Capítulo 4- Bye, bye Verónika

951 69 7
                                    

Narra Sienna:

-¿No te parece antihigiénico caminar descalza?- noté la mirada de asco de Verónika.- Es que el suelo está lleno de gérmenes y muchas otras cosas.

Le rodé los ojos. "Típico de adolescente malcriada", pensé mirándola.

-Tranquila, aunque tienes razón. Pero si fuera por eso, el aire también está contaminado de bacterias y gérmenes que Dominik, tu y yo estamos respirando y dejando que entren a atacar nuestro sistema inmunológico. ¿No lo crees?.- la noté un tanto aterrada y sólo le sonreí con simpleza para seguir caminando.

Narra Dominik:

Genial, tendrían que ver la cara de Verónika cuando Sienna le dijo que los gérmenes ya estaban en ella. Verónika miraba aterrorizada como si quisiera golpearse para hacer que estos salgan de su cuerpo. Al ver su cara, noté que ya soltaba en llanto. Y así fue, ella era una niñita muy sensible. Por un momento, sentí que lloraba en mi pecho. Me sentí incómodo. No quería sus "gérmenes", así que me giré para que se alejara. Paró de lloriquear.

-Y qué haremos...-dijo Sienna de pronto.

-Vamos a tomar helado o a comer algo.- fue mi mejor idea.

-No puedo comer chatarra. Tengo una presentación el fin de semana. No puedo ir a engordar como una vaca...- protestó Verónika.

Sienna y yo fruncimos el ceño, nos miramos y miramos a Verónika.

-Bien, pues, iremos a un restaurante de comida vegetariana. ¿Te parece Verónika?.- dije sonriéndole falsamente y ella me respondió con una sonrisa seductora pero tímida. Tan solo hice una mueca discreta.

Para nuestra suerte al entrar, nos encontramos con un camarero bastante amigable, demasiado. Vi como miraba de arriba a abajo a Sienna, pero ella lo ignoraba. Verónika en cambio daba saltitos alrededor del mesero, dándole miradas y sonrisitas presumidas.

-Perfecto.- me dije a mí mismo. Era el momento ideal para deshacerme de Verónika.- Chicas porque no se acomodan y buscan una mesa. Yo pediré la carta aquí.- sonreí falsamente y ambas me hicieron caso sin protestar. Luego me dirigí al camarero.- Te pago por distraer a la rubia insufrible por esta noche.- saqué un par de billetes, los suficientes como para convencerlo. Luego fui a sentarme con ellas.

-Que linda noche, ¿no creen?.- dije falseando mi tono. Dios, me afectaba demasiado ser tan amable, esto me asqueaba. Me daba nauseas.

-Buenas, señorita.- dirigiéndose a Verónika, la tomó de la mano y la invitó a sentarse a cenar con él, diciendo que su turno había terminado, y expresándole lo hermosa que le parecía.

Ella nos miró pidiéndonos permiso. Asentimos a la vez. Se giraron y se fueron. Saliendo afuera, Sienna me miró divertida.

-¿Qué? ¿Qué pasa?.- dije inocente.

-Vamos Dominik.- soltó en risas.- ¿no era más fácil decirle que era insoportable y que no la queríamos cerca?

-Mmm... Quizás. Quería un poco de diversión. Aparte, no nos hubiese dejado en paz.

-Tienes razón.- comentó.- Debí de haberme traído unas zapatillas. Al fin y al cabo, no aguanto demasiado los zapatos altos.- la observé bien y no pude no reírme de ella.- Ah, okey. Dime que es tan gracioso...

-Tú y tu gran estatura.- me reí. Era de estatura media pero yo le sacaba al menos una cabeza y media.

-Ya.- bufó entre dientes.- Y... ¿cuál es el plan ahora, altote?.- me dijo en signo de burla.

-¿Quieres un café?

-Claro. Vamos.

Llegamos a una cafetería. Nos sentamos y al rato llegó una mesera a preguntarnos que queríamos tomar. Ambos pedimos capuccino. Sienna miraba hacia otro lado y daba leves golpecitos con sus uñas en la mesa. Yo me quedé mirándola. De repente, volvió su vista hacia mí y se puso nerviosa.

-Oye, tus ojos... Mira te están saliendo.- se rió tímidamente y me sonrió de lado.

-Eres distinta a Verónika y a cualquier otra chica. ¿Por qué? Digo tienes casi el mismo tipo de vida que yo. Tu padre tiene un gran trabajo. Y eres una chica de buen nivel económico. Además del hecho que eres guapa y que Aleksander se queda bastante a tu lado. Ahora, no te vi con su grupito ni con los chicos populares de la escuela. ¿Por qué?.- volví a repetir.

Ella dio un gran suspiro.- Sabes...- empezó diciendo.- Aunque no creas, me da igual ser popular o no serlo. Es más, me gusta pasar desapercibida, soy bastante reservada. No me gustaría que estuvieran todo el tiempo sobre mí. Mi padre es lo único que tengo, y toda mi vida nos acostumbramos a luchar juntos. Sólo somos el y yo, también tengo a Liza, nuestra ama de llaves. Intento ser discreta pero en clases, como la de historia, no puedo porque es lo que me apasiona. Leer y conocer la historia. Amo adquirir nuevos conocimientos.- se limitó a volver a mirar a otro lado y luego sonrió bajando su mirada.- Así que, por todo esto, y por el hecho que ellos en realidad no me conocen... No creo que quieran juntarse con la "cerebrito" de la clase.- finalizó haciendo comillas con sus dedos en su apodo.

-Vale. Quizás sea como dices.

En eso, llegó nuestro café. Yo me dediqué a hacer lo que ella hace un rato y observaba a través de una ventana. De repente, su voz me sacó de mi punto fijo.

-Y que hay de ti... Digo, pareces ser amigo de Aleksander.- la miré durante unos largos segundos.

-Sí, puede ser. No lo sé. Tengo unos cuantos amigos. Entre ellos también está Karolina.- su rostro se puso tenue cuando el nombre de Karolina salió de mi boca. Sólo hizo una pequeña mueca y rápidamente dio un sorbo a su café.

Seguimos hablando de tonterías y riéndonos de anécdotas que nos contábamos ambos. En eso, la mesera se acercó para disculparse y decirnos que ya debían cerrar. Pagué la consumición y nos fuimos de allí.

Afuera ya estaba mi chofer esperando. Yo le había texteado.

-Vamos, te llevo a casa.

-Espera. Llamo a mi papá y le aviso.- asentí y llamó a su padre. Note su cara de tristeza luego de colgar.- Me dijo que estaba de acuerdo. Vamos.- su sonrisa era casi forzada.

-Vamos.

Subimos y en unos diez minutos llegamos a su casa. Increíblemente, estaba algo cerca de la mía. Bajé del auto para ayudarla a bajar con esos zapatos incómodos que traía.

-Muchas gracias por el café y por traerme, Dominik. Fue muy atento de tu parte. Lo que sí, no sé que habrá sido de Verónika.

-No hay de qué.- le sonreí.- Ah eso, no te preocupes. Seguro el mesero la acercará a su casa luego. Buenas noches, Sienna.- dicho esto, ella se acercó y besó mi mejilla. Fue la sensación más dulce que tuve. Sin dudas, la noche no fue tan mala.

***********

Corregido.

Justo A Tiempo (Dominik Santorski)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora