré en la habitación y volví a sentarme donde estaba. En eso, entró la enfermera, o eso creí.
-Mira Sienna, necesito hablar. Aunque no quieras escucharme, igual lo diré.- dijo esto, mientras preparaba una jeringa.
-Espera, ¿pero qué haces? No lo toques. ¿Al menos sabes cómo se usa eso?.- me quejé. Quería tirarle con algo.
-Claro que sé, soy enfermera, además de trabajar en el negocio negro. Además, creo que también conoces lo que es, ¿o me equivoco? No creo que Augustus te haya ocultado eso.
-¿Ocultar qué? Habla de una vez... Y tratalo con cuidado, él a ti, no te hizo nada.- le supliqué.
-Bien, empezaré. Resulta que antes de quedar embarazada de ti, yo trabajaba y aún trabajo, en el negocio de la mafia japonesa asentada aquí, en Polonia. Tu padre también trabajaba conmigo, éramos colegas. Nos hicimos amigos, muy unidos y tan jóvenes con diecinueve años. Ya sabes lo que pasó, entre un juego y otro, yo quedé embarazada. Seguimos trabajando pero ahora, éramos una familia, por así decirlo. Cuando apenas naciste, estábamos en un especie de crisis con el negocio. Nos era bastante difícil mantenernos hasta fin de mes. El contrabando de objetos y toda la cuestión, tuvo un momento de declive, de caída, por así decirlo, por lo que despidieron a tu papá. Seguimos juntos, hasta que cumpliste cinco meses, previamente él me había obligado a renunciar a la mafia. Me negué, lo sé, muy inmaduro de tu padre. Y un día...- se quedó mirando al suelo.
-Un día...- la apresuré.
-Volviendo a casa, entré y no te encontré. Busqué y busqué. Llamé desesperadamente a Augustus. Cuando él respondió, me dijo que no me acercaría más a mi hija, que yo era un peligro para su vida. Que si quería, al menos morir en paz, que no intentara recuperarte porque me llevaría al juzgado. En esos momentos, lo pensé muchas veces, porque no tenía dinero para un buen abogado, ni nada de eso. Entonces, todo este tiempo, yo estuve cerca, siguiéndolos, pero no sabía cómo acercarme a ti. De igual modo, me hubieses odiado, como lo estás haciendo ahora, y lo entiendo y lo merezco.
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Justo A Tiempo (Dominik Santorski)
RomanceDominik, un chico de 18 años que sufre muchísimo de bullying luego que sus supuestos amigos le jugaran una mala pasada por besarse con un chico, Aleksander. Su vida dio un giro bastante horrible para él, sumado a la poca atención que le dedican sus...