Capítulo 15- Historia, historia y más historia

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Narra Dominik:

Habían pasado tres semanas, desde la última vez que hablé con Sienna. Desde mi pelea con Aleks y que la aprisioné contra la pared de un callejón. ¡Agh! Debería dejar de pensar en ella. Si teníamos una amistad, la terminamos demasiado mal. Yo había roto su corazón. Pero si era la forma de lograr lo que me proponía, estaba bien. Lo prefería así.

Todo en el colegio seguía "normal", por así decirlo. Es decir, seguían los insultos y las burlas de siempre. Al menos, no sabían que había intentado suicidarme, sino serían peor de pesados. Ya saben quién es la única que lo sabe, fue la que estropeó todo y no, no quiero mencionar su nombre. De igual modo, Aleks no se burlaba ni me miraba, lo había derrotado en su propio juego. El resto no me interesaba, quería que él sufriera.

Caminaba indiferente por el pasillo, con mis audífonos en mis orejas, no podía escuchar el exterior. Nada me importaba, solo terminar con todo esto y no ver más esta asquerosa escuela.

Llegué a mi casillero y no pude evitar ver a Sienna en el suyo. Demonios, mi fuerza de voluntad estaba decayendo. Ella se veía igual que siempre, igual de herm... "Ah no te atrevas a terminar esa palabra, o sea ¿qué rayos ocurre contigo Dominik?". Se vestía como siempre, es más, hoy estaba guapa pero... Había algo. Su rostro era irreconocible. Tenía un expresión de alegría total, como si todo en la vida fuese un cuento de hadas. ¿Qué le ocurriría? Pensé.

"Tal vez, ¿estaba con algún patán que la tuviera así?". Ya no debía importarme, no era problema mío. Y si lo tenía, estaba bien. Me daba igual.

Noté que se dio cuenta que la miraba. Cerró su casillero y se fue en dirección contraria de donde yo venía. Ni siquiera me miró de reojo. Ella ya lo había asumido. "Mejor" pensé.

Entré en el salón y me senté en mi lugar. Ella ya estaba adentro, al igual que varios chicos. Tenía un libro, lo estaba leyendo. Ni siquiera levantó su vista.

No quería que pensara que la estaba mirando, así que saqué mi cuaderno y comencé a hacer garabatos.

Pasaron unos minutos, y sonó la campana. Pasaron otros más, y llegó el profesor de historia. "Genial" pensé.

-Buenos días, jóvenes.- saludó el viejo a la clase.- Hoy veremos algo más entretenido de la historia. Hoy hablaremos sobre el ataque a la base naval de Pearl Harbor.- Escribió esas dos últimas palabras en la pizarra.- Bien, ¿Srta. Rutkowski, me haría los honores?

"Ja, está muerta" pensé, el resto de su reputación se iría al tacho. Todos se giraron a mirarla. Debían de ver su expresión, su cara estaba roja como un tomate.

Pasaron unos segundos y ella suspiró para poder empezar a hablar. Vaya, pensé que no diría nada y se quedaría muda pero comenzó a parlotear como siempre en esta clase.

-El ataque pretendía ser una acción preventiva destinada a evitar la intervención de la Flota del Pacífico de los Estados Unidos en las acciones militares, que el Imperio del Japón estaba planeando realizar en el Sureste Asiático contra las posesiones ultramarinas del Reino Unido, Francia, los Países Bajos y Estados Unidos. Los japoneses hicieron coincidir esta ofensiva con el ataque a las posesiones del Imperio Británico en Malasia, Singapur y Hong Kong, las cuales estaban ya en su poder, a mediados de febrero de 1942. Si es así, o ¿me equivoco?.- finalizó.

-Perfecto, señorita. Es así.

La quedó observando un largo tiempo. Demasiado tiempo. "¡Ya, viejo baboso, deja de mirarla! ¿Qué diablos pasa contigo, Dominik? ¿Acaso estás celoso? No, claro que no". Mi subconciente me traicionaba. ¡Rayos! ¿Qué me pasaba?.

-Bien clase.- siguió el pervertido.- Para la semana que viene, presentarán un trabajo sobre algún acontecimiento de las guerras mundiales, que les haya llamado la atención.- estúpida materia, odiaba historia.- El trabajo deberá ser entregado hasta el día lunes próximo. Ahora elijan con quien hacerlo. Es de a dos, pero se los dejo a libre elección.

Dicho esto, lo interrumpí.- ¿Podría hacer el trabajo solo?.- esperaba que Sienna me mirara, pero no hizo ni el intento por girar la cabeza.

-Lo lamento, Sr. Santorski. No creo que eso sea posible. Deberá buscar un compañero de trabajo.

"Rayos". Pude ver que Sienna se rió, pero justo el profesor la vio.

-Srta. Rutkowski. ¿Usted ya tiene compañero de trabajo?.- preguntó.

-Mmm... Emmm... Yo... No profesor.- respondió agachando la mirada.

-Pues, mejor.- pude notar su cara de alivio, hasta que el baboso continuó.- Pero le sugeriría que trabajase con el Sr. Santorski, él no tiene compañero y creo que necesitaría que usted lo ayudara.

"¿Qué me qué? ¿Ayudar?". Odié al viejo aún más en ese momento. Miré a Sienna, noté su decepción. Sí, así es, no quería hacer equipo conmigo.

-De acuerdo.- ella asintió con desinterés.

"Vamos, ahora se creía ¿MacGuiver?". Tocaron la campana y todos salieron corriendo, como de costumbre.

-Srta. Rutkowski, acérquese. Tengo algo para darle.- la llamó el viejo verde a su escritorio. Me dediqué a guardar lentamente mis libros, sólo para escuchar lo que le decía.- Aquí tiene unos apuntes para su trabajo. Escuche...- la miró a los ojos.- Yo podría haberla absuelto del trabajo por sus buenas calificaciones y su participación, pero si lo hacía.- susurró.- lo dejábamos solo a aquél caballero.- terminó el tipo y me señaló.

-¿Saben? Estoy aquí.- dije con tono arrogante.

-¿Y qué haces oyendo lo que no te incumbe?.- me desafió Sienna.

-Ya, vale. Ni me interesa.- le dediqué una sonrisa arrogante a ella y salí de allí.

Iba por el pasillo, muy tranquilo, pero alguien irrumpió tirando de mi brazo.

-Escucha, haremos esto pero a mi modo. Tú empiezas el trabajo, luego me lo das a mí. Lo reviso, lo corrijo y termino y lo entregamos. ¿Vale?.- Sienna me trataba con un gesto seco, ante el cual yo me reía.

-Vamos, nos juntemos a trabajar los dos. Al fin y al cabo, solo somos compañeros.- reí de lado aún con mi posición de arrogante.

-No.- se negó.- No perderé el tiempo con esto. Lo haré yo y lo entregaré en nombre de los dos.- sentenció.

-No. Entonces, le diré al profesor que no quisiste que yo hiciera nada.- me puse firme.

-Bien.- bufó enojada.- Lo haremos juntos.

-Te veo en mi casa, el sábado a la mañana. Estaremos hasta tarde así que dile a tu padre, ¿sí? Bien, adiós.- no le di tiempo a que se quejara y salí corriendo de ahí.

¡Si! Dominik 1, Sienna 0. Canté victoria por las dudas.

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Corregido.

Justo A Tiempo (Dominik Santorski)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora