Narra Dominik:
Estaba enfadado con el mundo entero, en especial con Sienna. Seguía con sus actitudes de mierda y lo peor no sabía reconocer que no era perfecta. A lo que me refiero, es que me miente, además de eso quiere controlarme y ocultarme las cosas. Odio que no me digan las cosas como son, y ahí es donde entra mi madre. La muy hija de perra anda con el padre de mi novia. ¿Qué irónico no? El padre de mi novia, enrrollado con mi madre. Nada peor que eso. Lo peor es que fueron super evidentes, fue muy fácil descubrir que mi madre engaña a mi papá, por el simple hecho de filtrar al maldito de Rutkowski en su oficina.
No quería hablar con absolutamente nadie, no estaba de ánimos. Nada de Sienna, Nada de mamá, menos papá que está enfurecido, y nada de Kamine, la chica que conocí por el juego.
Me la pasaría encerrado en mi cuarto, fue lo que pensé, hasta que mi desquiciada madre me abrió la puerta de golpe.
-¿No sabes tocar?.- dije con expresión de asco.
-No, y baja el tono conmigo, jovencito.- me regañó.- Vamos, vístete, que debes ir al colegio.- dijo y salió nuevamente dando un portazo.
Genial, me había olvidado del bendito colegio. No tenía opción, así que me cambié y salí rumbo a la cárcel.
*************
Me encontraba en el pasillo, caminando a través de él, para poder llegar a mi casillero. Cosa que me costó bastante, porque había una multitud amontonada en la puerta del teatro. Miré de reojo y seguí de largo.
A pocos metros, visualicé a mi ex novia. Sí, para mi habíamos terminado. Ni siquiera me miró y se fue. Me daba igual.
Sonó la campana de inicio de clase. Historia. Genial, justo que quería omitir a la histérica. Entraron todos y se acomodaron en sus bancos. Pensé que me miraría aunque sea de reojo, pero nada. Entró el profesor.
-Jóvenes, comenzaremos la clase con algo de la situación nazi y el Holocausto. ¿Srta. Rutkowski?.- ella apenas alzó su vista.
-No conozco el tema. Disculpe profesor.- bajó la mirada como cuando se ponía incómoda conmigo. ¿Qué le pasaba?
-¿Se encuentra bien? Se ve pálida, ¿quiere ir a la enfermería?.- ella asintió y salió como ráfaga de allí.
La hora pasó lentamente, esto era un verdadero bodrio. Odiaba la materia, no había caso.
Salí de la clase y vi a Sienna en el gimnasio, iba a entrar a preguntarle que le sucedía, cuando vi que una chica la hablaba. No tengo la más puta idea de lo que le dijo, pero su expresión se volvió totalmente triste. No podía acercame a hablarle así como así, eso sería perder mi dignidad o lo que me quedaba de ella. Lo pasé por alto.
En las siguientes horas, ella llegó tarde pidiendo disculpas y se sentó a mi lado, pues no había otro lugar. No me miraba, pero yo si a ella.
-¿Qué necesitas?.- preguntó fría.
-De ti, nada.
-Entonces deja de mirarme.- siguió sin mirarme.
-Lo haré cuando tengas el valor de mirar a la cara a los demás.- la ataqué.
-¿Qué se supone que ganas con eso?
-Saber que sí eres educada, no como lo estás demostrando.
-Bien.- me miró de mala gana.
-Guau, que cara tan expresiva.- dije al ver su rostro serio, a lo que rodó sus hermosos ojos y me mostró su dedo medio, el cual tomé con fuerza antes que ella quisiera bajarlo.
-¡Suéltame, Dominik! Me estás lastimando.- exageró, ni siquiera la sostenía fuerte.
-Vamos, ¿cuándo te lastimé yo a ti?.- su cara de volvió triste otra vez.
-¿Tengo que responder?.- su voz se quebraba.
-Sí, quiero saber eso y porque estas así también.
-No es momento para eso, además contigo no tengo nada que hablar.- dijo y dejé que se safara de mi agarre.
¿Por qué tenía esa actitud de mierda? Demonios.
La clase pasó rápido. Al toque de campana todos salieron corriendo, como siempre. Cuando Sienna se levantó, la tomé del brazo y la arrastré hasta los vestidores del gimnasio.
-¿Qué haces? ¿Adónde me llevas?.- se quejó.
-Tranquila, no te haré nada. Pero quiero que hablemos ahora mismo.- ordené y me observó asustada.
La arrinconé contra los casilleros y coloqué mis brazos, de manera que no pudiera huir y que me mirara a los ojos.
-¿Es necesario que violes mi espacio personal?
-Ya lo hice una vez, y no creo que te haya molestado así que sí.
-Eres un idiota.- bufó.
-Ahora, ¿dime que demonios te sucede? Estuviste rara en todo el maldito día.
-¿Y qué hay con eso? ¿Acaso te importa?.- se burló.
-Sí... Así que habla.- volví a ordenarle.
-No sé que quieres que te diga, así de igual modo, me tengo que ir.- dijo bajando la vista e intentando buscar por donde escapar.
-No te irás.- la tomé de los brazos.- Ahora mírame y confía en mí.
-¿Quieres que confíe en ti? ¿Y Kamine no lo hace?.- dijo con cierta amargura.
-¿Me andas controlando?.- me molesté.
-No, claro que no. Pero olvidas que yo tuve una cuenta en su momento de tu maravilloso juego. No creí que tu "amiga" me contactara por allí.- dijo con tono triste, yo solo quedé mirándola con mis ojos abiertos como platos por lo que oía. Otra mentirosa más a mi lista, Kamine.
-Y-yo... Lo siento. No es lo que crees.- traté de excusarme. En realidad Kamine sólo era una amiga, a la cual le contaba los problemas con mis padres. Pero no pensé que se metería con mi novia, corrijo, ex novia.
-Déjalo ahí, Dominik. No necesito esta mierda, déjame ir.- suplicó.
-Algo más te sucede, ¿qué es?.- quería saber que le ocurría.
-El verdadero motivo de mi depresión y tristeza... Pues nada, cosas de mi casa. Ahora necesito irme a casa, si no te molesta.- no iba a dejar que se vaya.
La acorralé más y más, apretándola contra el casillero. No protestó, es más dejó que lo hiciera. Me coloqué prácticamente encima suyo. Me acerqué a su boca.
-Quiero saber porque estás mal. Quiero ayudarte. Que estés enfadada, no significa que no me importes. Me importas y mucho. Vamos, cuéntame.- susurré en sus labios.
-Mi madre, ella apareció. Mi padre sólo se dedica a golpearme cada vez que hablo del tema, más ahora que sabe que sé de su amante. Luego, desaparece, descontando mis problemas de salud.
-¿Que te pasó? ¿o qué te hiciste?.- fruncí el ceño y no me respondió.- Tu padre y mi madre... Son amantes. Los descubrí en la oficina de mi madre, pero ellos no lo saben. ¿Ahora todo te parece más claro?
Noté sus lágrimas salir. No quería verla así.
-Tranquila, lo importante es que yo estoy aquí.- volví a susurrarle y la besé brusca y ferozmente.- Eres mía.- dije y la metí en las duchas.
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Corregido.
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Justo A Tiempo (Dominik Santorski)
RomanceDominik, un chico de 18 años que sufre muchísimo de bullying luego que sus supuestos amigos le jugaran una mala pasada por besarse con un chico, Aleksander. Su vida dio un giro bastante horrible para él, sumado a la poca atención que le dedican sus...