Capítulo 33- Despedidas

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Narra Sienna:

Ya nada tenía sentido para mí. Todo era gris. Caos y desastres era todo lo que mis ojos veían. No quería aceptar que había perdido a mi padre. Pero a la vez, sentía el agujero negro que se había formado dentro de mí.

¿Era resentimiento? No lo sé. ¿Era culpa? Tal vez. Siento que podría haber hecho algo. ¿Ahora qué haría? Salir de este agujero, como sea. ¿Iba a hundirme? No lo creo. Creo que mínimamente debo demostrar que puedo seguir, Augustus así lo hubiera querido.

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Sin dudas, este era el funeral más triste y patético del mundo. No me malinterpreten, pero los discursos que esta gente daba, era una verdadera basura. No quería hablar, nunca pensé que tendría que hacerlo, no tan pronto. Pero debía hacerlo.

Me paré delante del numeroso público y suspiré sin más, no podía volverme atrás.

-Gracias a todos los presentes por haber venido hoy a acompañarnos en nuestras pérdidas.- dije observando a Dominik que me miraba expectante.- Es un momento doloroso, no sólo por el hecho de perder lo más importante que tenía, sino porque es... Como que siento, que me acabasen de colocar un muro enfrente de mí. Sin saber con superarlo, ¿pero saben? Los momentos difíciles, son para hacernos más fuertes, para llevarnos a una realidad que constantemente nos golpea, pero no siempre lo vemos así. Si les soy sincera, estoy destruida emocionalmente por mi pérdida, pero no significa que voy a abandonarlo todo. Mi padre, eso fue lo que siempre me recalcaba: "Puedes caer, pero también, siempre puedes levantarte", y tiene razón. Lo recordaré con todo mi amor, a pesar de los errores que cometió. Somos humanos, no seres perfectos, y nadie merece que se decida sobre su vida sin consultarlo. Eso es todo.- terminé y todos quedaron en total silencio.

El sacerdote continuó la ceremonia, al ver que Dominik no hablaría. Luego de un rato, dió la bendición final a los ataúdes y finalizó la ceremonia.

Uno a uno, todos los asistentes, fueron acercándose a Dominik y a mí para darnos el pésame.

Luego de eso, le avisé a Liza que me quedaría un rato.

Me quedé largo rato observando la tumba de papá. Me senté al lado de ella a pensar, luego comencé a hablarle a "mi papá".

-¿Sabes? Si yo te hubiese advertido, seguirías aquí. Me equivoqué yo, debí darme cuenta que era una advertencia de que algo te ocurriría. Perdóname por no pensar más allá de mis narices...- miré con odio y tristeza al cielo.- ¿Pero qué digo? Si ya estás muerto, y esto no debía ser así. No debías acostarte con la Sra. Santorski. Si no lo hubieses hecho, tú y ella seguirían aquí.- rompí en llanto.

-¿Puedes... Dejarlo ya?.- susurró Dominik con voz entrecortada.

-No puedo, porque no hice nada cuando pude haberlo hecho.- me lamenté quejándome aún más.

-Deja de hablar estupideces. No es tu culpa, y no podías hacer nada. Fue un accidente provocado y ya.- murmuró entre dientes sacudiéndome para que volviera a la realidad.

-Tu padre.- logré decir.

-Lo sé, él planeó sus muertes. Él los mató.- dijo, pero eso ya lo sabía. El tema es que su padre estaba detrás de él.

-No.- me miró extrañado.- Él está detrás tuyo.- señalé.

Dominik volteó a verlo. Fue un momento de total tensión, pues en la cara de ambos se notaba la ira, la frustración y la deshonra.

-¿A qué vienes?.- preguntó frío mirándolo enfurecido.

-A despedir a Beata, y a darle el pésame a Sienna.- dijo el sr. Santorski.- Si no te importa.- lo apartó para poder llegar a mí.

Dominik lo fulminaba con la mirada. De un momento a otro, mi ex suegro me rodeó con sus brazos.

-Lo lamento.- susurró.- Pero debía hacerlo.- no lo aparté, ni estaba enfadada con él. Es más, lo entendía en algún punto, a pesar que estaba destrozada por lo de mi padre.

-No lo odio sr. Santorski.- el me soltó y ambos me miraron con asombro.- Es doloroso, cuando las personas que nos importan y creemos que les importamos, nos dan la espalda y nos apuñalan ésta.- dije dirigiendo mi mirada a Dominik, a lo que su mirada dejó de ser tan penetrante. Sentía culpa, o era lo que yo creía.

-De igual modo, me despediré de ella.- dijo y se fue hasta la tumba de su esposa.

Quedamos los dos, en completo silencio. Ninguno emitía una palabra, con sólo mirarnos nos decíamos todo.

-Lo lamentó, nunca quise lastimarte. Pero de un modo u otro, yo me sentí lastimado a tu lado.- asentí y sólo lo abracé.

-Lamento lo de tu madre, Dominik. Era una buena persona, a pesar de todo.- dije y vi su tristeza reflejada en sus ojos.

-Descuida. Y yo lamento de tu papá. ¿Ahora qué harás?

-No lo sé... Pero me quedaré con Liza.- suspiré.- Me gustaría que al menos, sigamos siendo amigos.- sonreí forzosamente.

-No lo sé, pero tampoco quiero dejar de estar en contacto contigo. Si es la forma de estar cerca, pues lo acepto.

Ambos sonreímos y luego de unos minutos, nos fuimos de aquel triste lugar.

Echaría de menos todo. Eso era: los gritos, locuras, enojos, todo de mi papá. Ahora estaba sola, pero ya soy una adulta como para poder asumirlo. Debía ser fuerte por él y luego por mí. Y extrañaría a Dominik. Eso era indudable.

Llegué a casa, y tuve la peor sensación de mi vida. Sentía un vacío, como cuando te falta algo. En este caso, la ausencia de papá se hizo sentir desde un principio.

Me costó mucho, acostumbrarme a la realidad. Y así debía, hasta concluir el colegio. Faltaban menos de tres semanas, por lo tanto, debía hacer mi mejor esfuerzo por no caer en el abismo antes de tiempo.

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Corregido.

Justo A Tiempo (Dominik Santorski)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora