Capítulo 19- No me grites

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Narra Sienna:

Hoy había sido un día bastante bipolar, en la mitad del día todo fue bueno, y en la otra, se fue una persona al cielo.

Dominik estaba algo decaído y triste por su pérdida, se veía como si le hubiesen quitado un brazo o algo así. Y yo lo entendía, había perdido a alguien que fue importante en su vida.

Quería ayudarlo, así que lo mejor que se me ocurrió fue llevarlo por un helado. Ya sé, no es el mejor consuelo, pero quería que se distrajera con algo.

Compramos nuestros helados y los tomamos en silencio. Ninguno decía nada, ninguno se miraba. Ya no me agradaba el plan en este punto. Luego, fuimos a caminar, pero su ánimo seguía igual.

-Dom, debes ir a casa. Ya es muy tarde.- le susurré al oído suavemente.

-No quiero ir a casa, no dejes que vaya a casa.- él rompió en llanto. Se me partía el corazón. No podía animarlo, no sabía como.

-Vale, te llevaré conmigo. Iremos a mi casa y dormirás en mi habitación. Yo me quedaré contigo, ¿te parece mejor?.- parecía una madre tratando de convencer a su hijo pequeño. Él no dijo nada, sólo asintió apenas con su cabeza.

Paré un taxi y nos dirigimos a mi casa. Llegamos y cuando entramos mi papá me hizo una mueca reprobatoria al ver que era Dominik quien me acompañaba.

Lo llevé hasta mi cuarto y lo senté en mi cama.

-Te traeré algo de ropa, ¿quieres ducharte? El agua te relajara un poco.- sólo me miraba, sin expresión alguna en su rostro, hasta que movió la cabeza asintiendo a lo que decía.

Bajé las escaleras y mi padre me miraba con ojos acusadores.

-¿Qué hace Dominik aquí? Y para ser más específico, ¿qué hace en tu habitación?.- sugirió muy enfadado.

-Mira papá, no es lo que estás pensando, ¿sí? Él no se encuentra bien en este momento, acaba de perder a alguien y no está de muchos ánimos. Solo se bueno y trata de ayudarme para hacerlo sentir cómodo.- pedí amable pero casi que funcionaba.

-¿Y sus padres? ¿Qué dicen los Santorski de esto? Su madre estallará cuando sepa que está aquí y en tu habitación.- su tono de voz era cada vez más fuerte.

-Espera, ¿qué estás diciendo? ¿desde cuando conoces tan bien los estados de humor de la sra. Santorski?.- también comenzaba a gritarle.- Mira, ya mismo le avisaré que está aquí, para que no te queden dudas.

Me dirigí a la cocina por el teléfono de casa, mi papá me siguió para poder escuchar la conversación.

Sienna: ¿Sra. Santorski? Habla Sienna. Quería avisarle que no se preocupe por Dominik, él quiso quedarse aquí esta noche. ¿Ah? Sí, es que falleció Sylvia, una amiga nuestra. Estuvimos en su velorio. ¿Qué? Si claro. Quédese tranquila, yo cuidaré de él. Gracias a usted. Adiós.

-¿Contento?.- mi papá se acercó y me dio una cachetada para luego comenzar a gritar, otra vez.

-Eres estúpida, Sienna. ¿No te das cuenta que el muchacho te utiliza cuando se le da la gana? No le importas, no le importa nadie. Es como su padre.- okey, él está actuando raro.- Deja de ser ingenua. ¿Qué esperas, que te meta en su cama, te embarace y te deje, para que te des cuenta? Ese chico sólo te hará daño.- dijo mi papá y yo no quería escucharlo.

-¿Por qué gritas? ¿Tanto mal te hizo, para que te enfades así con él? Tú no lo conoces. Aparte, olvidas una cosa, ya soy una adulta y soy yo quien debe hacerse cargo de mis problemas. No puedes prohibirme todo, ya no soy una niña.

-Una adulta que está ciega por un amorío adolescente.

-Estás loco. Vete a la china.- salí corriendo a mi habitación.

Entré destruida por lo que mi propio padre, sí, mi papá, me acababa de decir. No por ser mi padre podría decirme eso. Miré a Dominik y recordé la ropa.

-Oh, olvidé tu ropa. Ya vuelvo.- antes que pudiera girarme para salir de nuevo, Dominik jaló de mi brazo.

-No vayas. Volverá a gritarte. Dormiré así, no te preocupes.- hizo un gran esfuerzo para sonreír.

-De acuerdo.- lo miré fijamente.- Creo que aquí tengo algo.- comencé a revolver el armario y logré encontrar una camiseta que tenía guardada.

-Gracias. ¿Es de tu padre?.- me miró serio, pero no podía decírselo. Corrí mi vista hacia el suelo.- Dime, quiero saber si puedo, no me molestaré.

-No. Era... Era de mi ex novio. Me la obsequió en una de nuestras salidas.- no quería hablar del tema.

-¿Y por qué terminaste con él?.- me interrogó.

-Él tenía una enfermedad...- Dominik me miraba atento.- Tenía leucemia, murió hace ya dos años. Fue mi primer y único novio.- sonreí con amargura.

-Oh, lo lamento, no quise...

-Descuida. Eres la segunda persona que lo sabe.- me miró raro.- El primero es mi papá.- reí.

Dominik sonrió apenado, él entendía mi pérdida, como también yo entendía la suya.

-Vamos a dormir. Ven aquí.- me llamó a la cama y me acosté a su lado.- A veces, extrañamos demasiado y vivimos poco. Debemos vivir por aquellas personas que no pudieron hacerlo, porque piensa que ellos hubieran esperado eso, como mínimo de nosotros, ¿no crees?.- dijo en voz baja en mi cabello.

-Así es.- mi voz se entrecortó.

Sin querer hacerlo, rompí en llanto por sus palabras.

-Shhh... Estoy aquí, y sabes que esas personas que extrañamos también nos acompañan siempre.

-Te quiero Dominik.- quedó sin palabras y no dijimos nada por unos minutos.- Gracias por estar aquí...

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Corregido.

Justo A Tiempo (Dominik Santorski)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora