Narra Dominik:
Los días pasaban tranquilos, y yo volví a mi soledad de antes. Me sentía bastante bien. No quería pensar en Sienna, debía sacar cualquier pensamiento débil, que me hiciera dudar de lo que quería.
Yo llegaba y no me chocaba con nadie. De vez en cuando, veía a Sienna en su casillero. Simplemente la ignoraba.
En eso, se acercó el grupito de Aleksander a molestarme. Esta vez, no me quedaría de brazos cruzados.
-Aleks, si tienes algún problema conmigo, resolvámoslo ahora. Mano a mano, solo tú y yo.- lo desafié.
-¡Cuidado Aleks, intentará besarte otra vez!.- se burló uno de los estúpidos de su grupo.
-A la salida. Esta vez, no te salvas.- respondió Aleks, dándome un empujón.
Todos los que se habían amontonado, se retiraron al ver que no habría pelea, no aún. Pude ver que entre el público, estaba Sienna. Apenas posó su mirada, nuestros ojos hicieron conexión por unos segundos. Ella lo cortó, alejándose rápidamente.
*************
A las tres de la tarde, en la salida, esperé a Aleks en el patio trasero. Allí sería el encuentro. Pasaron unos segundos, y todos empezaron a juntarse como cucarachas. Otra vez, pude ver que Sienna también estaba ahí. Sentí algo extraño dentro de mí al verla, no podía describir que era, pero se sentía bien. Ella no me miraba.
Aleks apareció. Se acercó a Sienna y le susurró algo al oído, para luego besar su mejilla. Ella sólo bajaba la vista, era muy sumisa para todo. Ella apenas me miró y desvió su mirada.
-¿Listo, marica?.- me desafió Aleks en tono burlón.
Me acerqué a él, hasta su oído. Todos empezaron a abuchear.
-No te vuelvas a acercar a Sienna.- susurré cerca de él, y antes de que Aleks reaccionara, le di un puñetazo en su estómago.
Al instante, cayó al suelo agarrándose por el dolor agudo que debió sentir.
-Eres hombre muerto, Santorski.- balbuceó en el suelo aún. Yo solo reía ante sus palabras.
Aleks se levantó y la pelea continuó. Entre patadas y puñetazos, ambos seguíamos de pie. El encuentro iba a ser largo, pues ambos sabíamos pelear.
Un movimiento en falso, me costó un golpe bajo en mi costilla. Caí del dolor. Me veía perdido. Estaba mareado, no podía seguir.
Todo se escuchaba raro y se veía borroso, hasta que vi un hermoso rostro que me levantaba y me gritaba.
-¡Vamos, Dominik! ¡No puedes rendirte ahora! Tú puedes ganarle a este patán. ¡Levántate!.- gritó. Yo conocía esa voz angelical.- ¡Agghh! Suéltame Aleks, me lastimas.- fue ahí cuando reaccioné.
Aleks jaló a Sienna de su cabello y no la soltaba. La estaba lastimando.
-¡Hey! ¡hey! ¡HEY! ¡Estúpido! ¡Suéltala!- grité con ira.
-¿Y sino qué? ¿Qué haras? ¿Besarme?.- se reía a carcajadas y todos reían a mi alrededor.
-¡No lo escuches, Dominik! ¡Acaba con él!.- gritó Sienna.
Corrí hacia él y lo tiré al piso. Yo estaba encima de él, y comencé a repartir puñetazos en su cara. Aleks sangraba y gritaba que por favor lo soltara. Los expectadores se asustaron por mi reacción. No paraba de golpearlo.
Luego se escuchó el ruido de una sirena, alguien venía. Todos salieron corriendo, pero yo seguía golpeando a Aleks. Sienna jaló de mí, haciéndome caer y sacándome de encima del bastardo. En esto, Karolina aprovechó y sacó a Aleks de allí. Ambos se levantaron y salieron corriendo.
-¡Vamos, Dominik! Levántate. Es hora de irnos.- chilló Sienna levantándome del suelo.
Ambos echamos a correr. Era la policía. Alguien había avisado de la pelea, al parecer. Corrimos hasta que vi un callejón. Tomé a Sienna y nos escondimos allí.
-¿Qué hac...- tapé su boca con mi mano.
-Shhh...- le dije con mi dedo en mis labios.
Pasó un largo rato, pues buscaron bien, esperaba que no nos encontraran. Nosotros estábamos detrás de un basurero, donde permanecimos en silencio. Mi respiración se aceleraba y noté que la de Sienna también. Me di cuenta porque era obvio, yo estaba prácticamente encima de ella. Luego de no sé cuánto tiempo, pero sí, largo tiempo, la patrulla desapareció.
Sienna quitó mi mano con brusquedad.- Se fueron. Ahora debo irme.- pero la tomé del brazo. No me pregunten porque, sólo lo hice.- ¿Qué haces? ¡Suéltame, Dominik!.- tiró para que la soltara.
-Gracias...- le dije y la solté.
No me respondió y se fue enojada, seguramente.
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Narra Sienna:
Sin dudas, el día había sido muy raro, pero no quería pensar en ello. Subí a mi habitación y dejé mis cosas en la cama, luego bajé hasta la cocina por un jugo, batido o algo.
Busqué un par de frutas, las eché a la licuadora y le agregué leche, agua y endulzante. Me senté en una silla de la mesada con un vaso, necesitaba digerir lo que había pasado. Y con esto, me refiero al largo rato que pasé con el cuerpo de Dominik encima.
Estaba confundida, porque trataba de evitarlo como él me había pedido, pero por alguna circunstancia de la vida, el destino nos hacía chocar de nuevo.
Pude notar que en este último tiempo, la personalidad de Dominik había cambiado bastante. Ya no sabía quién era, era demasiado él. Se había marchado por completo el Dominik dulce y amable que yo conocí, o creí conocer.
-¡Hola, hola sonrisita!.- me interrumpió mi papá de mis pensamientos.- ¡Hey! ¿Por qué esa cara? ¡Arriba los ánimos, preciosa!.- mi padre, o se había vuelto loco o lo habían secuestrado los aliens. Estaba de muy buen humor.
Yo solo reí por la cara de bobo que ponía.- ¿Y a ti qué mosco te picó?.- pregunté aún con mi sonrisa en mi cara. Él era el único del universo, capaz de sacarme de mi agonía.
-¿Recuerdas...- comenzó.- ...que me dijiste que estabas triste porque no tenías un amigo?.- puñalada al corazón.
-Sí papá, ¿qué hay con eso?.- no quería desanimarme.
-Liza, ya puedes hacerlo pasar.- sonrió. Quedé más confundida. ¿Pasar? ¿A quién?
De repente, escuché ruidos en la sala, algo o alguien había chocado con el sofá. Yo solté una carcajada. Luego me quedé en silencio, impactada por lo que veía, pero luego salté de la emoción de mi silla.
-¡Ay, pero si es la cosa más bella que vi en mi vida!.- no podía creerlo. Después de tanto rogarle a mi papa, por fin me regalaba un perro.- ¡Hola pequeñín! ¿Cómo te llamas, bonito?.- le hablaba con voz rara y estúpida al cachorro de cinco meses que tenía al frente mío.
-En realidad, aún no tiene nombre.- respondió mi papá.
-Pero... Es enorme, debe de tener al menos cinco o seis meses, papá.
-Tiene tres meses, cariño, pero es algo grande, nada más. Era el más grande de sus hermanos. Y como el dueño pedía bastante, le pedí a su labrador más grande. Era lo menos que podía hacer el desgraciado después de lo que me cobró.- bufó mi papá.
-Lo adoro... Y a ti también, papá. Muchísimas gracias.- lo abracé.
-¿Y... cómo lo llamarás?
Buena pregunta.- Mmm... Déjame ver... Tienes cara de... Kalifa. Así te llamaré.
-Me gusta. Kalifa, ahora ve a la habitación de Sonrisita.
-¿Enserio? Aún no entiende el pobre...- mi padre me miró con ternura.- Igual me lo llevo a dormir conmigo.
-Sí, ve a descansar. Ya es tarde.- se acercó a mí y me abrazó.- Hasta mañana, sonrisita.- dijo y besó mi frente.
-Hasta mañana, papá. Descansa.- lo saludé.- Vamos Kalifa.- estaba totalmente feliz con mi perrito nuevo. Mi tristeza se había ido, y en lugar de ella, Kalifa ocupaba mi vida entera.
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Corregido.
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Justo A Tiempo (Dominik Santorski)
RomanceDominik, un chico de 18 años que sufre muchísimo de bullying luego que sus supuestos amigos le jugaran una mala pasada por besarse con un chico, Aleksander. Su vida dio un giro bastante horrible para él, sumado a la poca atención que le dedican sus...